Tras el avance de tres singles, Atlàntic publica Desnivell positiu, el tercer disco de la banda valenciana. Un disco que llega algo más de tres años después de Volem els ponts, con el que lograron el reconocimiento de ‘Mejor disco pop’ de los Premis Ovidi de 2020.
Disponible en vinilo y descarga digital (además de las plataformas de streaming habituales), el nuevo disco del trio valenciano llega con once canciones que, de nuevo, defienden su esquema de pop melódico con una buena dosis de electricidad.
Desnivell positiu se ha gestado a fuego lento durante los último tres años. La base rítmica en vivo se grabó en Novo Estudios (Picassent), mientras que las voces y los arreglos se registraron en el estudio de la banda. La producción del disco estuvo a cargo de Atlàntic, con la mezcla y masterización realizada por Carlos Soler Otte. El resultado es un álbum que combina la frescura del directo con capas de arreglos pop añadidos en el estudio.
En cuanto a la composición, si bien la improvisación fue característica en su trabajo anterior, con este nuevo disco Atlàntic amplía su enfoque compositivo, explorando una variedad estilística e interpretativa más amplia.
Se mantienen el esquema de melodías de pop directo como Baina!, Anna Krushchenko o Mig ple, pero la banda también incorpora cambios tonales inesperados en temas como Monstres y Sibèria.
Además, se mantienen fieles a la fórmula del estribillo pop que atrapa al oyente desde la primera escucha, como se aprecia en canciones como Animal, Esclat en la cara, El teu propi cel o El mestre de l’amor. El álbum alcanza su punto culminante hacia el final, como en Un nou pla y Podemos bailar.
En términos compositivos, aunque la mayoría de las canciones tienen la firma de Josep Bartual, se destaca la contribución de María López como compositora e intérprete. Además, la banda consolida su formato de trío, con Thomas Mantovani aportando su solidez habitual en la batería. Y son Josep y María quienes comentan las canciones de Desnivell positiu, una a una.
1 – Baina!
Josep. Baina! (con símbolo de admiración porque lo estamos gritando) es la canción que abre el disco y la que decidimos que debía convertirse en el primer single. La escribí tras leer la historia del líder de una banda acusado de abusos sexuales, y aunque no estaba claro el asunto, lo cierto es que me sirvió para reflexionar y entender que en el rock, en el pop, en el mundo de la música en general, las actitudes machistas también han sido habituales. “Baina” es un insulto bastante ‘light’ que usa mi madre y decidí apropiármelo para la canción. “Baina” sería como el primer insulto antes de elevar la violencia verbal hacia alguien. En cuanto a la música, es un ejercicio de estilo de powerpop.
2 – Anna Krushchenko
Josep. Casi es tradición que nuestros discos incluyan alguna canción con nombre y apellido. En nuestro primer disco, 1976, la protagonista fue Uiti Mau, una gata preciosa que tuvimos y que incluso Ada Diez dibujó en la fantástica portada del álbum. En ‘Volem els ponts’ emergió la figura de Antoni Suchard, un pastelero de ficción que endulzaba la vida de los demás para combatir su triste existencia. En ‘Desnivell positiu’ moldeamos la figura de Anna Krushchenko, una astuta espía doble cuya mayor debilidad es caer en la trampa del amor. Es un personaje de ficción aunque inspirado en la realidad, como Antoni Suchard. La canción, por sugerencia de Carlos Soler, pasó a repetir el estribillo al principio y al cierre (no solo como explosión final), y creo que fue un acierto.
3 – Monstres
Josep. Como en otras canciones de Atlàntic, nuestras hijas han sido nuestras musas para escribir la letra. Habla de esos monstruos que todos hemos tenido en nuestros sueños y que al abrir los ojos se desvanecían. Pero siempre vives con el temor a que reaparezcan cuando vuelvas a cerrar los ojos. Musicalmente ‘Monstres’ tiene un cambio de tonalidad poco habitual que te da un subidón importante. María, como en otras canciones del disco, adquiere protagonismo con su voz. En general, le hemos dado mucho más espacio y trabajo en este tercer disco. ¡Y se nota!
