Recreo es, según la RAE, sitio o lugar apto para diversión. Del 2 al 4 de octubre será también el nombre de la feria de libros de arte (Art Books) que se celebrará en València. Un evento al que la definición del diccionario se le ajusta a la perfección.
Recreo, que se celebrará en La Mina, es una iniciativa de la editorial Handshake y de la plataforma de investigación y experimentación gráfica Santanasantana. Los responsables de ambos proyectos ( Jaime Sebastián, Rubén Montesinos, Aythami Castellano e Iván Santana),comparten la dirección de esta cita.
Según se puede leer en su web, «Recreo se posiciona como una alternativa joven en el contexto de las ferias del libro y arte impreso, buscando cubrir el amplio espectro dentro del panorama de las publicaciones impresas. Si bien València es, y ha sido, el hogar de otras propuestas de entusiastas de la impresión, Recreo es la primera que sigue el modelo de «Art Book Fair» que se ha extendido a tantas comunidades en los últimos años. El objetivo de Recreo es crear un espacio de intercambio, producción y representación; participar de la dinamización cultural de nuestro entorno; y apoyar al desarrollo de una red internacional de creativos».
Casi cincuenta editoriales estarán presentes en esta primera edición de Recreo, que incluye, además en su programación, charlas, lecturas, proyecciones, talleres, exposiciones y presentaciones. Como prólogo a la misma le hemos preguntado a ocho de sus participantes (Contrafotografía, La Documental Edicions, Ruja Press, Tapas Duras, Estudi Mirador, Per(r)ucho, Bandiz Studio y Formo) por el panorama actual del Art Book. Y esto es lo que nos han contestado:
David Garcerán y Diego Piqueras (Contrafotografía)
Tristan Tzara en su manifiesto Dadá decía que «el arte está necesitado de una operación». Es una frase gestada en 1916 que leída en 2020 aumenta en decibelios; sin embargo parece que no resuena su eco entre la comunidad de la publicación artística. Y digo comunidad por decirlo de alguna forma. No se puede crear algo cercano a una «escena» con precios que dejan fuera a la mayoría de personas que podrían estar interesadas, con contenidos vacíos aunque preciosos estéticamente. Hoy más que nunca la publicación impresa debe recurrir a abrazar la política y asestar un golpe definitivo a las élites pretenciosas («pretensiones recalentadas» decía Tzara del arte, ¡me suena!). ¡Saquen de aquí a estos vándalos! ¡Ustedes no son Dalí! Y en caso de que lo sean… peor aún.
La obsesión por lo ajeno y muy especialmente por la cultura anglosajona les va a matar en algún momento. No seremos nosotros quienes tiren de ese carro, el inglés no nos representa y no nos interesa ser vistos fuera. Hay una tendencia al globalismo de cada publicación como si eso fuese a hacerla más «vendible», como si el contenido se tornase interesante de pronto al crearla suficientemente capaz como para sobrevivir dentro y fuera de nuestras fronteras. Ese modelo es autolesivo y debería acabar de inmediato. Digan no al colonialismo cultural.
Hoy día el fenómeno del «art book» en la península ibérica crea productos pero no contenidos. Es vital conocer el contenido para crear el producto ¡y eso desde luego se hace muy bien! pero todo queda en reductos, en pequeñas grietas del pavimento; así nada puede florecer. Vivimos en un mundo extremadamente esterilizado y higiénico, blanco conceptualmente: hay que mancharlo de cualquier cosa. Sea como sea, ese es nuestro deber y debemos cumplir con él, porque no nos podemos fiar de que otros lo hagan por nosotros. Pero no se preocupen, aquí llegan las buenas noticias: el primer pie ya está puesto.
Por suerte para la editorial gráfica física y virtual hay espacio para crear sin caer en la auténtica barbarie de la estética, sin dejar fuera a nadie, sin salir del underground ni profesionalizar algo innecesariamente. El hueco no se ha creado ahora, es algo que ha existido desde siempre, pero las paredes sí parece que se han comprimido. Hay cierta sensación de ahogo al publicar sin beneficios, sin empresas, sin anuncios, sin ningún tipo de ayuda externa, pero también nos recorre el cuerpo la adrenalina de lo que está por venir, de las posibilidades que se abren ante nosotros.
Empujar esas paredes es mucho más sencillo gracias a Recreo y otras ferias similares, afinan los mecanismos y engarzan proyectos. El futuro está en lo digital, sin fronteras y sin presupuestos, posibilitando poner precios justos o no ponerlos. El devenir de esta industria no lo conocemos, pero desde luego sí creemos que necesita esa operación.
