Lanuca (Ángela Bonet) tiene nuevo disco, “Gran Mandíbula”. Un álbum de siete temas que, como se puede leer en su contraportada, “está dedicado a todos los que sondean el abismo al menos dos veces al día”. Y es que esa sensación de inquietud sonora que tan presente estaba en su primer trabajo, “Pómulo”, permanece presente en su nueva referencia. En definitiva, pop inclasificable, con momentos tremendamente inspirados (“Flor de loto”, “Grieta carmín”) y, de nuevo, una habilidad sobrehumana para haver versiones (“Corazón contento” en esta ocasión).
¿Cómo pasa una batería a defender su propio proyecto como solista?
Me gustaba mucho tocar la batería pero no encontraba el proyecto en el que me sentía completamente cómoda. Entonces pensaba que para tocar la batería tenía que estar en un grupo. Ahora, con la perspectiva del tiempo veo que la batería y la guitarra convivieron y que una dio pie a la otra enseguida.
¿Satisfecha con «Gran mandíbula»?
La verdad es que sí. El peligro de grabar es que una vez hecho siempre piensas que podrías haber mejorado una cosa u otra… pero sí, lo acepto tal y como es. Y a veces incluso, estoy muy contenta de haberlo llevado a cabo.
En la contraportada se puede leer: «Está dedicado a todos los que sondean el abismo al menos dos veces al día”. ¿En qué medida crees que esa frase también sirve para definir tu música?
Pues tienes razón, hay una semejanza muy directa entre el abismo y mis canciones. Me gusta ese borde, el filo, como un precipicio. Mientras compongo, me da la sensación de que la canción no se mantiene por sí misma y de pronto da un pequeño giro y se convierte en algo tremendamente valioso para mí. Y puede ser que para alguien que sondee el mismo abismo, también.
¿Cómo llevas a cabo el proceso compositivo, porque si bien tanto tu voz como las letras tienen un fuerte protagonismo, la parte instrumental no se queda atrás?
Nos interesa que sea una cosa equilibrada entre la voz y la música. Yo compongo la canción, la melodía y la letra. Después, entre Manolo (Bertrán, guitarras eléctricas) y yo acordamos lo que él hace con su guitarra. Manolo es tremendamente versátil y muy open mind para la música, tiene ideas súper buenas. Escogemos lo mejor para cada canción.
En «Grieta carmín» da la sensación de que eres capaz de hacer lo que quieras con una canción, desde esos pasajes más ruidosos a otros aires en los que casi te conviertes en una crooner.
(Risas) Bueno, crooner ¡es mucho decir!. En «Grieta Carmín» sucede lo que te decía antes del giro en la canción que la vuelve imprescindible y muy valiosa ante mis ojos. Me interesan esos cambios, esos giros inesperados. Revelan que las cosas no son lo que parecen.
¿Cómo surge la idea de introducir en «Arde» esos momentos flamencos?
Pues la verdad es que surge de una manera muy natural. «Arde» está ardiendo y el flamenco arde mucho. Pero no fue una asociación conceptual el origen de ese final tan flamenco, si no que tocándola, ensayándola para grabarla la terminábamos así y con el teclado de Ana (Santos, sintetizadores) creo que ha aumentado su dimensión flamenca. Es divertido, me parecía un poco tragicómico.
Da la sensación de que no cierras la puerta a nada siempre que enriquezca a la canción. ¿Existe algún límite?
La verdad es que no… (aunque seguro que hay muchos límites, habría que verlo en el terreno, trabajamos sobre la canción).
Tengo necesidad de explorar con el sonido, hay cosas que tengo en mente que luego resultan muy difíciles de materializar. Somos un grupo pequeño y parece muy difícil tener ambición de progreso en un sitio en el que las cosas enseguida hay que etiquetarlas para saber de qué estamos hablando. Creo que el no cerrar las puertas puede ser nuestro punto fuerte.
¿Qué criterio sigues para escoger las canciones que vas a versionear? ¿Te cuesta mucho decidir como será tu adaptación?
Me gusta mucho hacer versiones, porque se convierten en otra cosa. Me resulta muy fácil escoger canciones que versionear, no las busco, vienen a mí simplemente. Escojo canciones que me gustan mucho en su forma original. Lo que he procurado con «Tú me añorarás» y «Corazón contento» es que fueran canciones del pasado, de nuestro pasado. Me interesa traer al presente con otro traje una canción del pasado.
¿Cómo ves la escena musical valenciana?
Pues sinceramente creo que se hacen un montón de cosas y que hay mucha gente implicada y con mucha ilusión, pero que muchas veces son las mismas personas haciendo varias cosas. Veo que a los conciertos suelen ir músicos. Me da pena que no se trasciendan los círculos habituales, me gustaría que se moviera más la energía, que viniera gente nueva a los conciertos. Que se apreciara más la labor, en definitiva. No es fácil llevar a cabo un proyecto. Luego, vas a estrenarlo a una sala, o en un café por ejemplo, y ves que apenas viene gente. Acabas preguntándote si le interesa a alguien y es un poco frustrante.