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Fotos: Diego Obiol

Penetrar en un taller artesanal es una experiencia única. Si además, su dueño te deja ver su casa, y ocurre que se ha construido siguiendo su propio plan, el placer se duplica. Descubrimos que detrás de la firma de diseño de producto, Lebrel, está Fernando Abellanas con una vivienda-taller-showroom que haría las delicias de The Selby.

Por el momento, Fernando es casi un secreto a voces que provoca rendida admiración entre los que lo vamos compartiendo. Autodidacta, artesano y diseñador, dibuja un mundo de productos sin límites de creatividad, en el que el mejor refugio del talento son las manos. La carrera de este lebrel no ha hecho más que empezar, pero su elegancia, y su energía, auguran que será de fondo.

Dejas con 18 años la escuela, ¿cuál fue tu experiencia con el sistema educativo?
La verdad es que toda la época escolar la he pasado a duras penas. Por falta de interés, quizás, no la he aprovechado suficiente digamos. Siempre estuve con el tema del dibujo, tenía la idea de hacer Bellas Artes, incluso mucho profesores me ayudaron bastante porque vieron que tenía posibilidades. Siempre he dibujado con acuarela, óleo. También vengo del mundo del grafiti. Pero una vez que terminé, decidí dejarlo todo y ponerme a trabajar. Estaba como un poco impaciente por hacer algo. Veía que tantos años me resultaba demasiado tiempo, así que dejé de estudiar y empecé en la fontanería.

¿Por qué elegiste el oficio de fontanero?
Fue un poco casualidad. Empecé en una empresa de bombas de agua y como trabajaba mucho en contacto con fontaneros, vi que era un oficio artesanal que trabajabas mucho con las manos, dinámico, me interesó.

¿Siempre has tenido esa inquietud de trabajar con las manos?
Sí, siempre. De hecho es una característica de mi familia. Mi padre es ingeniero pero es muy manitas, se lo ha hecho todo él, y nos ha inculcado desde pequeños eso. Teníamos su taller de herramientas accesible cuando queríamos, un pequeño taller de carpintería que ya desde una temprana edad te va formando. Además nos dejaba libertad para hacer cosas. Y luego a la hora de hacer cualquier reparación en casa, nos incentivaba a que lo hiciéramos nosotros mismos con su ayuda.

Esa formación proporcionada por tu padre, ha sido fundamental en tu vida porque te defines como “Diseñador, artesano y autodidacta”.
Sí, exacto. El tema del autodidactismo es en todo. Me gusta el hecho de investigar cualquier tema que te apasione, pudiendo llegar a avanzar en el mismo.

¿Investigas a través de internet?
Por internet, investigo a la hora de conocer artistas u otros diseñadores, su historia, la forma de trabajar que tienen; que es la parte que me falta por mi carencia de educación en diseño. Por lo demás, la investigación se realiza en el taller, haciendo mil pruebas y prototipos.

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A los 26 años te sumerges en la construcción de esta casa-taller que te llevará 3 años ¿lo combinas con el trabajo o es algo que te absorbe totalmente?
No, no, por supuesto, lo combino con trabajo. Si me hubiese puesto de lleno, en un año o menos la hubiese hecho, seguro. Son tres años en los que sigo con el trabajo que es lo que me reporta dinero, la fontanería, y a la vez, construyo la casa. Yo le dedico más de 8 ó 9 horas al día a la fontanería, digamos que todo lo demás, como fué la construcción de la casa, o ahora el diseño industrial es a parte de todo esto. Soy autónomo, la parte mala es que haces más horas que un reloj; la parte buena, es que sí que puedes ir rascando horas por aquí y por allá. Ahora mismo, lo que más me preocupa es el tiempo. Me despierto a las 6 de la mañana y termino a las 10, que me pongo a cenar. Durante toda la jornada estoy ocupado si no es con la fontanería, es con el diseño. Es un ritmo un poco estresante, la verdad. Estoy aprovechando una época en mi vida que noto que tengo mucha energía y llevo muchos años sin parar. No tengo casi vida social porque esto me gusta y me vuelco con ello. Pero sé que algún día esto va a ser un problema, a mí no me soporta nadie (risas).

