Charo Marcos, responsable de la newsletter Kloshletter.

El sombrero cloche es un símbolo de las conquistas sociales de la mujeres de los años veinte del siglo pasado. La periodista Charo Marcos decidió hacerle un guiño a la hora de bautizar su newsletter como Kloshletter. De lunes a viernes, excepto festivos, a las siete de la mañana, llega puntual cargada de información muy bien explicada y documentada a la bandeja de entrada del correo.

Marcos, que trabajó en La Razón, Antena 3 y las webs de El Mundo y RTVE, afronta esta nueva aventura periodística sin el respaldo de ningún grupo mediático, pero manejando a la perfección su oficio, que no es otro que el de contar lo que está pasando en el mundo.

Kloshletter se une a iniciativas como Politibot o The Conversation que, de alguna manera, están reescribiendo el panorama informativo español y adecuándose a los nuevos tiempos, tecnológicos y de hábitos, que vivimos. No, el periodismo no se muere.

Podéis suscribiros a Kloshletter, de manera gratuita, aquí.

¿Por qué nace Kloshletter?

Kloshletter surge después de muchos años de trabajo en distintos medios de comunicación, durante los cuales la información fue mi modo de vida. Mi trabajo era estar informada y trasladar esa información a los demás. Pero al cerrar esa etapa, me di cuenta de que estar bien informado exige muchísimo esfuerzo y a pesar de que a día de hoy los medios bombardeamos continuamente a nuestros lectores, la información que la mayoría manejamos es muy superficial. Yo misma empecé a utilizar los boletines para tratar de encontrar buena información… y tras una larga investigación empecé a darle forma a Kloshletter.

¿Tuviste alguna referencia (theSkimm, The New York Times,…) a la hora de decidir cómo sería, qué contenidos tendría, cuándo se enviaría?

¡Por supuesto! Para mí theSkimm fue un gran descubrimiento porque me di cuenta de que no necesitaba una cabecera en la que ampararme para elaborar un producto como Kloshletter y aprendí mucho de su estilo, pero también de otros, como Quartz o The Next Draft. Todos han sido enormemente inspiradores a la hora de crear Kloshletter.

De lunes a viernes, excepto festivos, puntualmente a las 7 de la mañana llega al mail. ¿A qué hora comienzas a trabajar con ella cada día?

En realidad, paso todo el día enganchada a la información, pero el trabajo comienza a diario a las 4.30 horas, que es cuando empiezo a repasar los periódicos (nacionales, regionales e internacionales) para hacer la selección final de contenidos.

Una de las sensaciones que transmite la newsletter, por su cuidada escritura, por la amplitud de temas, por el enfoque informativo, … es cierta calma en su elaboración, como si se tratara de un trabajo artesano.

Sí, claro, el trabajo es cien por cien artesano. Lo que ocurre es que, además de que trato de que la información pura sea clara y concisa, que transmita los elementos claves de la noticia que permitan al lector saber no sólo qué ha ocurrido sino también el porqué, hay muchos temas que exigen mayor elaboración y que voy preparando durante toda la jornada para la edición del día siguiente. Creo que esos temas son los que dan personalidad a Kloshletter y los que pueden marcar diferencias con otro tipo de productos informativos.

Se habla mucho de la crisis de los medios, pero no se ve que adopten ninguna medida innovadora, que no arriesguen lo más mínimo,… algo que una periodista independiente (sin ningún grupo mediático o inversor detrás) sí ha hecho.

No me atrevería a juzgar al resto de medios porque es cierto que la prensa se ha visto sacudida por una crisis general que, además, según las cabeceras, tiene sus propias peculiaridades en cada caso. Mi filosofía pasa por tratar de conectar con los lectores, de los que creo que los periodistas nos olvidamos muchas veces cuando, en realidad, son los destinatarios de nuestro trabajo, que yo concibo como un servicio al público.

Entre las muchas cualidades de la newsletter, destacan dos, una la sencillez y documentación con que se explican las cinco principales noticias del día, y la otra la capacidad de huir de la agenda informativa (que todos los medios reproducen) en el resto de secciones (Pss,pss,  Para pensar, Apuntes para el ascensor,…) sin recurrir al clickbait, realizando un trabajo de selección informativa que muchos periodistas ya han olvidado. ¿Tenías claro desde el principio que ambas cosas tenían que ser la columna vertebral de Kloshletter?

Agradezco mucho tu apreciación porque, en realidad, todas esas secciones son las que llevan más trabajo en la edición diaria de Kloshletter. Creo que, como decía antes, son las que marcan su personalidad y, de momento, cuentan con el favor de los suscriptores. Son los contenidos que yo llamo curiosidades inteligentes y sí, son difíciles de encontrar, pero me encanta que a los lectores les guste (siempre están entre lo más leído de la newsletter) y mucho más, que me envíen sugerencias de temas que han encontrado y creen que encajan en esas secciones.

