Pablo Burgués vive en Madrid. Christian Späth en Stuttgart. Juntos son Belvès, un grupo para el que parece que no existen los límites idiomáticos. Nueve canciones componen su primer disco, de título homónimo y preciosa portada (una edición limitada con cubierta de diskette de ordenador de los años 80), en el que el folk y el pop caminan de la mano por veredas y montes, salpicándolos de melodías campestres.
¿Cómo un español y un alemán acaban formando un grupo?
Pues por casualidad. Nos conocimos en la Escuela de Cine en La Habana (Cuba) donde ambos estudiábamos. En nuestros ratos muertos recorrimos parte de la isla con dos bicicletas y una guitarra y así compusimos un E.P. de 4 canciones filosófico humorísticas sobre Fidel Castro llamado “Alta Fidelidad”. Al volver a Europa cada uno se fue a su ciudad, Chris a Stuttgart y Pablo a Madrid, pero seguimos mandándonos ideas a través de internet. Y así poco a poco fue naciendo Belvès (que es el nombre de un pueblo francés a medio camino entre nuestras dos ciudades).
¿En qué medida afecta al grupo que cada uno resida en una ciudad distinta? ¿Cómo os organizáis para componer, ensayar,…?
A priori suena todo muy complicado, pero la verdad que nos resulta muy cómodo trabajar “juntos”. En lo referente a la composición uno manda una idea por internet (un riff de guitarra, una melodía de voz…) y si al otro le mola pues graba sus aportaciones encima. Luego lo montamos todo, discutimos (por email o skype) y mezclamos. Cuando nos juntamos físicamente para girar y tocamos esas canciones «virtuales» en vivo es cuando estas se llenan con sudor y vida y ellas mismas reclaman su forma final.
Imagino que consecuencia de lo anterior es que en vuestro repertorio haya canciones en castellano e inglés, ¿no?
Pues no te creas. Es cierto que Pablo tiende a escribir más letras en castellano y Chris en ingles pero lo que realmente decide el idioma es la sonoridad de cada canción. Hay melodías que piden inglés, otras español e incluso alemán… De ahí que tengamos canciones en las que mezclamos varios idiomas.
Belvès practica un folk bucólico, como muy arraigado sonoramente a la Naturaleza, que incluso en vuestro bandcamp bautizáis como vegetarian folk.
Ja ja ja ja, todo empezó como una broma dado que Chris es vegetariano pero nos encanta esa definición, creemos que define muy bien el tono desenfadado y ecléctico de la banda.
Sin embargo, hay un tema, «Ida y vuelta», en el que sonáis muy cercanos a cierto pop setentero (CRAG, Vainica Doble, Cecilia,…) español. ¿Es casual?
No son bandas que hayamos escuchado nunca, pero imagino que todo el pop tiene de fondo los mismos referentes y de ahí que cualquier grupo pueda sonar un poco a cualquier otro.
¿Qué grupos os interesan, al margen de que su sonido tenga influencia en el sonido de Belvès?
Buff… demasiados. Chris viene del hardcore y yo del pop electrónico así que imagina la esquizofrenia de bandas que rondan nuestras cabezas. Lo más importante es conseguir mezclar todas esas influencias y con ellas crear un sonido propio. Y creemos haberlo conseguido, ya que a pesar de que algunas de nuestras canciones son bastante diferentes entre sí todas suenan a Belvès.
Vuestro disco recoge vuestros trabajos entre 2011 y 2014.
Sí, siempre nos ha gustado componer canción por canción. Comenzamos con una y hasta que no está terminada no pasamos a la siguiente. Hay canciones que necesitan un par de días de trabajo y otras te llevan meses y de ahí que nuestro álbum sea en realidad una colección de los singles que hemos editado en los últimos 4 años.
Pablo, tus numerosos viajes por todo el mundo, ¿influyen de alguna manera en el sonido de Belvès?
Conocí a Chris en Cuba, el harmonium lo traje de India, las uñas de vaca de Bolivia, el charango de Perú, cantamos en castellano, inglés y alemán y nuestro nombre es francés… Creo que somos el grupo más internacional de la historia.
¿Conocéis algo de la escena musical valenciana?
No andamos muy al día de ninguna escena musical en particular. De hecho creo que no nos han sorprendido muchas bandas nacionales ni internacionales en los últimos 10 años… creo que nos estamos haciendo mayores.