Álvaro de los Ángeles (La Documental Edicions)
La cantidad de libros de arte que se publican hoy en día es bastante mayor que hace un tiempo, en parte debido a la mejora en la calidad de impresión digital, que en casi todas las imprentas se ha impuesto como medio único para tiradas pequeñas y medianas, es decir, aquellas que están por debajo de los 1000 ejemplares. Se ha ganado en disponibilidad, rapidez y en reducción de costes globales; es decir, al poder reducir el número de libros de las tiradas estos gastos son más bajos, pero no así el coste unitario de cada libro, que lógicamente se ha encarecido. Por otro lado, se han perdido «oficios» importantes para el libro de arte, como por ejemplo la fotomecánica. Este paso intermedio fundamental o ya no se hace o deben realizarlo los diseñadores, que lo integran dentro de sus cada vez más «pingües beneficios». Mientras sí se sigue desempeñando para catálogos de diseño industrial, se ha evaporado en el caso de los libros de arte, lo que indica la precariedad generalizada que envuelve la cultura en relación con otros sectores industriales.
Este cambio de paradigma ha traído la ventaja que supone acceder a publicar de manera rápida y asequible, pero su desventaja implícita puede hallarse en la sobre saturación (¿existe tanto público interesado?) o en la dudosa calidad de lo publicado. En cualquier caso, siempre veré más positivo pasarse en el volumen de libros de arte publicados por exceso que por defecto. Al fin y al cabo, no son sino materiales complejos y atractivos que hablan desde nuestro presente, de las cuestiones que nos afectan en nuestro día a día; que se lanzan al frente —en ese camino haciéndose— para imaginar posibilidades reales y ficticias de conocimiento relacional.
Las editoriales pequeñas o incluso las microscópicas, como La documental edicions, tienen que existir sabiendo la dificultad de su destino y también la importancia de su existencia, porque deben ser plataformas especializadas de aquello que no tiene otro modo de producción editorial. Al igual que ha pasado con conceptos vinculados a lo expositivo, como el giro archivístico o el educacional, el giro editorial tiene su sentido en cuanto al extrañamiento de su presencia en lugares o contextos, como en esta nueva feria de edición Recreo, donde la especialización pueda devenir un compromiso identitario.
José Quintanar (Ruja Press)
La edición como práctica artística está pasando por un buen momento desde el punto de vista productivo. Hay más artistas que nunca trabajando con el formato del libro y experimentando con todas las posibilidades de la edición en papel, tanto desde el punto de vista del libro como objeto de contemplación hasta el libro generado como una herramienta poética de comunicación. En los años 60 y 70, los años dorados de los libros de artista, surgen como una manera no solo de desmaterializar el objeto artístico sino como una oportunidad de derribar los muros del museo, de las galerías y del mercado del arte. Hoy en día el arte está pasando por un momento parecido. Vemos como muchos artistas están explorando con otros formatos y espacios alternativos de arte, y el libro es una alternativa más. Además, el abaratamiento de los sistemas de producción de los libros también ha ayudado, ya que hace del libro un objeto con mucho más potencial. El abaratamiento de la producción genera un abaratamiento del precio de venta que lo convierte en un objeto aún mucho más accesible para todo el mundo. Nunca comprar un objeto de arte ha sido tan barato como un libro.
También podemos decir que es un síntoma del momento que nos ha tocado vivir. La precariedad del mundo del arte a todos los niveles hace que nuevos medios independientes y alternativos aparezcan fuera de los engranajes del mercado, fuera de la academia y fuera de la institucion. Internet también ha ayudado a construir una red de intercambio de todo tipo que, por ejemplo, en los años 70 era impensable. Ahora se celebran ferias de Libros de Arte en todo el mundo y ves como los artistas se mueven por todos ellos.
Hay que decir que se ha llegado a un punto en el que empieza a abrumar. Prácticamente, casi cada fin de semana, desde septiembre a julio, hay una feria, y se empieza a repensar también el formato de las feria. Es interesante por ejemplo los cambios que la pandemia está generando en el formato de las ferias. Por ejemplo, Vancouver Art Book Fair, también en octubre, va a ser una feria totalmente en streaming, donde cada artista editor en vez de tener su mesa con libros, deberá estar conectado para poder hablar con los visitantes online y explicar y vender sus proyectos y libros. Tengo mucha curiosidad con el resultado, porque el gran cambio producido es espacial, arquitectónico.
