«El samurái cool» a pesar de tener en la portada a Leonardo di Caprio es un libro dedicado a la obra y vida del director Quentin Tarantino. Su autor, Ramón Alfonso ha indagado, al tiempo que ha pasado por el turmix de su propia subjetividad, sus películas, referencias, guiños y vivencias; dando como resultado un volumen extenso y necesario.
¿Por qué un libro sobre Tarantino?
Quentin Tarantino es un magnífico cineasta, es más creo que junto con Paul Thomas Anderson o David Fincher, es posiblemente el mejor realizador en activo del cine USA contemporáneo. Es un autor muy conocido por el gran público pero en muchas ocasiones malentendido. Se ha escrito mucho sobre su obra y figura pero dichos textos en rara ocasión se han apartado de lugares comunes poco interesantes. De alguna manera, creo que pese a ser un realizador muy popular en el fondo continúa siendo un gran desconocido. En España además los libros publicados alrededor de su filmografía estaban lo suficientemente desfasados, como mucho llegaban hasta el díptico “Kill Bill”. Sumando estas ideas creo que era pues fundamental la aparición de un libro que analizara con el suficiente rigor su obra íntegra.
¿Cuál fue la hoja de ruta del libro?
Planifiqué el esqueleto rápidamente, tenía claro que quería combinar la biografía del personaje con el análisis crítico, que para mí es sin lugar a dudas el corazón de la obra.
Es un libro donde tu opinión personal sobre películas y actores está presente, ¿Fue intencionado desde el principio o surgió de la escritura?
Desde el principio tuve clara la estructura y tono a seguir. El libro tiene una clara vocación crítica, por tanto obviar las valoraciones subjetivas hubiera desvirtuado por completo la esencia.
¿Qué fue lo más difícil de llevar a cabo en el proyecto?
Una vez definidos los dos primeros capítulos, en definitiva una vez se encuentra la verdadera identidad del libro, probablemente lo más dificultoso fue cumplir con el plazo de entrega que, por mutuo acuerdo, la editorial y yo fijamos muy ajustado a fin de poder presentar el libro en las mismas fechas que “Django desencadenado”, el último trabajo del cineasta, llegaba a las pantallas españolas.
Siendo Tarantino un director tan aplaudido como vilipendiado, ¿tomaste alguna precaución a la hora de abordar su figura?
Ninguna, una vez definí la personalidad del monográfico, únicamente traté de ser fiel, en todo momento, a mi propio criterio. Es decir, intenté mientras redactaba seguir mi propio instinto y criterio y jamás dejarme llevar por espejismos o hipotéticas verdades absolutas construidas alrededor de la figura del realizador.
Durante la escritura del libro, ¿redescubriste algo de él?
Tarantino es una figura pública y además, en gran medida, un exhibicionista. De igual forma, se ha escrito mucho sobre su vida, de manera que a estas alturas es difícil toparse con una anécdota desconocida valiosa. No obstante, me gustó especialmente ahondar en su etapa de dependiente en el videoclub Video Archives, durante la cual profundizó en su formación cinéfaga y además trató de rodar un primer largometraje, “My Best Friend´s Birthday”.
¿Es lo peor de Tarantino la cantidad de imitadores cutres que han salido?. ¿Crees que él tiene alguna responsabilidad de ello?
En parte, después del éxito, a mediados de los noventa, de “Pulp Fiction, el propio autor, durante una temporada (en definitiva hasta que empezó a trabajar en “Jackie Brown”), hinchado por la fama y el reconocimiento, banalizó su propia figura, e inclusive su mirada, apadrinando, o al menos aplaudiendo, innumerables deformaciones de su trabajo. En efecto, durante bastantes años muchos directores pretendieron emular el estilo tarantiniano sin en definitiva entenderlo, quedándose con los aspectos con sus aspectos más vistosos pero superficiales.
¿Qué crees que le queda por hacer? ¿Piensas que cumplirá lo de sólo rodar 10 películas?
Tarantino es un adolescente atrapado en el cuerpo de un hombre de cincuenta años y además es un amante de los grandes titulares. Tengo mis serias dudas de que se retire cuando ruede su décima película, y si por alguna extraña razón se le ocurre cumplir dicha ocurrencia, seguramente se sacará de la manga una trampa que le permita seguir trabajando. En cuanto a lo que le queda por hacer, respecto a los géneros, ojalá se arrimara al terror, creo que un giallo en manos de Tarantino, o inclusive una metamorfosis del cine licántropo de Paul Naschy, podría ser sensacional.
Si tuvieras que comparar a Tarantino con algún director clásico de años anteriores, ¿con quién sería?
Tarantino es en esencia un posmoderno. Su figura está ligada al cine moderno y bebe de innumerables fuentes, de Fuller a Godard, pasando por Leone, Suzuki, John Woo o Sam Peckinpah. Creo que es difícil, o sencillamente imposible, encontrar, en un cineasta que ha hecho del caótico collage light y de la deslenguada transgresión de los géneros, parte inseparable de su mirada, un referente clásico con el que pueda compararse. Evidentemente, Tarantino no está inventando demasiado, buena parte de sus hallazgos se presentaron en los sesenta, sin embargo, dichos aciertos en un contexto tan estereotipado y conservador como el contemporáneo parecen sin lugar a dudas cobrar una importancia asombrosa.
Si pudieras hacerle una sola pregunta a Tarantino, ¿cuál sería?
Además de preguntarle por innumerables títulos malditos que posiblemente sólo ha conseguido visionar un personaje como él, creo que le pediría que me desvelara datos de su próximo proyecto, eso sí, su proyecto real, no los incontables largometrajes estrafalarios (una nueva versión de Godzilla, un “Viernes 13”, un 007 o un remake de “Faster, Pussycat! Kill! Kill!”) que entre producción y producción anuncia.