Manolo Barberá. Foto: Gandi.

No descubrimos nada si hablamos de la importancia de la música en las fallas. Pero no solo nos referimos a las bandas en los pasacalles, a las actuaciones en directo o en los playbacks, o a cómo enfatiza la solemnidad o diversión con que acompañan cada acto oficial (o no). También a la que suena en el casal, la que se convierte en la banda sonora con que se remata un buen día fallero.

En la Falla Plaza del Pilar, Manolo Barberá (València, 1963) convertido en DJ Barbera es un clásico. Manolo es un enfermo de la música. Pero en esta ocasión el calificativo no hay que ponerlo entre comillas. Basta hablar con él un rato para darse cuenta de su pasión  por ella, sin prejuicios absurdos ni postureos. Su colección de discos es la mejor vacuna contra la tontería y los ataques de autenticidad que suele rodear este mundillo. Pero será mejor que hable él:

«A ver, es que soy muy poco dado a contar mi vida y mucho menos en presencia de desconocidos, así que citaremos a los clásicos: birth, school, work, death. No necesitáis saber más. Pero al nacer en plena Ciutat Vella (y no es una metáfora, mi abuela se empeñó en que naciera en casa porque en los hospitales ¡“robaban y cambiaban a los bebés”!) y viniendo de una familia de falleros, era inevitable que me apuntaran a la misma casi antes de nacer. De hecho, tengo un pergamino que certifica mi nombramiento como fallero el día de mi bautizo. Falla Plaça Del Pilar i Adjacents. Y desde entonces.

Pero la verdad, hace ya muchos años que intento no hablar de fallas seriamente con nadie que no sea fallero, ¿para qué?. La gente en general no tiene ni idea de lo que implica sacar la fiesta adelante, prefiere manejarse con los cuatro tópicos de siempre: fiesta, garrulos, alcohol, fachas, horteras, vallas, petardos, coentor, carpas y molestias para el vecindario. Y no pasa nada, todos contentos y vuelvo a los clásicos, “todo lo que digáis lo somos, lo somos y aún peor”. Lo que sí sé es que todos los amigos que han acabado acercándose al Casal en Fallas y fuera de Fallas, conociendo un poco los entresijos del asunto, han terminado flipando por cómo funcionamos, currando como el que más cuando hay que currar y desfasando como el que más cuando toca desfasar. “No tenía ni idea de todo el trabajo y organización que hay detrás” es de las frases más repetidas».

¿Cuál es el primer recuerdo musical que tienes?

Uf… Aparte de los típicos recuerdos de radios y casetes en el coche, la primera vez que creo me quedé totalmente flipado escuchando música, eso de que te vuelves a poner una canción una y otra vez intentando asimilar que está pasando exactamente, fue con un casete prestado por mi tío Pepe, una cinta con bandas sonoras de películas. Una de esas temibles recopilaciones baratas de “éxitos” recreados al piano por algún artista semianónimo, pero que incluía el “Tema De Amor” del Romeo y Julieta, de Zeffirelli (1968) y que con doce o trece años me dejó con las piernas vueltas desde el minuto uno, vaya usted a saber por qué. Bueno, igual que esa banda sonora es de un tal Nino Rota tiene algo ver.

¿Cuál fue el primer disco que te compraste?

The Dark Side Of The Moon, de Pink Floyd, en cassette, en una tienda de electrodomésticos de la Gran Vía Fernando el Católico que tenía una pequeña sección de música y que a mi me parecía el equivalente a la Biblioteca de Alejandría pero con discos. 350 pesetas que estuve ahorrando durante semanas, aquellos tiempos en los que tenías días más que de sobra para memorizar un disco hasta el más mínimo detalle, porque poder hacerse con otro llevaba mucho tiempo y sacrificios. Pero he de decir  que el disco que de verdad lo cambió absolutamente todo para mi fue Wish You Were Here, de los mismos Floyd, el que me descubrió meses antes que no todo eran canciones
cantaditas de las que sonaban por la radio. Lo tuve grabado por el primo de un amigo, estuve todo un verano con esa cinta y funcionó como el armario de Narnia o la madriguera del conejo de Alicia. Fue lo primero que oí que se puede llamar rock y me puso sobre la pista, por eso el primero que me comprara no podía ser otro que otro de los Floyd, cinta que estuve mirando en el escaparate ¿decenas? ¿cientos? de veces antes de reunir el dinero y que inauguró mi periodo progresivo/sinfónico. Pero esa es otra historia y deberá ser contada en otro momento…

¿Qué importancia tiene y ha tenido la música en tu vida y en tu día a día?

