La Nau acoge la mayor retrospectiva sobre Miguel de Molina, con materiales inéditos y un enfoque en todas sus facetas creativas.
La Sala Acadèmia del Centre Cultural La Nau acoge hasta el 26 de octubre la exposición Miguel de Molina: Yo quiero ser diferente, una ambiciosa retrospectiva que repasa la vida y el legado de esta figura esencial de la cultura escénica del siglo XX. Organizada por la Universitat de València y la Fundación Miguel de Molina, la muestra reúne materiales inéditos que recorren su trayectoria desde sus inicios en los años treinta en Madrid hasta su exilio y retirada en Buenos Aires, en 1960.
La exposición, comisariada por Stéphanie Demange (Université de Toulon) y Laurie-Anne Laget (Sorbonne Université), presenta un enfoque integral del artista: cantante de coplas, bailaor, escenógrafo, coreógrafo, diseñador de vestuario, poeta, novelista y diarista. El archivo que nutre esta exposición ha sido reunido durante más de dos décadas por Alejandro Salade, sobrino-nieto del artista y director de la Fundación Miguel de Molina.
Considerado un creador poliédrico, Miguel de Molina (Málaga, 1908 – Buenos Aires, 1993) rompió los límites del género de la copla para proyectarse como un artista total. Además de su voz y presencia escénica, diseñaba sus propios espectáculos, se encargaba de la escenografía, el vestuario e incluso la estrategia de promoción. Su figura fue reprimida por el franquismo por razones políticas y de orientación sexual, y su obra sigue siendo un referente por su singularidad y compromiso.

Blusa de baile y chalequillo realizado en brocado tradicional valenciano. Fundación Miguel de Molina
La exposición se articula en siete secciones temáticas. La primera, Vestuario de diseño, recoge las blusas, trajes y complementos creados por el propio artista. Le sigue Escenografía, que muestra bocetos y elementos de los espectáculos que él mismo concebía. La tercera sección está dedicada a València, ciudad clave en su biografía, donde conoció el éxito y también la represión. En 1930 triunfó, pero en los años 39 y 40 fue represaliado y detenido en Buñol. En 1942 se exilió a Argentina. Volvió a València en 1957, y volvió a ser aclamado por el público. Parte de los objetos más personales de esta sección provienen del piso de la calle Císcar, donde vivió su madre hasta su fallecimiento en 1947.
En sus memorias, Molina describió València como «posiblemente la ciudad de España a la que más debo artísticamente y donde se produciría mi verdadera consagración». La muestra presenta documentación diversa que ilustra su vínculo emocional y artístico con la ciudad.
Las siguientes secciones recorren su participación en el cine, su trabajo como coreógrafo y bailarín, y su intensa vida social, en la que se relacionó con figuras como Lola Flores, Sara Montiel, Joan Manuel Serrat y Manolete. El recorrido concluye con el Libro de Oro del artista, que reúne dedicatorias de personalidades como Rafael Alberti, Javier López de la Serna y Federico García Lorca, cuya firma —borrada por precaución durante la posguerra— ha sido montada en una hoja suspendida que permite vislumbrar su trazo al trasluz.
La exposición forma parte del programa El valor de la diversitat: art, restitució i memòria, que incluye cinco propuestas expositivas impulsadas por la Universitat de València para poner en valor figuras relevantes del exilio republicano y los derechos humanos. En paralelo, se ha constituido una cátedra dedicada al exilio junto con el Ateneo Español de México, que recientemente reunió en La Nau a familiares de exiliados y especialistas.
La muestra cuenta con la colaboración de la Fundación Miguel de Molina, la Generalitat Valenciana, la Casa de Velázquez, Sorbonne Université, Université de Toulon y el Institut Universitaire de France.