Tipos de Interés tiene nuevo disco, «El Ep», con el que combatir ese aburrimiento del que hablan en el tema que lo abre. Punk en el que la melodía tiene un papel determinante. Estribillos de aromas surf que incitan a ser coreados, bailados y palmeados. La juventud eterna en canciones de menos de tres minutos. Le pedimos a Jordi Fracaso, voz y teclado del grupo, que nos descubra su 3 en 1:
Una canción: “Stay free” (The Clash).
Si hay un tema que escucharía en bucle hasta soltar liquidillo por los oídos, este sería “Stay free” de los Clash. Si, ya sé que es muy pop para ser de una de las bandas más emblemáticas del Punk y todo eso. La letra es un emotivo homenaje a un amigo (expresidiario y bastante quinqui) del guitarra, cantante y autor (Mick Jones) aunque, a mi entender, son los arreglos instrumentales y sobretodo la melodía vocal (de un lirismo maravilloso), lo que hace de esta canción un Himno inolvidable. Por supuesto que hay muchas otras, pero si he de elegir una sola yo me quedo con esta.
Un disco: “Blank Generation” (Richard Hell & The Voidoids).
En este caso, mi elección tiene más de sentimental que de estrictamente musical. Se trata de un disco que en su día tuve que pedir de importación porque en la tienda de música no tenían esas “reliquias” (¡ni en CD!)… Además, mi amiga Gema me regaló años después una copia de la primera edición en vinilo. Sí, por supuesto, las canciones que contiene me molan muchísimo, pero eso es algo que yo ya había decidido incluso antes de haberlas escuchado…
Un concierto: The Damned. 14/11/2002.
La verdad es que no me gusta mucho ir a conciertos porque me agobio enseguida cuando me empujan y me chafan. No obstante, esta última ha sido la pregunta más fácil de responder para mí. El mejor directo al que he asistido en mi vida fue el de The Damned en la desaparecida sala Fénix (antigua Zeppelin) un jueves de Noviembre del año 2002. Creo que fue inolvidable para todos los que tuvimos la suerte de estar presentes. No puedo evitar ser un jodido mitómano y al ver nada más llegar, a dos palmos de mí, al “Capitán Sensible” con sus pintas estrafalarias entrando en la sala, me quedé alucinado. No acudió mucha gente y parecía como si nos hubiesen teletransportado al Londres del 77 (al menos a la película mental que yo me había montado de lo que debía ser aquello). Y lo cierto es que, aunque no eran ningunos chavales, vimos a unos Damned muy jóvenes y dándolo todo desde el primer momento. Como no había seguridad, el público les rindió su particular homenaje a base de escupirles cerveza y ellos parecían disfrutar de lo lindo en medio de aquel caos. La fiesta terminó sobre las seis de la mañana y el amigo que me acompañaba y yo no recordamos ni cómo llegamos a casa. Vamos, que fue una experiencia tan memorable que apenas me acuerdo de la mitad y he tenido que inventar/reconstruir los hechos, ja ja ja.