Berta Ferrer

Soy Berta Ferrer, Arquitecta de libros (@arquitectadelibros). Tras estudiar Arquitectura en Valencia y un Máster en Diseño Gráfico y Editorial en Londres, mi trabajo se centra en la exploración de la materialidad del libro. Investigo sobre libros, diseño libros, imparto talleres sobre libros y experimento con libros (y espero también escribir algún libro sobre libros). Me interesa el libro como objeto y no sólo su contenido impreso, y cómo se puede contar una historia a través de su materialidad.

Uno de mis proyectos más recientes ha sido el libro entrevista a Marisa Gallén, que hace unas semanas se presentó en la librería Bangarang. Este proyecto es la transcripción de una entrevista que Genoveva Carrión realizó a Marisa Gallén y busca materializar el espacio-tiempo de esa conversación en las páginas del libro. El resultado es una exploración entre el límite del lenguaje oral y el escrito, entre la parte tangible e intangible de la lectura.

¿Somos lo que leemos?

Sí, por supuesto. Somos lo que leemos y también cómo lo leemos. Por qué elegimos leer un cierto libro en papel y otro en digital, por ejemplo. Cada vez estoy más convencida de que la dimensión física de la lectura tiene una gran influencia en cómo nos afecta, cómo digerimos, cómo reaccionamos al interactuar con el contenido escrito.

Un libro de tu infancia

Las brujas, de Roald Dahl. Fui una gran lectora de todas sus historias, pero recuerdo ésta en particular como una de las primeras que me sobrecogió y enamoró a partes iguales. Más tarde lo redescubrí en Someone Like You con sus historias para adultos. Me fascina su lado macabro.

Un libro de tu adolescencia

Los tres mosqueteros, de Alexandre Dumas. D’Artagnan y Athos siempre han estado entre mis personajes más queridos. Hace unos años leí por fin El Conde de Montecristo y volví a disfrutar como una niña con Dumas.

Un libro de tu juventud

La trilogía de Nueva York, de Paul Auster. Siempre digo que Auster es una de mis debilidades, el ojito derecho de mi estantería. Lo descubrí, casualmente, en un viaje a Nueva York y su manejo del azar y del error cambió por completo mi manera de leer. No creo que sea coincidencia que hoy en día me interesen tanto los bucles temporales y el espacio-tiempo en la literatura.

Un libro actual

House of Leaves, de Mark Z. Danielewski. Llevo cinco años inmersa en el laberinto narrativo y físico que es este libro, uno de ejemplos que vertebran mi tesis doctoral. La novela no sólo ha marcado mi recorrido como investigadora, sino también mi evolución como arquitecta de libros y mi interés por la materialidad del libro. Es una novela muy interesante a todos los niveles, pero lo más importante para mí es la manera en la que su autor consigue integrar la parte física del libro en la narrativa. Es una novela que sólo funciona en papel, toda una declaración de intenciones.

Un libro de siempre

Sin duda alguna, Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen. Y si se me permite, también Los Miserables, de Victor Hugo. Los dos libros encajarían a su vez en la categoría de mis libros de juventud. Mi biografía como lectora está marcada por la literatura del siglo diecinueve y, en especial, la británica. Por eso Austen, con su maravillosa delicadeza y maestría en retratar la sociedad de una época, es tan querida para mí. Estas dos novelas marcaron un antes y un después en mi trayectoria lectora.

Un libro por leer

String Book, de Keith Smith. También conocido como Book 91. Se trata de un libro de artista con las páginas en blanco: el único contenido es el hilo que las cruza de distintas formas y las une a todas. De esta manera, la lectura se ralentiza y se convierte en algo muy físico para evitar que el paso de la página no rompa el papel al rozar con el hilo. Un libro que visibiliza el acto de lectura y los gestos y movimientos necesarios que definen el acto de leer.

Un libro que no pudiste acabar de leer

Cent mille milliards de poèmes, de Raymond Queneau. Un libro maravilloso y potencialmente infinito en el que los diez poemas que lo componen tienen sus catorce versos cortados en líneas horizontales. Así, se crea una máquina de hacer poemas con cien mil millones de posibilidades. Para leerlas todas necesitaría doscientos millones de años.

Un libro que te gustaría haber escrito

The Unfortunates, de B.S. Johnson. No me canso de recomendar este libro, por su forma y por su contenido. Se trata de una novela con los capítulos desencuadernados y metidos en una caja, en la que el autor le pide al lector que baraje las piezas antes de empezar a leer. El texto contiene las memorias del autor sobre su relación con un amigo que fallece de cáncer. La materialidad del libro representa la idea de que la memoria no es fiable ni lineal ni contínua. Una joya de la literatura que, desde mi punto de vista, demuestra que narrativa y materialidad pueden trabajar juntas para construir una experiencia de lectura única a cada lector.

Un libro que te gustaría que existiera

Mi tesis doctoral. Después de cinco años, es sin duda mi libro más esperado.

Tres cosas que te gustan más que leer

Me cuesta encontrar esas tres cosas. Seguramente, visitar librerías, hablar sobre libros y que me regalen buenos libros.