4 – Esclat en la cara
Josep. Escribí la canción después de que la izquierda perdiera las elecciones municipales de 2023 y de que la extrema derecha accediera al poder con el beneplácito de la ‘derechita cobarde’, expresión que popularizó un señor ciclado. Y todo eso nos estalló en la cara casi sin ser conscientes de lo que nos esperaba. Musicalmente, es un tema muy Weezer, con un bajo que lleva la batuta todo el tiempo.
5 – Mig ple
María. Después de trabajar la canción en el local de ensayo, pensé en escribir una letra sobre la constancia, la paciencia y la fuerza de voluntad de aquellas personas que se marcan un reto importante en su vida y trabajan duro durante mucho tiempo para conseguirlo. A pesar de las dificultades y de encontrar muros que parecen insalvables, se impone la capacidad de sobreponerse y seguir adelante hasta llegar hasta la meta. Es el cuento de la hormiguita, que paso a paso consigue lo que se propone a base de esfuerzo y determinación.
6 – Un nou pla
Josep. La canción más sencilla del disco, pero también una de las que más disfrutamos tocando en directo, porque la intensidad nunca para de subir. La letra no deja lugar a dudas, hay que atreverse más, equivocarse más si hace falta: «Ara sols voldria fer un salt, un bot enorme com el d’un gegant, arribar a qualsevol racó».
7 – Animal
Josep. Todos tenemos un animal dentro, un ser irracional que necesitamos controlar para evitar pequeños desastres personales. A veces al animal lo azuzan y otras sale solo, pero en todo caso no es para sentirse orgulloso. Cuando hicimos la canción tenía todo el rato a Pedro the Lion en Control, un disco que me marcó en la década de mis 20. Me remitía una y otra vez a ese disco.
8 – El teu propi cel
María. Una canción que nació del tirón en la ducha, silbando una melodía que no podía dejar de repetir. Después solamente hubo que buscar la armonía adecuada y pensar una letra. Habla sobre ver el mundo con los ojos de una niña, cuando la vida está por estrenar, cuando todo te sorprende y tienes fe ciega en las personas que te rodean, que te dan la mano para crecer pero que poco a poco han de soltar y dejar que camines por ti misma, que aciertes, que te equivoques, que te caigas y te vuelvas a levantar.
9 – Podemos bailar
Josep. En esta canción yo quería hacer un rollo Kimi Jr o Pavament. No sé por qué la melodía inicial me llevaba a ese sonido tan noventero. María metió mano para darle cierta oscuridad al asunto, pero también contribuyó a que la segunda parte de la canción fuera ‘de bola de espejos’, una progresión bailable que poco tiene que ver con la primera parte y que acaba en lo más alto. Es un tema escrito en valenciano, pero cuyo estribillo decidimos mantener en castellano porque lo habíamos repetido tantas veces en los ensayos, que ya era imposible quitarlo. La letra es obvia: una pareja que trata de mantener su actividad sentimental con permiso de sus hijas.
10 – El mestre de l’amor
Josep. Salvando las distancias, evidentes, El mestre de l’amor contiene dos pasajes que, en cierto modo, han inspirado la canción. El riff inicial tiene cierto aire al que cierra ‘Por primera vez’ de Hank Idory por aquello de que es repetitivo y está octavado. Por otra parte, el rasgueo de la guitarra en la estrofa de ‘El mestre de l’amor’ remite vagamente a ‘In the night time’ de Josh Rouse. ¡Ojalá fuera la mitad de buena! Al menos esas dos referencias sobrevolaban inconscientemente mi cabeza cuando la compuse. La letra se me ocurrió después de ver un capítulo de Sex Education y mientras Ezra Furman cantaba una de las brillantes canciones que compuso para la serie.
11 – Sibèria
Josep. Sibèria es una canción que habla de la llamada Laponia española: ese vasto territorio que está sufriendo la despoblación de pueblos y tierras. Para la canción me inspiré en el libro Los últimos de Paco Cerdà, lectura más que recomendable, y en un artículo de un cicloturista que viajaba de pueblo en pueblo con la única compañía de su bici y las gentes que todavía los habitaban. A María y a mí nos encanta hacer cicloturismo y además ella tiene una vinculación muy estrecha con Bello, uno de los pueblos de Teruel afectados por esta desoladora situación demográfica. La mayor parte de la canción la tenía que cantar yo, pero mi voz no respondió esos días y le pedí a María que la grabara toda entera ella para salvarla. ¡Y lo hizo con solvencia!