Desde hace unos años, en España hay cierta obsesión por los textos largos, muchas veces no justificados, como si la extensión fuera sinónimo de prestigio. Frente a ello, la sociedad camina demandando contenidos más cortos (que se puedan leer en dispositivos como móvil o tablet y en trayectos cortos o en momentos de espera), pero que tengan la misma calidad periodística que los standards. Sin embargo, esa petición no se satisface ¿Por qué crees que ocurre?

Yo no estoy tan segura de que la longitud de los textos tenga que ver con la calidad informativa. Hay algunos brevísimos excelentes y otros muy muy largos que también te enganchan de principio a fin. El problema está en el contenido y en que cada historia se adapte al tipo de formato que le resulte más útil. Tal vez tenga que ver con las herencias del pasado, cuando la información se consumía de forma muy distinta a como se hace ahora. En cuanto a Kloshletter, yo tengo muy claro que la gente lo lee a primera hora de la mañana (es lo que dicen mis estadísticas) y ahí no todo el mundo tiene tiempo para deleitarse con textos larguísimos. Pero sí es verdad que incluyo alguno (normalmente en la sección Para pensar) que sí requiere un poco más de tiempo y que está concebido, sobre todo, para aquellos que leen la newsletter a lo largo del día (incluso a última hora) y buscan una lectura más reposada.

En Kloshletter no hay ninguna imagen y no se echan de menos, señal de que el diseño es el adecuado.

Buscaba un diseño fácil de digerir para los lectores, fácil de cargar en los teléfonos móviles (que es donde se consume, principalmente) y fácil de manejar en una edición diaria.

Hablemos de datos, ¿es un proyecto 100% unipersonal? ¿Cuántos suscriptores tiene Kloshletter? ¿Qué porcentaje de apertura? ¿Algún dato sobre los lectores que te haya llamado, especialmente, la atención?

De momento, sí, en Kloshletter sólo hay un editor (espero que pronto seamos más). En año y medio que llevamos en el mercado, hemos llegado ya a los 10.000 suscriptores y la tasa de apertura es del 55%, unos datos excelentes para la newsletter porque un producto diario como éste es muy exigente para los suscriptores y Kloshletter tiene la suerte de contar un público muy fiel, a los que me gustaría agradecer desde aquí su entusiasmo diario. De todos ellos, el 85% son mujeres, que creo que es muy significativo porque entiendo que se sienten representadas en la información que recoge la newsletter y que es más complicada de encontrar en los medios generalistas.


¿Cómo se rentabiliza económicamente la newsletter?

Lo cierto es que Kloshletter nació como una aventura personal con un futuro muy incierto que ahora se va despejando. El plan pasa por unir Kloshletter a las marcas de patrocinadores que valoren el tipo de producto y de suscriptor que vamos sumando. De momento, las empresas a las que hemos visto (acabamos de empezar) han sido muy receptivas y ya hemos cerrado acuerdos con algunas de ellas.

¿En qué medida tu pasado profesional ha sido de ayuda en este nuevo proyecto?

Como decía al principio, he pasado veinte años en redacciones de medios de comunicación, la mayoría digitales, y me temo que no sé hacer otra cosa, así que sólo intento ayudar a los lectores con mi experiencia a manejarse en el océano de noticias a las que deben de enfrentarse a diario.

¿Qué importancia tienen las redes sociales de Kloshletter en su difusión?

Pues menos de la que debería, lo reconozco. Sí que es cierto que los suscriptores me ayudan muchísimo y, en el fondo, el crecimiento de Kloshletter se ha producido gracias al boca a boca, que no deja de correr con la ayuda de quienes ya son asiduos lectores de la newsletter.

Trabajas, también, en Prodigioso Volcán, con los que interactúa Kloshletter con «No me cuentes cuentos», dos veces por semana.

Prodigioso Volcán ha sido mi casa en los últimos años y el lugar en el que Kloshletter tomó forma, porque el contacto desde ahí con empresas distintas a las de los medios de comunicación me abrió la mente y me ayudó a darle vida a la newsletter. Prodigioso ha sido un apoyo impagable para mí: tanto los socios de la compañía como el resto de mis compañeros me han animado muchísimo y me han puesto siempre las cosas muy fáciles. Y el diseño y la cabecera son obra de Quique Herrero, director de Arte de la compañía, que entendió desde el principio lo que yo tenía en mente.

¿Tienes intención de que Kloshletter crezca de alguna manera tanto en sus propios contenidos como con el lanzamiento de otras newsletters o proyectos periodísticos?

Tengo un montón de proyectos para Kloshletter, sí. De momento, mi objetivo es seguir creciendo en número de suscriptores y consolidar el producto para que empiece a ser económicamente viable. Después llegarán los siguientes pasos, pero no tengo ninguna prisa.