¿Cuál es el proceso creativo que sigues?
Entre semana dibujo mucho en cualquier rato libre o en circunstancias diversas (a lo mejor estoy durmiendo en la cama, o conduciendo, o con la fontanería… y necesito dibujarlo para no olvidarlo). Me planteo unos diseños que luego mentalmente voy pensando. También es cuando recopilo materiales, para durante el fin de semana aprovechar el tiempo al máximo. El diseño que más me interesa es el que produzco. Sí que es verdad, que desde el dibujo hasta el objeto producido, muchas veces no tiene casi nada que ver. Es en el taller, con la fabricación del prototipo cuando la idea original se modifica al darle forma o al surgir problemas de fabricación. Observando físicamente la pieza, se producen cambios respecto al dibujo original.

En este proceso de búsqueda en el taller, incluso creas o modificas tus propias herramientas para éxito del proceso de producción.
Eso es necesario, como diseño objetos muy diferentes, necesitaría un taller con millones de herramientas, lo que hago es que para procesos en los que es necesario un útil me lo fabrico yo siempre que me sea posible.

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Mármol macael, madera de embero, cobre, granito, acero… Son algunos de los múltiples materiales que utilizas para tus diseños.
El mármol macael es el típico blanco de toda la vida, me encanta. Una de las primeras cosas que aproveché para mis diseños, fue aplicar mis conocimientos de fontanería en el doblado de tubos. Entre un acabado cortado a bisel y soldado; y uno curvo, siempre prefiero el segundo. Muchas veces también aprovecho materiales. Encontré unas rodajas de unos troncos, cogí unas cuantas y ahora estoy diseñando en base a eso. O unos tarugos de madera. Intento aprovechar materiales, que no estén industrializados, para que a la hora de poder trabajarlos en pequeñas series sea posible conseguirlos. Hace tiempo sí que reciclaba, compraba un lámpara en el Rastro y la modificaba, el problema es que si a alguien le gustaba era imposible reproducirla. Lo que me gusta es reciclar, pero la materia prima exclusivamente.

Cómo la bombona-barbacoa en la que aprovechas material y forma; y que nos parece una idea genial para comercializar.
Veía que el casco de la bombona de butano era muy útil por sus acabados y se le podía sacar partido. Es un diseño muy simplificado pero que se le puede dar nuevas vidas. Por ejemplo, con un extintor, conseguí fabricar con un tubo y muchos difusores un objeto para pintar a presión en grandes superficies. Hay un vídeo que explica sus utilidades. Esta parte, no tiene que ver con el diseño industrial pero me encanta. El hecho de poder llegar a fabricar cosas así, como cuando me hice un coche para ir por las vías. Me gusta pasar el rato así.

Tu capacidad creativa es amplísima.
Sí, es como que cosas que de pequeño siempre soñabas con eso, ahora tengo la posibilidad de hacerlo. Y con cuatro hierros y el soldador me lo fabrico. Como cuando me construí un vehículo para recorrer unas vías abandonadas que van desde Manises hasta Ribarroja. El aprovechar los espacios muertos también es un tema que me interesa.

El proyecto de casa-árbol, “Reconstruyendo la infancia”, sería un sueño-de-niño-cumplido: de la infancia a la naturaleza.
Son cosas que tengo la posibilidad de hacerlas y que me apasionan. La arquitectura efímera que retomo de la infancia, y de esas sensaciones de recogimiento cuando te metías debajo de una simple mesa con mantel. Prefiero eso que un espacio mucho más grande, prefiero un cabaña en la que me sienta más cómodo. Este proyecto es el principio, quiero hacer una serie de cabañas trabajadas con un diseño arquitectónico especial, que fuera colgada entre cuatro árboles y la cabaña suspendida en el centro a través de cables de acero. A nivel estético, la imagen en un bosque de un cubo geométrico en el aire, me flipa.

