En un mundo ideal Milimbo no sería una editorial o un estudio gráfico, sería una ciudad entera. Como eso no existe aún, hay que conformarse con acontecimientos puntuales como la exposición Toys & Joys, que se puede visitar hasta el 25 de enero en la librería Estudio 64. Entre ilustraciones originales, miniaturas, maquetas y prototipos de juguetes que nunca se hicieron y objetos de papel y cartón se acaricia la felicidad.
El espacio reducido de la muestra se multiplica en la cabeza de cada visitante ante la magnitud de sensaciones, ideas, vivencias no vividas o sueños que se proyectan desde las obras. Con naturalidad se querrá explorar montes de árboles en sombras junto a la pandilla que parece divertirse así o darle la mano a alguno de los pequeños personajillos que deambulan por la exposición.
Elegante, frugal, evocador, mágico, sencillo, hipnotizante, … los adjetivos se van dejando caer por las paredes y distintos soportes, con la certeza de que habría que inventar una palabra para abarcar entero el mundo Milimbo. Esa que lo valore más allá de las técnicas, su diseño y su imaginación, y se centre en el mundo narrativo que son capaces de crear y que en Toys & Joys tienta al visitante con un montón de realidades que juegan, traviesas, a la confusión para que participe.
En Milimbo disfrutan contando historias con las imágenes. Y ese es el hilo conductor inexistente que se acaba tejiendo en torno al material recogido. Una redimensión de las manualidades, del cuento infantil, del juego, para convertirlo en más divertido, más bonito, más atractivo. No se trata de peterpanismo, ni de sacar el niño que llevamos dentro. Es, simplemente, disfrutar como adultos con cosas que también nos hubieran encantado cuando éramos pequeños.