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Foto: Eva M.Rosúa

Fagocitar la moda sin filtro puede llegar a causar empachos de los que nunca te repongas, con un efecto rebote peligroso. He sido prudente y en esta semana de la moda en Valencia, he picoteado por aquí y por allá; seguro que me perdí suculentos aperitivos, pero lo que aparece ha pasado por el tamiz de una devoradora selectiva.

Un aliciente principal en estos escaparates de moda, es el descubrimiento y el hallazgo; para eso, Dedal Showroom (nunca del todo bien enfocado) es la ventanita por la que a veces se cuela alguna sorpresa, digna de seguirle la pista. Allí conocí hace unas ediciones a Betto y sus tocados de autor; o a Marta Benet que empezó con una línea de complementos que llamó mi atención, Un Flan d´Albercoc. Marta ha debutado en esta edición, en Zona D (para entendernos, la pasarela de las jóvenes apuestas) y su colección hubiera merecido ganar el premio. Rotunda para una principiante. Basada en el aleteo de la mariposa, es como un trabajo de hormiga: silencioso pero concienzudo. Destaca una armonía de blancos, crudos y negros; con unos detalles en las fornituras y en la confección de una calidad, simplemente, admirable.

También en el Dedal me topé hace ediciones con Bohemismo. En Belén Bohemista me detengo, porque desde sus inicios como artesana de joyitas minúsculas con encanto, y tras sus estudios superiores de moda, y una pequeña colección de verano presente sólo en su web, se estrena en esta XV edición en la llamada Culture Place (paso previo a la Zona D ) influida en cierta manera, por sus estancias junto a Dragomir Krasimirov; con una marcada sotisficación que a juzgar por el resultado, tendrá continuidad.

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Bohemismo. Foto: Eva M.Rosúa

Como atención merece Ada Cerdá, estudiante de EASD, con una colección, colgada en su cubículo del Dedal y que también mostró en el Culture Place, basada en el desarrollo de la camisería masculina con guiños femeninos (transparencias, vestidos camiseros) y una ejecución más que correcta para una principiante.

Sólo por estos descubrimientos vale la pena el paseo, pero trístemente, no hay más. Lo que ocurre con el Dedal es que sabe a poco y sobra mucho. La organización se tendría que plantear una  convocatoria más asequible, para que los diseñadores, pudieran efectivamente mostrar su talento. Y por favor: ¡Filtro señores!. Pongan un filtro, porque muchas veces, se les cuela más producto de mercadillo que de diseñador. Es una oportunidad perdida, porque en la Comunidad, das una patada a un pupitre de una escuela de diseño, moda o confección… y sale talento. Ustedes verán si en lugar de dedal, quieren cubilete.

En Zona D destaca también un repetidor, Antonio PosadasPicasso, Chagal y el circo como hilo conductor. Prendas extremadamente sencillas que se guardan el malabarismo en un cuello, hombros o en un bajo asimétrico, pero sobre todo, en el color. La paleta es brillante, no podía se de otra manera si están payasos y acróbatas por medio, y junto a desinencias en azules, hay rojo, amarillo, fucsia… Un contrapunto que funciona como un extraño equilibrio entre la sobriedad y las ganas de divertirse, con un lenguaje propio que merece ser escuchado en un futuro próximo.

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Antonio Posadas. Foto: Eva M.Rosúa

Siguiendo en la zona, descubro que la mujer branquiada de Leyre Valiente, es más pececito que piraña. Su universo de cuento siempre transita por volúmenes sorprendentes y detalles fruto del mundo onírico. Esta colección es más sosegada, pero tiene su sello inconfundible en unas branquias sacadas al busto, o en las aletas de hombros y espalda de una vaporosa camisa. Aunque hay respiros, con un patronaje más convencional en el resto de las piezas que componen el look final. Es un giro reposado e interesante donde el foco está claro, y la vista no se pierde por vericuetos. Atractiva evolución.

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La «mujer branquiada» de Leyre Valiente. Foto: Eva M.Rosúa

Y llegamos a la pasarela principal. Y aquí sólo se corea un nombre, el de los protagonistas de nuestro Diario vivo: Siemprevivas con su piel deseada, Skin. Expectación máxima. Todos los focos en ella. Y hablando de piel, lo primero que seduce es el tacto: sedas, tafetanes. Tejidos nobles. Y un sorprendente neopreno blanco, creando volúmen que abre pasarela. Pero la vista no se queda atrás. ¿Cómo lograr la combinación de utilidad y estética sin recitar lo obvio, sin caer en el déjà vu?  Lo mejor de Adrián Salvador es que conoce perfectamente a su público y que además, juega con sus apetencias: les ofrece más de lo que piden. Pequeños detalles de heterodoxia como un sutil volante en el bajo del camisero y en las bocamangas, o un corte que descubre los hombros, o una lazada en el pecho, o unos bolsillos mochileros en un sencillo vestido… La lista de deseos es interminable, y así claro, no queda más remedio que rendirse a los encantos de una colección tan bien pensada. Con razón el premio a la Mejor Colección. Merecido triunfo.

También hay otras apuestas que oxigenan la pasarela valenciana, está Patricia Adam que sigue en su empeño de combinar punto y tejidos (en la colección presentada, elige el lino), y esto siempre es una misión difícil. Su vestido sirena con el que debutó y ganó, debería ser el camino. Sólo punto.

Un futuro que se presenta robusto si no nos empeñamos en mirar hacia el mismo sitio.Que la pasarela lo refleje es sólo una cuestión de (se)elección. Quieran, sin miedo.