Entre la crudeza de Foo Fighters y la frescura aguerrida de Arctic Monkeys podría encuadrarse a DeLocksley. Ellos lo tienen claro. Son una banda de rock. Igual de directos que sus canciones. Seis de ellas conformaron “Suelos de Palacio”, segunda entrega discográfica después de “En la tormenta”, con la que enfurecieron su propuesta, pero sin olvidar las melodías.
¿En qué situación se encuentra el grupo?
Sam.- En estos momentos estamos trabajando en nuestro primer LP, y estamos muy motivados con la idea. Los últimos meses, a pesar de la marcha al extranjero de nuestro batería y la itineranacia de algunos miembros no hemos perdido el tiempo: hemos estado dando forma a nuevo material y nos hemos asegurado de qué siguientes pasos queríamos dar como banda. Y tras dos ep’s, creemos que ha llegado el momento de darle forma a un largo. Además, hemos querido tomarnos nuestro tiempo para buscar nuevos miembros con los que consolidar la banda.
Vuestro último ep, «Suelos de Palacio» endurecía el sonido respecto al anterior, «En la tormenta». Las guitarras parecían más rabiosas y musculadas. No había lugar para momentos más relajados como «Valientes» o ciertos aires pop que se colaban en «Tormenta». ¿Fue intencionado?
S- Así es. Rodar el primer disco en directo nos sirvió para coger perspectiva y saber qué nos gustaba y qué no. Y lo que más nos gusta de nosotros es la crudeza, los riffs de guitarra y la potencia. De eso va el rock. Lo asemejaría a la diferencia entre vestirte con un traje estándar y hacerte un traje a medida. En «Suelos de Palacio» nos hemos vestido con un traje con el que nos sentimos tremendamente cómodos. Es nuestro traje.
Pablo- Sabíamos que la fórmula de «En la tormenta» era algo a lo que podíamos recurrir en cualquier momento, pero nos apetecía ampliar nuestro abanico de sonidos y hacer un disco de rock, por mucho que sea un género poco atendido por la crítica independiente últimamente. Habrá gente que eche de menos algunas atmósferas del trabajo anterior, pero como en esa escena de «El Club de la Lucha», supongo que “nos apetecía destruir algo hermoso”.
¿En ese cambio tuvo algo que ver aspectos externos como la difícil situación económica que estamos viviendo?
S- Desde luego el contexto socioeconómico actual es muy inspirador a la hora de escribir. Si bien no ha tenido mucho que ver con la parte musical, sí a nivel de letras. Nos parece imposible no escribir sobre todo lo que está pasando: fallos de base en nuestro sistema de gobierno, manipulación mediática…es imposible mirar hacia otro lado y no cargarte de mala leche, lo cual da unas ganas tremendas de aporrear nuestras guitarras!
P- “Suelos…” es menos instrospectivo y algo más incendiario en parte por eso. Poca gente ha valorado en su justa medida la aportación inspiracional de los gobernantes incompetentes y caciquistas al rock y al punk y desde aquí queremos reconocerles su parte de mérito.
Foo Fighters, Radiohead o Arctic Monkeys son algunos de los grupos que vienen a la cabeza cuando se escuchan vuestras canciones. ¿Os sentís cómodos con esos nombres?
S- Todas esas bandas nos encantan. Son bandas de muchísima calidad, así que es un lujo que nuestra música pueda compararse con bandas así. Ahora toca seguir trabajando en aquello que creemos que nos diferencia del resto.
P- Las comparaciones son inevitables a la hora de definir el sonido de una banda emergente y no creo que a nivel creativo sea sano tenerlas en la cabeza a la hora de componer porque encorsetan demasiado al músico. Son bandas que hemos escuchado y que respetamos, si alguien las usa para definirnos, genial. Si en el próximo trabajo usan otras, perfecto.
Reconocéis influencias del rock alternativo norteamericano, pero cantáis en castellano.
S- Lo primero que creemos que nos diferencia es precisamente eso: intentar llevar nuestros gustos musicales a nuestro terreno. Y qué mejor manera de empezar a hacerlo que cantando en castellano. Buscamos honestidad en nuestra propuesta. El público en general debería ser más exigente y crítico con este tema, porque hay muchas bandas que cantan en inglés y su inglés deja mucho que desear.
P- Respeto a quien elija componer en inglés persiguiendo una estética, aun sin tener grandes conocimientos en esa lengua. Frank Black usaba el castellano en muchas canciones de Pixies con el mismo propósito. Sólo espero que esos músicos sean conscientes del efecto que esto puede causar en un oyente realmente anglosajón. Componer en inglés desde luego es más sencillo, por métrica, porque hay mucho donde inspirarse y porque centra el foco en la música: desgraciadamente en este país la crítica y el público es mucho más indulgente con lo que escribes si usas el inglés, puedes permitirte el lujo de no ser brillante u original porque en muchos casos quien te escuche no va a molestarse en traducir tus letras. Por supuesto, como en todo, hay grandes excepciones y bandas de aquí que podrían pasar por anglosajonas. En cualquier caso pensamos que es más fácil transmitir algo cuando escribes en la lengua en la que maldices o hablas en sueños.
¿El hecho de que, en ocasiones, las letras sean algo crípticas o que se presten a diversas lecturas es intencionado?
S- A la hora de escribir letras intento no ser explícito, y soy consciente de que cosas que escribo pueden ser interpretadas de diversas maneras. Esa ambigüedad me gusta. Antes solía escribir canciones de forma más coherente con la temática de la canción, pero ahora es algo que no me preocupa. Simplemente desarrollo una idea sobre la canción y una forma de expresarlo que va conmigo, con mi forma de hablar y de ser.
¿Cómo veis la Valencia musical?
S.- Algo buenísimo se está cociendo en Valencia a nivel musical. Empiezan a coger color nuevas tendencias y la cosa se está diversificando cada vez más. En concreto hay un nuevo underground que emerge del subsuelo de «lo independiente» que es muy atractivo e interesante, y que debe reivindicar (y conseguirá) su sitio.