El recuerdo de una buena exposición siempre perdura. Para que no sea todo trabajo del cerebro y su capacidad memorística, los catálogos ayudan lo suyo. Se convierten en algo parecido a una nueva visita, sin importar que la muestra haya sido ya clausurada o no. Os dejamos con cuatro muy recomendables:
Antonio López. Fundación Bancaja
Fue una de las mejores exposiciones del año pasado y aún se puede visitar, ahora con el bonus track de tres obras más, hasta el 28 de febrero. Una muestra así merecía un catálogo como el que se ha editado. Diseñado por Ibán Ramón, es suculento y generoso en formato, tamaño, páginas y, lo más importante, contenido. Se abre con una entrevista ¡de más de 60 páginas! de Tomás Llorens a Antonio López, en la que repasan (en nueve apartados diferentes) vida y obra del artista. A continuación, la reproducción de todas las obras (de López y de su mujer María Moreno) que se pueden contemplar en la muestra, para acabar con una exhaustiva cronología de exposiciones y de la recepción crítica del propio López. Absolutamente imprescindible.
Prohibit fixar cartells. REA. CCCC
Esta exposición tuvo mucho de celebración por lo que mostraba y por inaugurarse el verano después del confinamiento. Carteles valencianos entre el 2000 y 2010. Pura lujuria, excesiva como una fartà de arroz al horno, y, al mismo tiempo, muy oportuna y esencial. La combinación perfecta. MacDiego y Boke Bazán se encargaron del comisariado y son quienes firman los textos de un catálogo que invita a perderse entre sus páginas, al bureo puro y duro, pero también a poner nombre y apellidos a los profesionales del diseño. Son casi 400 páginas (excelso trabajo de Nociones Unidas) que funcionan como una fotografía del panorama del cartel de estos últimos años en la Comunitat Valenciana. De campañas institucionales a festivales de música, un encuentro intergeneracional en el que conviven todos en igualdad de condiciones. Si ya fue acertado rescatar los carteles de la calle y llevarlos a un museo, este siguiente paso de capturarlos para la eternidad lo es el doble.
Diseño valenciano (2009-2019). IVAM-Alcoi
Zoom al diseño de producto valenciano de la última década. Loable iniciativa la de la muestra (que se puede visitar en la sede del IVAM en Alcoi hasta el 18 de abril), pero sobre todo la del catálogo que, verbalizando su término, se convierte en inventario de aquello sobre lo que trata. Diseñado por Tomás Gorria, dedica una página a cada uno de los diseños, incluyendo la descripción de la pieza, el año, quién lo firma, la empresa o editora que lo comercializa y los premios si los hubiere. Y, de nuevo, como ocurría en el caso anterior, su eclecticismo es una de las mejores noticias, al tiempo que posibilita mayor amplitud de miras. Xavier Giner Ponce, comisario de la muestra, encargado de los textos, va incluso más allá: «La exposición no quiere ser un muestrario de lo que se ha hechi, sino que más allá de su suerte comercial, lo que nos interesa, a la hora de seleccionar las piezas, es el valor que aportan».
Las caras del tiempo. Ricardo Martín. La Nau
De la exposición de retratos de Ricardo Martín en La Nau (hasta el 21 de marzo) ya hablamos en Verlanga cuando entrevistamos al fotógrafo (lo puedes leer aquí). Entonces escribimos que «sus imágenes muestran y cuentan, provocando en el visitante la necesidad de saber más, de conocer el motivo por el que un día fueron capturadas. Su supervivencia fuera del marco delimitado de una publicación e independientemente del texto que pudieran acompañar en su día, revaloriza unas instantáneas que supuran periodismo por sus poros». El catálogo (limpio y elegante, diseñado por Álvaro Sanchis y Melani Lleonart, Estudi Pedra) ahonda en esa sensación. Junto a la reproducción de las instantáneas, se incluyen sendos magníficos perfiles trazados por Manuel Vicent y Antonio Muñoz Molina; un emotivo texto de Fernando Delgado titulado «Voces y rostros del arte valenciano»; y una interesantísima entrevista a cargo de Elvira Lindo. El libro se cierra con breves biografías de todos los retratados. Si la muestra no hay que perdérsela, el catálogo tampoco hay que dejarlo escapar.