En cuanto a las carencias, muchos dirían que hasta que punto uno puede sobrevivir o vivir de ello. No conozco a ningún artista-editor que su única fuente de ingresos sea la edición. En mi opinión, es un asunto complicado. No querer formar parte del mercado del arte, mantenerte al margen de toda institución, de toda crítica, e incluso de la academia, te deja en una posición muy débil desde el punto de vista de la supervivencia. Lo que pasa, es que es también donde reside todo lo atractivo. No hay que olvidar que el artista-editor lo hace sobre todo por una fuerte convicción social y política.
Blanca Sanfélix, Ana R. Leiva y Laura Donate (Tapas Duras)
Blanca Sanfélix: La verdad es que a pesar del covid pienso que seguimos estando en un momento de auge, los festivales siguen proliferando y han conseguido adaptarse a la nueva situación creando nuevos formatos.
Ana R. Leiva: En sí mismo, el panorama creativo y editorial del Art Book yo no veo que haya sufrido un parón, al contrario, mantiene esa inercia creciente que ya se veía desde hace unos años, un montón de nuevas editoriales y mucha autoedición, y todo a su alrededor, presentaciones, ferias, charlas, talleres etc adaptándose.
Laura Donate: Incluso el propio covid ha traído nuevas publicaciones en torno a este tema porque la posibilidad de producir pequeñas tiradas a precios bajos sigue estando ahí. Esperemos que no sea todo una burbuja dentro de otra burbuja de la que despertemos en unos años sumidos en la crisis absoluta. Aunque si así fuera, seguro que siempre habrá alguien que haga una publicación de ello.
Tapas Duras: ¡Larga vida al Art Book!
Aida Vizcaíno Estevan, Carles Rodrigo Monzó y Tono Vizcaíno Estevan (Estudi Mirador)
De partida sería interesante reflexionar sobre qué es realmente un libro de arte, y si en la actualidad esta etiqueta es capaz de englobar el amplio espectro de proyectos que abordan la edición como práctica artística. Teniendo en cuenta el contexto de los últimos años, donde el mundo digital ha abierto posibilidades de acceso y difusión casi infinitas, la publicación en papel, en claro retroceso, tiene la oportunidad de diferenciarse enfocando la edición hacia la experimentación y hacia la creación de conceptos elaborados, en los que la interacción con la obra se convierta en algo todavía más experiencial.
Lo interesante, bajo nuestro punto de vista como colectivo especializado en investigación cultural, es que este formato haya desbordado los límites del ámbito artístico y se esté dejando ver en otros campos, como las Humanidades y las Ciencias Sociales, tradicionalmente alejados de estos planteamientos editoriales. En València, esta forma de concebir los proyectos editoriales está cada vez más presente, por lo que la celebración de una Art Book Fair como Recreo servirá de punto de encuentro y soporte para el sector.
Jaime Ortega (Per(r)ucho)
Podemos decir que hasta marzo el mundillo de Art Book estaba en plena efervescencia en todo el mundo, las ferias se sucedían por todo el planeta y el nivel creativo de los participantes no paraba de aumentar. Creo que la situación era inmejorable y prueba de ello es que algunas librerías importantes estaban abriendo su espacio expositivo a nuestros libros. El público, por lo demás, se estaba familiarizando con algunas técnicas de producción que les eran desconocidas, la serigrafía, la risografía y la edición tipográfica. Veremos si gracias a iniciativas como Recreo la situación vuelve a ser la de hace unos meses. Más nos vale pues los que formábamos parte del variopinto circuito de ferias que se había construido en torno al Art Book estamos atravesando una crisis sin precedentes. Veremos en que acaba.
David Heofs (Bandiz Studio)
Creo que las Art Book Fair’s están evolucionando muy rápido durante la última década. Hace años había un número de ferias y eventos anuales contados y ahora muchos países cuentan con una o dos entre sus ciudades. Las que llevan más años de trayectoria se están expandiendo y realizan más de un evento al año. Al ser un formato muy abierto, hay ferias que mezclan además de charlas o presentaciones alguna exposición, concierto, fiesta, workshop… Personalmente son las que más me gustan, aquellas que no solo se centran en las editoriales y proponen nuevas actividades o puntos de encuentro. Las ferias que solo se limitan a un formato de exhibición de editoriales son menos dinámicas para los expositores y el propio público, que al final acaba acudiendo al evento un rato concreto en vez de adentrarse en la programación durante varios días.
