Modesto Colorado es de esas personas que necesita la música como el oxígeno para vivir. Sus primeras andanzas en Los Prismáticos, su aventura como Zipi Zape y su actual proyecto bautizado con su apellido, así lo atestiguan. Pero además, es un activista convencido de que una canción puede cambiarte la vida. O al menos alegrártela durante tres minutos. Sus canciones rezuman nostalgia, melancolía, la dulce punción del binomio amor /desamor. Este sábado, las podréis vivir en directo, en el Aperitiver. Recordad, a partir de las 20:00h en Tulsa Café.
El disco «Los que se pelean se desean» se publicó hace casi año y medio. ¿Satisfecho con él cuando lo oyes ahora? ¿Cambiarías o añadirías algo?
Si no hubiéramos parado en algún momento, todavía estaríamos dándole vueltas, pero había que parar, cambiar el chip y terminarlo y realmente sí, al final quedamos muy satisfechos, y además, porque no decirlo…nos lo pasamos bomba en el proceso. Ten en cuenta que el disco lo grabamos en “La Casa en el árbol”, de Rafa Caballero, que es también el bajista del grupo y la buena conexión que tuvimos fue la clave para conseguir el sonido que buscábamos. Lo produjimos juntos y fue un proceso largo pero muy pausado disfrutando mucho en cada sesión. El disco se fue cociendo a fuego lento. Estuvimos más de dos años con la grabación, sin prisas, dándole el tiempo que necesitaba a cada canción, con mucho mimo, cuidando todos los detalles, para eso, para quedarnos completamente convencidos del resultado, y que nos siguiera convenciendo con el paso del tiempo, y así ha sido.
Acabas de colgar en facebook una sorprendente versión de «Yo te siento así», de GEM. ¿Cómo pudiste deducir que bajo aquel éxito dance había una palpitante canción pop?
La idea surge de la mano del Fanzine web La Voz Telúrica. Ellos cada año sacan su disco recopilatorio del verano y en esta ocasión estaba dedicado a la música dance de los 90. El recopilatorio tenía el nombre de “Makineo Telúrico”. Muchas fueron las conversaciones con Sergio Altadill (uno de los responsables de esta web) para elegir la canción hasta que dimos con ella. Él nos decía que conociendo al grupo está canción nos iba a ir muy bien y nos pusimos manos a la obra. Nos gustó mucho el resultado y la respuesta ha sido genial por parte del público que ha acogido muy bien la canción. Cuando nos dimos cuenta de que era una canción aclamada en nuestros conciertos en directo y que funcionaba muy bien, decidimos hacer el videoclip.
¿Se puede considerar esta versión el adelanto de un nuevo disco? ¿Qué puedes adelantar de ese próximo disco?
Se podría decir que es una canción/ puente mientras preparamos nuestro segundo disco. Ya hay muchas canciones nuevas que estamos empezando a maquetar en el estudio y que algunas de ellas ya están sonando en los últimos conciertos, porque nos apetece probarlas a ver que tal van funcionando y de momento van muy bien y se adaptan perfectamente al repertorio del grupo. Sí te puedo decir que esta versión es un adelanto del sonido de lo nuevo de Colorado y de por dónde pueden ir los tiros.
¿Qué hay en Colorado de proyectos anteriores tuyos como Los Prismáticos o Zipi Zape?
La influencia de los 60 está muy clara y creo que viene muy marcada por mi época mod y la etapa con Los Prismáticos. Ciertamente soy un apasionado de la música y de la estética de los 60 y eso se tiene que apreciar en el sonido general del disco. De Zipi Zape quedan las sensaciones pop.
En tus canciones cuentas historias muy cotidianas y reconocibles. ¿Tienen algo de autobiográficas?
Claro que sí, me gusta mucho la cotidianidad en las canciones, hablar del día a día, de las cosas que pasan, tanto a mí personalmente, como a gente que está a mi alrededor y me inspiran para escribir. Por eso en “Los que se pelean se desean” se pueden descubrir canciones de amor y desamor, canciones nostálgicas pero que suenan alegres, que hablan de viajes, de estaciones, de lluvia, de mar…de surf y por supuesto de nuevos planes, porque aunque en ocasiones se respire nostalgia y tristeza en el disco, también existe ese halo de esperanza que lo envuelve.
El disco contenía un abanico de estilos diversos (pop, surf, indie, country,…), pero guardando todos un hilo conductor invisible. ¿Buscabas esa coherencia y que no fuera una simple suma de canciones? ¿Fue fácil?
Creo que este disco es muy sincero y en el están todas las cosas que me gustan: el surf, el country, la música de los 50 y de los 60, los sonidos de la Costa Oeste americana o el indie de los 90 que lo viví muy intensamente. Es difícil meter todo eso en un disco y encontrar una coherencia para lograr un resultado conceptual y global, pero la clave fue que teníamos claro el sonido que buscábamos y este nos sirvió de ese hilo conductor que decías, lo que hizo que fuera todo más fácil. Por eso, aunque existen diferentes estilos a lo largo del disco, es evidente en todas las canciones esa clara influencia de los 60, esas guitarras cristalinas y brillantes de los 50, el cuidado por los arreglos, y siempre la esencia pop.
