Foto: Alberto Van Stokkum
En las postrimerías de los 80 y durante los 90, la fotografía de moda cambió para siempre. El paradigma de modelo perfecta, con vestido perfecto, y pose ad hoc, dio paso a una tendencia de realidad aumentada, mostrando una visión más cercana e incluso doméstica. Se trataba de vender ropa, sí. Pero de un modo diferente. Fotógrafas como Nan Goldin, fueron las responsables de este nuevo lenguaje antes de que se produjera, con una obra documental cargada de inusitada veracidad e intimidad. Juergen Teller, David Sims, Mario Sorrenti, o Corinne Day vehiculizaron el cambio a través de las páginas de revistas como The Face, Purple, Dazed & Confused, i-D…
La fotografía de moda de la última década ha estado pivotando entre la tendencia mainstream y la osadía de tratar temas como la religión, el sexo, la violencia; con mayor o menor atrevimiento, pero siempre bajo la ortodoxia de una realidad muy producida, si hablamos de las grandes cabeceras de moda. ¿Dónde ha quedado el legado de los mensajes poliédricos de los 90, que celebraban menos la experiencia de la compra y más la intertextualidad de las imágenes?. Han sido ciertas publicaciones, nacidas a veces como marginales, las que han continuado con las claves de un nuevo lenguaje visual finisecular que continúa evolucionando.
El caso de VICE es paradigmático. Surgida en Montreal, en 1994, como revista punk gratuita, en la actualidad VICE Media es revista-web-sello-productora-editorial, y está presente en más de 30 países (entre ellos España, Corea del Sur, China o Brasil ). Más de un millón de lectores avalan su poder de penetración en nuevos territorios. VICE es una abanderada de muchas otras publicaciones (con más razones además de la moda) que han seguido su estela de procacidad y de no existencia de temas tabúes.
En España a las primeras revistas de tendencias como Vanidad (1992) , H Magazine (1998) Neo2 (antes Neo, 1999) con vidas más o menos afortunadas que nacieron en algunos casos como fanzines o revistas gratuitas de pocos pliegos; les han seguido las más recientes y con marcado carácter internacional: Fanzine 137 (2004) uno de los varios proyectos del incombustible coleccionista de papel Luis Venegas (que atesora más de 7.000 publicaciones!), Metal (2006), Rude (2010), Buffalo Zine (2013) o Ponytale (2013), donde la fotografía de moda ha eclosionado.
La pléyade de fotógrafos que pululan sus páginas son hijos reconocidos de Guy Bordin o Helmut Newton, pero han cogido lo mejor de los clásicos para desarrollar un estilo propio. La nueva fotografía de moda española está muy pegada a personajes reales de la puerta de al lado. Son más crudos que sus maestros aunque a veces, se producen destellos: Coco Capitán que sería feliz retratando una comunidad amish, recordará seguramente, el editorial de 1993 de Ellen Von Unwerth; Rafa Gallar que maneja a su antojo luces y sombras en los cuerpos, nos hace pensar en Bruce Weber; Alberto Van Stokkum que concibe sus fotografías como piezas casi cinematográficas con una cuidada dirección de arte recuerda a Terry Richardson; Daniel Riera podríamos apuntar que retrata con una elegancia a lo Avedon, trabando sofisticación y cotidianidad; Chus Antón empezó haciendo portadas de discos como las hizo Javier Vallhonrat; o Ramiro E que ha sido pionero del retrato del streetstyle, es un Bill Cunningham patrio, con idéntica pasión vital por la moda y la fotografía.
Foto: Rafa Gallar
Foto: Ramiro E.
Pero no se vayan todavía porque aún hay más, y diferentes disciplinas artísticas: videocreación, collage, ilustración… se unen a la fotografía de moda, en una mélange con potencia visual. El corta-pega de Ernesto Artillo sublima la técnica hasta el nivel de arte y su obra aparece en Elle, Vogue, Harper’s Bazaar (corrientes principales nutriéndose de energías alternativas). Otra iniciadora de la ilustración de moda (a lápiz!) como Silvia Prada, une sus dibujos con la fotografía y el resultado es una mirada plácida y hasta clásica de elementos contemporáneos.
Foto: Ernesto Artillo
El presente cautiva, nos llena de enigmas y preguntas sobre los caminos futuros por los que crecerá un casi-arte (la moda) que siempre busca alianzas que la eternicen. Es la era post-materialista de la post-cirujía del photoshop que nos va a deparar muchas sorpresas de historias reales.