Antonio Ballesteros (Formo)
La verdad es que no soy un buen conocedor de las Art Book. Conozco Libros Mutantes (Madrid) y Tenderete (València) de asistir varias ediciones (y participar alguna). Las Art Book internacionales las conozco de husmear con internet… pero no podría opinar sobre ellas por falta de información y desconocimiento. Considero que Libros Mutantes y Tenderete tienen bastante calidad en cuanto a su programa y publicaciones. Es realmente divertido pasar el rato con amigas viendo publicaciones frescas, sugerentes, rompedoras, extrañas… Por criticar algo diría que se saturan bastante, me sobran algunos cómics y me faltan más libros de arte, fotografía, arquitectura y todas esas zumbadas sin disciplina definida. En ese sentido, al menos en lo que respecta a València, creo que Recreo va a complementarse perfectamente con la maravillosa Tenderete.
Enrique Doza (TD Papeles)
En primer lugar deberíamos definir cómo es ese panorama y si existe realmente. Esto lo comento porque TD Papeles es una editorial de fanzines, formato marginal y un poco distante del concepto de libro de artista. Y aunque nosotros nos valemos de muchos aspectos de un libro de artista, también apelamos a otros aspectos propios del fotolibro. Pero ¿un fanzine es un libro de artista? y la respuesta seria: puede ser. ¿Es el libro Celtibéria Show de Luis Carandell, un libro de artista?. También podría ser, pero sabemos que se trata de una publicación híbrida de carácter crónico exótico.
Desde la incursión del fotolibro como objeto novedoso en PHotoEspaña, se generó una cierta esperanza blanca en términos de mercado. Algunos fotógrafos vieron el filón de editar libros de fotografía que se distanciaran del convencional Portafolio fotográfico o catalogo de exposición, para asemejarse más a algo de naturaleza poética. Y digo poética y no artística, pues es más efectivo vender fotografías poéticas que fotografías artísticas.
Bueno dejando estas reflexiones de lado, te comento que desde 2010 se inició una nueva etapa en lo editorial en España, gracias a la aparición de eventos como Libros Mutantes en Madrid, Tenderete en Valencia o el Gutter Fest en Barcelona. Esta nueva era de lo editorial se presentó como una corriente alternativa donde los fanzines, libros de artistas, cómics y por último, los fotolibros se dan cita para exponer y vender producción independiente y privada. Esto genero mucha expectativa, pues surgieron muchas editoriales nuevas, como nosotros por ejemplo, ampliando asi la oferta, temas, aproximaciones y aportando mucha variedad de oferta. Desde mi punto de vista, es altamente positivo, pero al mismo tiempo se transformó en una línea a seguir, una tendencia no solo de oficio, sino también de estilo.
Cuando las ferias se han visto presionadas a profesionalizar sus actividades, y crecer física y económicamente, todo dio un giro inesperado, pues ya no era rentable participar en una feria de carácter independiente donde tenías que pagar por participar. Sabiendo que estas ferias no son organizadas con una preselección previa y haciendo cribajes estilísticos. El pago de una cuota participativa es algo habitual en las ferias a nivel mundial y europeo, siendo las ferias antes mencionadas, un oasis para los editores noveles y alternativos. Esto estimuló mucho y bien al sector, pero luego se convirtió en una pega, pues muchas veces los costes de participación superan las posibles ventas de editores pequeños que no editan por ejemplo: grandes tirajes, tapa dura, impresión en color y de alta calidad, contenidos amables y de tendencias y con precios por debajo de 5€.
En este momento y siempre desde mi punto de vista, nos ha quedado un panorama muy raro o quizás diferente al que nos esperábamos. Nuevas ferias han aparecido desde 2017 y también han incurrido las Art Book Fair como marcas de ciudad, a alimentar el supuesto creciente interés por los libros de artistas no clásicos, y a la erupción de muchas variantes y tipos de edición y temas pero al mismo tiempo ha dejado un mercado editorial que se esfuerza en competir con ARCO o PHotoEspaña, y no en ser más sostenibles y originales. En España es muy arriesgado ser original, ya se sabe. Las nuevas ferias independientes deben arriesgarse a ser sostenibles y originales, para que la producción editorial artística y no artística también, se mantenga activa y sigan existiendo plataformas donde no solo se vendan libros, sino donde los creadores, artistas, editores, coleccionistas y aficionados, puedan encontrarse y generar nuevos nodos. Es lo que hace falta. Hacer nuevas redes, no solo nuevas audiencias.