Defender un proyecto musical con tu propio apellido, ¿pesa más, conlleva una responsabilidad extra?
Siempre he tenido mucha implicación y responsabilidad en todos los proyectos musicales donde he estado, es algo que me viene de serie y no puedo evitar, por lo que no he notado tanto la diferencia con los anteriores. Con respecto al nombre, en un principio no era mi intención, y surgió todo un poco por casualidad. La culpa de que el proyecto tuviese mi propio apellido fue de mi amigo Carlos Sanchez (Mercromina, Honky Tonky Sanchez). Cuando terminó la aventura con Zipi Zape, seguí componiendo y grabando cosas en casa solo, en un principio sin ninguna pretensión y sin llegar a ponerle un nombre. El sello Jabalina, con el que trabajábamos Zipi Zape por aquel entonces, estaba sacando una serie de recopilatorios bajo el nombre de “Teoría y práctica melódica” y me pidieron una canción para el recopilatorio “This is my country» dedicado como su propio nombre indica a la música country. Llamé a Carlos para que me echara una mano con la grabación y nos pusimos manos a la obra con “Todas esas cosas que hemos pasado”, la antesala de lo que sería más tarde “Días de manga corta”. Me ayudó con las guitarras y nos pusimos a grabar. Una vez terminada la canción, al disponerme a enviarla caí en la cuenta de que lo que no tenia era un nombre y le pregunté a Carlos… ¿y como me voy a llamar? Él con mucha seguridad exclamó: Pues como te vas a llamar, ¡¡¡Colorado!!! Y añadió: ¡que suena genial y muy country! Y así se quedó.
A pesar de lo comentado en la pregunta anterior, el disco contó con muchas colaboraciones. ¿Entiendes Colorado como un grupo que suma a partir de unas ideas primigenias tuyas?
Es cierto, en el disco han participado muchos amigos que tenían que estar, porque de una manera u otra me han ayudado a poner en marcha el proyecto. Todo empezó con este nombre porque realmente empecé solo haciendo canciones en casa, y era un proyecto muy personal, pero poco a poco, de una manera muy natural y espontánea ha ido cogiendo forma. Es inevitable acabar tocando con gente, y así se ha ido formando el grupo con músicos que me encantan, que han ido vistiendo a Colorado para que quedara muy elegante. La clave para darle forma al grupo y llegar a grabar el disco fue el reencuentro con Rafa Caballero. Él y yo habíamos tocado juntos en nuestros principios, en los grupos de instituto, pero luego cada uno cogió su camino, esta vez el destino hizo que nos volviéramos a encontrar.
Por tu trayectoria (el pasado mod, la apertura de miras musicales, cantar en castellano, defender un proyecto más personal,…) se podría pensar que un buen ejemplo en el que te miras es Alejandro Cooper. ¿Qué otros grupos actuales te interesan?
Si, llevas razón. Después de Los Prismaticos, he seguido haciendo cosas sin perder mis referencias a los 60 pero abriendo mucho más el panorama, liberándome de ataduras y acercándome a otros sonidos, y si alguien ha hecho eso de maravilla en este pais ha sido Alejandro, así que es un buen ejemplo. A parte de amigo, soy un gran admirador suyo, me considero un gran fan de Los Flechazos y de su conversión a Cooper, del que soy seguidor acérrimo. Me interesa mucho también lo que está haciendo Francisco Nixon, como se ha reinventado, el descubrimiento como letrista en castellano y me parece exquisita la producción de su último disco. De cosas de fuera: Belle And Sebastian, Yo La Tengo, The Charlatans, Mojave 3, The Ladybug Transistor…y últimamente no puedo parar de escuchar a Richard Hawley.
Con Zipi Zape viviste el final de lo que se conoció como despertar indie (1988-98) en España, el auge del mal llamado tonti pop. ¿Qué opinión te merece el revisionismo y cuestionamiento que en los últimos años se está haciendo de esa época?
Parte del público y de la prensa independiente bautizó en su día el movimiento de forma peyorativa como “tonti-pop” y metió en un mismo saco a todos los nuevos grupos que salían en ese momento, independientemente de que fuesen buenos compositores o grupos que se lo tomaban a coña. Pero lo importante es que se creó una escena sin prejuicios que estableció sus propios canales y como bien dices, hubo un despertar indie. Fue genial vivir desde dentro ese despertar porque realmente pasaban muchas cosas. Hubo un aluvión de fanzines, nuevos medios, sellos y espacios para tocar. Esta época con Zipi Zape la viví muy intensamente y la recuerdo con muchísimo cariño, así que con eso me quedo y que cuestionen lo que quieran.