Te gusta respetar el material original, dices: “a la piedra, dejadle ser una piedra”, “a la madera, dejadle ser una madera”. Esto se observa claramente en los materiales que has empleado para la construcción de tu casa.
En cuanto a materiales, me gusta que sean reales. Hoy en día, uno de los mayores problemas que veo yo, es que en la construcción se está tendiendo a la falsificación: piedra que no es piedra, teja que no es teja… Se imita y además de una forma horrible. Mi prioridad es intentar utilizar los menos plásticos posibles porque no es una material natural. Y no disfrazar los materiales: la madera no me gusta lacarla, prefiero que conserve su textura aunque luego no sea lo perfecto para limpiarlo. Por el tema de la limpieza parece que todo esté empeorando. En el sector de la construcción, la gente opta a la hora de reformar, por los materiales fáciles de limpiar, queden como queden estéticamente. Es una obsesión. Lo dan todo por ello. Que una madera o metal cambie su tonalidad a lo largo de los años, tiene su encanto. Yo soy partidario de dejar al metal que oxide por donde sea, aunque no sea por igual.

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Cuando entras en tu web llama la atención la intensa colección de lámparas que has diseñado. ¿Te gusta la lámpara como concepto y estéticamente?
Sí, es una pieza que me apasiona ya no sólo estéticamente por las inmensas posibilidades que tiene, sino por el hecho de que es un elemento que luego será cercano al cliente. No es un objeto que se vaya a poner encima de un armario y que se olvide con el tiempo, una lámpara se usa a diario, es un elemento cercano. Muchas veces a la hora de diseñar, construyo imágenes idílicas de donde va a estar esa lámpara.

Y precisamente, una lámpara tuya, L1017, apareció en la revista AD. ¿Qué repercusión tuvo aparecer allí?
Muy buena, la verdad. A raíz de eso, he contactado con mucha gente. A nivel particular, y con plataformas como Monoqi de Berlín (posiblemente, empiece a colaborar con ellos). Y eso que salió un poco, así de refilón, era un reportaje sobre uno de los dueños de Triitme , una plataforma en internet que se dedica a vender productos hechos de forma artesanal o de jóvenes diseñadores. Y era un foto del apartamento de uno de los dueños, les interesó mi producto, y me pidieron un lámpara.

Porque actualmente vendes tus diseños en tu propio showroom y en la tienda Simple de Valencia.
Volvemos al problema de la falta de tiempo. Va todo muy lento porque, digamos, no me puedo dedicar 100% a la parte comercial. Entonces, la idea es vender en unos puntos concretos en Valencia, Madrid y Barcelona (y algún sitio más); y de momento estoy con Simple porque tengo una relación genial con Javi (que fue el primero con él que empecé a trabajar). La idea es poner en marcha la tienda on-line. Y la gente que quiera pasa directamente aquí, a ver mi taller. A mí esa es la idea que más me interesa. Es mucho más personal, ves el mismo taller donde ha salido el diseño desde cero, conoces a la persona que lo ha hecho, incluso ves el producto dentro de su ambiente doméstico.

Eres amigo de LUCE, ¿cómo valoras su arte?
Es muy amigo mío. LUCE es genial, como persona y como artista es increíble. Ha sabido desarrollar lo que le ha apasionado de una forma que yo valoro muchísimo. No tanto a nivel social por internet, sino directamente en la calle. Ha hecho un trabajo que se ha convertido en su propia publicidad. Hoy en día, a cualquier persona en Valencia se lo nombras y le suena. A lo mejor no sabe lo que es: una marca, un grupo… pero lo tiene metido en el cerebro.

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¿Te atrae en especial la arquitectura del abandono?
Sí, me gusta un abanico amplio en la Arquitectura, desde las obras de los pioneros, hasta la parte de la arquitectura, no ya que esté abandonada; sino la realizada con materiales de verdad.  La iluminación natural de las fábricas antiguas de ladrillo caravista, con sus cristaleras (ahora son como ratoneras). Mis diseños los baso mucho en elementos de arquitectura. Me encanta en las mesas, fijarme en las cargas, imagino las patas como si fueran pilares. La arquitectura con madera ensamblada machihembrada, no clavada o atornillada, me fascina. De ahí cojo muchas referencias.

