Foto Francesc Planes

Foto: Francesc Planes

¿Cómo se fotografía un sentimiento? Francesc Planes lo ha logrado en su última exposición en Volta Art Gallery, donde el éxtasis de la llumenà fallera se traduce a imágenes. Una propuesta que juega con la reproducción y la tradición para encontrar una nueva manera de mirar las fallas.

Cuando parecía que no podía haber nada más clásico estas fallas*, empieza a resonar por las calles un concepto que, lejos de ser nuevo, apela a la tradición valenciana más pura: la llumenà.

*Aquí me encantaría añadir «que el monumento que nos han plantado en la plaza del Ayuntamiento» pero entiendo que no deberíamos, así que lo dejamos sin esa frase salvo que consideréis que sí que podemos, porque menudo filón el de la falla del Ayuntamiento este año…

Foto Francesc Planes

Foto Francesc Planes

Foto Francesc Planes

Foto Francesc Planes

Bajo este nombre se ha recogido la propuesta del fotógrafo valenciano Francesc Planes, que ha ocupado el espacio de Volta Art Gallery hasta el pasado 22 de marzo. El término llumenà, bajo el que se engloba la muestra, alude al sentimiento que experimentan las falleras durante la Ofrenda de Flores, al —por fin— vislumbrar a la Mare de Déu dels Desamparats tras el largo recorrido que las lleva a ella. Un sentimiento de éxtasis y devoción, que perdura desde hace décadas y que permanece inmutable ante el desgaste de los años.

Es curioso como algo tan personal, una vivencia tan íntima, puede llegar a ser ser retratada y escenografiada tan nítidamente; e incluso cómo se puede llegar a encontrar entre los rostros de las mujeres retratadas ciertas similitudes, que las unen y las hacen formar parte un algo común. Y, de igual modo que a lo largo de la historia una misma manera de retratar a la virgen ha acabado creando un código de representación, Francesc Planes crea con sus imágenes lo que podría sentar una nueva manera de retratar a las falleras.

Podría parecer incluso demasiado ambicioso pretender acuerpar algo tan intangible como lo es el sentimiento puro; así como puede ser complicado tratar de explicar a alguien que no ha vivido las fallas lo que realmente son —salvando las distancias de gustos y preferencias—. ¿Tiene sentido retratar algo inasible? ¿Qué forma se le da? Lo que está claro es que con estas fotografías asistimos a algo tanto inédito como tradicional: retratos que se salen de la norma de representación de la figura fallera, vistos desde el ojo de la fotografía de moda propia de Francesc Planes, que dan cuerpo a lo incorpóreo y sientan lo que podría ser un precedente para la tradición.

Es curioso como algo tan personal, una vivencia tan íntima, puede llegar a ser ser retratada y escenografiada tan nítidamente; e incluso cómo se puede llegar a encontrar entre los rostros de las mujeres retratadas ciertas similitudes, que las unen y las hacen formar parte un algo común.

Foto: Carla Díaz Toledo

Hace unos días en un paseo fallero, en un (pésimo) intento de esquivar petardos, pasaba por la calle Caballeros. Me fijé en que muchos de los bonitos balcones de hierro forjado, típicos de València, esos que tienen preciosas cerámicas por debajo, lucían estandartes de la Virgen; piezas de tela que son desempolvadas año tras año para dejarse ver por unos días y que ahora ya han vuelto al cajón. También me di cuenta de que, como si de una plaga se tratase, proliferaban las cartelas que anunciaban la cercanía desde tu ubicación a la Basílica de la Mare de Déu. Incluso en el suelo di con afiches de la virgen de muy diverso formato. Pensé en lo mismo que pienso cuando veo a personas grabando videos en conciertos, o tomando una foto de las Torres de Quart pese a que en Google la puedes encontrar con mucha mejor calidad y sin todo el decorado de turistas.

Walter Benjamin hablaba de la pérdida del aura en la imagen en la época de su reproducibilidad técnica. Para este crítico y filósofo el aura es el carácter único e irrepetible que tiene una obra situada en su contexto original, con su historia y su vinculación a un tiempo y un espacio concretos. La reproducción técnica masiva —ya sea por medio de fotografías, impresiones u otros medios— hace que la obra se desligue de su contexto original y se convierta en un objeto que ha perdido su singularidad, pero que pasa a ser resignificable. En está época del año en la que la ciudad se llena de imágenes de la verge —aunque los hay quienes, fieles devotos, prefieren mantenerse firmes a ello independientemente de la estación—, dar con el sentimiento de la llumenà y, sobre todo, saber retratarlo, es meritorio.

Pese a todo, las falleras continuan experimentando la iluminación; y la reproducción masiva de la imagen permite que circule más allá de los espacios tradicionales del arte o la religión, llegando así a arraigarse en la cultura. Es en ese momento que entra Francesc Planes con su flash, captando ese instante efímero y transformándolo en una nueva tipología; en una reinterpretación de lo sagrado a través del lenguaje de la moda y la contemporaneidad. No solo recoge la emoción, sino que la propaga y le ayuda a encontrar su forma. Una forma que además también es física, tangible. Que lo que se puede tocar también tiene su propia aura.