Daniel Álvarez Prendes junto a Laura Sandoval, el otro 50% de la editorial Hoja de Lata. Foto: Pablo Lorenzana.

La editorial Hoja de Lata cumple 10 años este 2023. Detrás de ella, Laura Sandoval (Barcelona, 1979) y Daniel Álvarez Prendes (Xixón, 1977). El sello nació, según cuenta Daniel, «como proyecto de autoempleo de dos libreros en paro. Nos conocimos cuando nos contrataron para abrir la quinta o sexta librería de una cadena en expansión, allá por 2007. El estallido de la burbuja del ladrillo de 2008 cortó en secó ese proyecto y a finales del 2011 nos quedamos en la calle. El paro tomó por nosotros la decisión de arrancar ese proyecto editorial con el que siempre nos habíamos calentado la cabeza y nunca nos habíamos atrevido, en vista de cómo estaban las cosas».

En abril del 2013 publicaron su primer título, Arraianos, de Méndez Ferrín. «Diez años más tarde, somos unos editores felices con un centenar de títulos en el catálogo». Antes de soplar las velas, Álvarez Prendes responde nuestro cuestionario libresco.

¿Somos los que leemos?

Somos lo que leemos, lo que escuchamos en nuestras conversaciones, lo que vemos en la pantalla, lo que nos hicieron reflexionar en la escuela. No sé si la lectura goza de tanto peso y privilegio en la sociedad actual, pero al menos sí contribuye a que no se nos oxide la capacidad de concentración y no tengamos que estar hiperconectados a la fuerza. En tiempos de tanto ruido exterior, la lectura es sin duda un refugio.

Un libro de tu infancia:

Teo en la escuela, de Violeta Denou. Aún recuerdo el día que me saqué el carné de la biblioteca infantil municipal. La bibliotecaria me dio una vuelta para enseñarme todo lo que tenían allí y así pudiera escoger mis dos primeros libros. Yo quería llevarme dos de Teo, pero tras coger el primero, la bibliotecaria me dijo: «El segundo te llevarás de otra colección, ¿no?» y yo, todo intimidado y vergonzoso, accedí y me llevé uno de otro autor que no me interesaba en absoluto. Rencor eterno a aquella bibliotecaria…

Un libro de tu adolescencia:

Primavera con una esquina rota, de Benedetti. Una lectura escolar para Lengua y literatura de 1.º de BUP. Me maravilló la ternura de Benedetti, la narración tan marcada y diferente de cada uno de los diferentes personajes y la historia de la dictadura en Uruguay. No lo releo por miedo a no disfrutarlo lo mismo hoy.

Un libro de tu juventud:

La conjura de los necios, de J. K. Toole. Me lo regaló una amiga según salía (ella) de la librería Paradiso con su ejemplar de La conjura, ya que el que tenía se lo había regalado a otra amiga también. Fue regalármelo a mí y volver a entrar en Paradiso a por otro para ella.

Un libro actual:

Panza de burro, de Andrea Abreu. Una gozada de novela debut. Una escritura descarada, sorprendente, con mil matices, muy inteligente. La crítica se queda en la juventud de la autora y en que es una historia de amistad entre dos niñas. De la parte del deseo y la dominación que se establece entre ellas no suelen decir nada, justo lo que a mí más me interesó. Además, está publicada por una editorial independiente sevillana, Barrett, que pegó un petardazo con este título y ha visto reconocido su gran trabajo.

Un libro de siempre:

El hereje, de Delibes. He de confesar que tenía pendiente su lectura desde 1998, cuando se publicó la novela y nos la recomendó apasionadamente el profesor de Historia Moderna de España. La leí el pasado verano, en busca de una escritura clásica que me dexintoxicara de tanto texto posmoderno y fragmentario. Maravillosas la narración y la exposición de las diferencias teológicas, apabullante el dominio del lenguaje. Se supone que Delibes y yo hablamos el mismo idioma, pero me acomplejó desconocer tantísimos términos que empleaba el autor pucelano.

Un libro por leer:

Ulises, de Joyce. ¿Tiempo libre para leer 1000 páginas? Si cuando lleguemos a la edad de jubilación aún existe tal concepto, me lo pensaré. Si no, seguirá en la pila de las lecturas pendientes.

Un libro que no pudiste acabar de leer:

Opinión impopular: Los detectives salvajes, de Bolaño. Después de unas 200 primeras páginas estupendas, empecé a tener la sensación de que ya le había visto el conejo en la chistera al autor y que se estaba repitiendo de manera preocupante. Creo que llegué hasta la página 400, las 200 restantes las di por leídas.

Un libro que te gustaría haber publicado:

Dado que somos editores, la envidia sana la provoca lo que publican otros: Una autobiografía de Assata Shakur, un libro que perseguimos cuando estábamos contratando los primeros títulos para arrancar con Hoja de Lata. Es la historia en primera persona de una revolucionaria estadounidense de los años 60-70, miembro de los Panteras Negras, posteriormente del Black Liberation Army, una mujer extremadamente lúcida e interesante en su narrativa. Conseguimos llegar hasta su representante, un abogado de alto copete que representa casos internacionales de derechos humanos en Nueva York. Nunca obtuvimos una confirmación por su parte a nuestra propuesta y posteriormente la editorial Capitán Swing publicó la obra. Afortunados ellos.

Un libro que te gustaría que existiera:

Una novela sobre los últimos cincuenta años de Asturies, una tierra que no superó el hachazo que para ella supuso la desindustrialización de los años ochenta. La crisis del 2008 vino a rematarla, aunque ahora un puñado de sentimentales, conchabados en torno al ensayo No hay país. Crónica política (y sentimental) de Asturias (1975-2022), de Xuan Cándano (Hoja de Lata, 2022) nos hayamos propuesto que la sociedad asturiana ha de sentarse a reflexionar para revertirlo. Tenemos la crónica, pero nos falta la novela. A fuerza ha de ser un texto oscuro, gris plomizo, que revuelva las tripas pero que deje un margen para la esperanza, quizá una novela negra. Hay novelas sobre el Glasgow siderúrgico, el Yorkshire minero, la Marsella de los astilleros o el Detroit de los automóviles, pero nos falta la Asturies de la reconversión. Estamos en ello, también te puedo decir…

3 cosas que te gustan más que leer:

Seguramente más, no, pero tanto como leer me gusta salir a cenar con los amigos, ver a nuestros hijos esforzarse en alguna de sus aficiones o viajar para descubrir sitios nuevos. A quién quiero engañar, no, lo que más me gusta es leer: en el pueblo, en la montaña asturiana, con los críos correteando por ahí, sanos y felices, y yo estirado en un sofá mientras me da la luz del día que se cuela por entre las cortinas. Tal y como está nuestra vida, eso para mí es el verdadero lujo.