En Verlanga somos muy fans de Parade. “Amor y ruido” es hasta ahora su disco más reciente. Y, como es marca de la casa, está lleno de adictivas historias de amor y desamor, ciencia ficción recoleta y personajes de los que uno se haría, sin pensarlo, presidente de sus clubs de fans.
Pasados unos meses desde la publicación de «Amor y ruido» y con la perspectiva que da este tiempo, ¿cómo lo ves?
Pues creo que ha sido un buen trabajo. Hay una idea de clara de sonido, un impactante diseño gráfico y canciones que son favoritas mías. Quizá echo de menos no haber tenido un poco más de tiempo y presupuesto para redondear algunos arreglos acústicos. Detalles de violines e instrumentos de viento-madera hubieran terminado de dar la perspectiva correcta al disco. Pero esto siempre pasa cuando grabas, en algún momento tienes que decir: “hasta aquí hemos llegado”.
¿Crees que es tu disco más mediterráneo?
Creo que “Amor y ruido”, al igual que “Inteligencia artificial” (Spicnic, 2003) son dos discos que se nutren de influencias mediterráneas, italianas y francesas. Lo que los separa es el enfoque de los arreglos. “Amor y ruido” es sencillo y directo, suena más a grupo tocando, e “Inteligencia artificial” es más labor de estudio, de planteamiento barroco de arreglos.
¿Y tu disco en el que el amor está más presente?
Sí, es descaradamente un disco de amor. De esto me percaté en cuanto tuve cuatro letras acabadas. A veces es un amor raro, otras puede encajar perfectamente con algo que nos haya pasado o tengamos cercano. No hay problema, mi intención es conmover. Porque la música que me gusta es la que me conmueve y me emociona.
¿De dónde sale esa maravillosa galería de personajes que pueblan tus canciones?
Pues muchas veces de lecturas y películas, otras de mi imaginación. La bruja Flora Rostrobruno, el superhéroe dadá Marc Modular, el Pez de Lata, todos estos y algunos más son míos. Me gusta contar historias (y que me las cuenten). Creo que las canciones pop pueden servir perfectamente para contar historias, aunque normalmente tienes que ser muy sintético si quieres ceñirte a los tres minutos y poco de una canción pop. Pero se puede hacer, y lo sigo intentando. Por eso la necesidad de crear personajes que den soporte a estas historias que cuento.
Todos tus discos se pueden escuchar con la misma frescura aunque pasen los años. ¿Cómo consigues la atemporalidad que rezuman tus canciones?
Creo que si eso que dices sucede, es por la raíz “clásica” de las composiciones. Clasicismo entendido como clasicismo pop. El concepto de canción popular es muy estable y me nutro de él. Ya sean los Beatles, Quintero, León y Quiroga o Georges Brassens. Creo que tienen puntos en común y me interesan todos. Es decir, que copio y fusilo sin piedad.
Tus álbumes tienen un halo soul (igual en ocasiones, más presente en la actitud que en la propia música). ¿Te interesa, especialmente, ese tipo de música?
Me hace gracia que me lo digas, no se me hubiera ocurrido. Quizá pueda ser el “orgullo del diferente” lo que puede acercarme a este estilo. He tenido una época soul, pero no soy muy experto en la materia. Aunque me tira mi querencia pop. Soy más de Motown y Sam Cooke que de James Brown o Sly & the Family Stone.
Muchas veces has mostrado tu admiración por Lidia Damunt. Imagino que has escuchado su último disco de versiones, ¿qué te parece? Y si Parade grabara un álbum así, ¿qué músicos o canciones estarían con total seguridad?
Me encanta todo lo que hace Lidia Damunt, tanto en Hello Cuca como en solitario. Su disco de versiones es chulísimo, ha conseguido darle un enfoque de rock rabioso muy interesante a versiones que en principio no te esperarías hechas así. En cuanto a hacer un álbum de versiones, por ahora no es prioritario para mí, porque en mis discos y singles ya he ido colando algunas, al igual que en el recopilatorio “Intonarumore” (Jabalina, 2010). Con todas ellas se podría hacer un disco completo de versiones. De todas formas, si lo hiciera, no faltaría ni Vainica Doble ni Lucio Battisti, que son favoritos míos desde hace mucho tiempo. Pero también algunos inesperados como Los Nikis, por ejemplo.
¿Nunca has estado tentado de escribir algo al margen de la música (cuentos, poesía, novela,…)?
Creo que tengo que centrarme en lo que hago mejor, pues me queda mucho que aprender todavía sobre la música. No soy para nada renacentista.
¿Cómo ves, desde la lejanía, la escena musical valenciana?
Conozco muy poco, especialmente lo que hacen amigos como Paco Tamarit con Serpentina y (ahora) San Francisco, o Dani Cardona con sus Desguace Café. Ambos, en sus respectivos estilos, me parecen enormes.