¿Algún punto o zona en Valencia que te interese arquitectónicamente?
Por ejemplo, hay una zona que estoy investigando que es en Manises y es una ciudad donde se construían los motores de los barcos. Es increíble, está cerrado y es una propiedad privada formada por una zona residencial para los trabajadores. Como una ciudad paralizada. Al parecer lo compró una inmobiliaria pero se paralizó con la crisis y se mantiene todo igual. Es precioso. Naves gigantes de ladrillo caravista y cristaleras.

En Valencia capital, todo el centro me gusta. Encontrar rincones como donde va el Parque de Cabecera, con su naves que muchas han desaparecido y en los que he entrado mil veces. Son sitios en los que aún si vas por la calle San Vicente, ves un callejón con casas preciosas. O por Patraix aún hay naves que se mantienen como talleres, otras han cerrado. Y son maravillosas. Mi sueño sería coger una nave de esas y transformarla en una vivienda manteniéndolo todo. O los depósitos antiguos de agua que podrían albergar viviendas.

Tu fin es la arquitectura.
El problema es que es muy complejo hacer algo legal. O conoces a alguien y se interesa en tu trabajo para confiar en que le diseñes una estructura,o una vivienda. Ojalá, me encantaría. Aquí en mi casa, he tenido la oportunidad. Este tema lo he hablado mucho con Xavier Bordils que fue profesor en el C.E.U. de Diseño Industrial, está jubilado desde hace pocos años, me quiso conocer y tengo una relación muy buena con él. Vino aquí a casa y le gustó el hecho de que yo no haya salido de una carrera de diseño. Es lo que siempre había estado inculcando a sus alumnos, es muy anárquico en cuanto a la dependencia de un título. Ha vivido en Francia, donde por ejemplo, puedes hacerte una casa sin necesidad de ser arquitecto. De hecho, Jean Prouvé o Le Corbusier no eran arquitectos (aunque al final le dieran el título honorífico). Aquí en España, no puedes, somos tan cazurros que si no tienes el título, no puedes. Yo ni siquiera tengo el título de fontanero, sé lo que puedo hacer con mis manos.

¿Qué reto supone diseñar un espacio comercial, como lo que has hecho en las tiendas Strap?
Hasta ahora he trabajado conjuntamente con interioristas que te recortan tus ideas. Intento introducir mis diseños sin modificaciones. Esa es la parte buena de todo este estrés que llevo, el no depender económicamente de esto y tener la libertad de elegir lo que se hace. Si un trabajo no me interesa porque me están modificando muchas cosas, prefiero no hacerlo. No vivo de esto. Poder elegir que hago, es un lujo. En el interiorismo, me gustaria hacer un proyecto global, porque muchas veces no quedo totalmente satisfecho de cómo quedan mis diseños en un ambiente que esté acorde. En el caso de Strap el resultado me gusta bastante. He recurrido a diseños modificados que ya tenía (porque como te he dicho dibujo muchísimo). Lo más importante es ir al espacio.

¿Te han surgido más proyectos?
Sí, ahora mismo estoy diseñando para un restaurante en la calle Bachiller (mesas e iluminación), y voy a empezar con el mobiliario para una clínica veterinaria en Ruzafa.

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Lebrel presente en una clínica veterinaria, ¡más que adecuado!
Pactaré con ellos para tener a mis perros allí (risas). Aunque suelen estár muy sanos. El único problema de los galgos es que corren mucho y a veces no se controlan en la carrera. Corren en recto muy bien, pero en cuanto aparece un obstáculo, pueden llevar demasiada velocidad para esquivarlos. En cambio, en casa son muy tranquilos, se pasan el día durmiendo. El nombre de Lebrel me gusta mucho porque la imagen del galgo me parece preciosa. Es el máximo de elegancia. El carácter, la tranquilidad que transmiten… me gusta trasladarlos a mis diseños.