Digamos que siempre he dudado que sería peor, quedarme ciego o sordo. Y es que no concibo la vida sin música, así de simple. Me gusta tenerla de fondo o dedicarme a desmenuzarla sin hacer otra cosa, acudo a ella cuando estoy triste y cuando estoy contento, cuando estoy solo y cuando estoy acompañado. Nunca me ha fallado, pensaba que con los años se me pasaría esta locura pero veo que no. Porque ya no son solo discos y conciertos, son revistas, conversaciones, libros, foros, documentales, podcasts… todo lo que remotamente tenga que ver con ella me interesa. Como dijo Cage, “¿Mi música favorita? La que todavía no he escuchado”. Además, mi eclecticismo es más
esquizofrenia que otra cosa, para mi no hay distingos ni etiquetas, me da igual Tangana que Ligeti, la Piquer que Badfinger, King Crimson o Pet Shop Boys, Wagner o Beach Boys, los tambores de Burundi o Chet Baker, Can que Sonia y Selena. Depende del momento, siempre hay música y canciones esperando, pero tienes que ir a por ellas.

Ah, y ese presunto eclecticismo no implica falta de criterio, los años me han dotado de un infalible sentido arácnido que me permite detectar a la legua timos y engañifas, llámense Radiohead, León Benavente, Bjork, Muse, Pearl Jam o Queen.

Por otro lado, siempre he huido de “profesionalizarme”, por así decirlo. He tratado de evitar que la música se convirtiera en una obligación, la amo demasiado como para mancharla con nada parecido a la rutina. A ver, tampoco es que haya tenido demasiadas oportunidades, pero sí que he rechazado algunas ofertas que otros han aprovechado para hacerse un hueco en el negocio y, si no ganarse la vida con ello, cosa
prácticamente imposible, sí sacarse un sobresueldo. Pero no, sé que convertirla en una obligación, aún mínima, hubiera sido una traición abocada al desastre.

¿Qué estás escuchando ahora?

Jaja, habéis tenido suerte, pues me habéis pillado en una temporada en la que estoy escuchando muchos grupos de pop/rock en castellano, así que por esta os libráis de Van Der Graafes, Neil Youngs, Velvets, Whitehouses o Bitels. Así, hay algunos descarados herederos del injustamente denostado tontipop noventero, con una frescura desarmante y un gusto por la melodía cojonudo, además luego en directo son la hostia. Mención especial para Bestia Bebé, que me parece un grupazo que está sacando unos discos del copón, y el Duplo, de Yawners, uno de los mejores discos españoles de 2022.

Por medio se han colado The Men, que han sacado ahora un disco rollo Stooges repleto de temas en los que, sencillamente, mascas la tensión y el peligro en cada esquina y que estoy escuchando bastante más de lo que me parece. La de José Alfredo es la más fallera aunque no lo parezca, cuando (casi) nadie nos ve nos gusta arrancarnos por rancheras y tangos (!) y ahora nos ha dado por esa y quiero aprenderme bien la letra (“nada me han enseñado los años / siempre caigo en los mismos errores / otra vez a brindar con extraños / y a llorar por los mismos dolores”).

Otra colada es “La Cancion”, de Balvin/Bad Bunny, un temazo que habla precisamente del poder de arrastre de la música, “pensaba que te había olvidado / pero pusieron la canción”, y que es un clásico de esos que nadie menciona pero todo el mundo se sabe y canta en cuanto suena la primera nota. No descubre nada nuevo, es una revisión de lo que ya cantaba Benny Moré, “no me vuelvas a cantar esa canción / porque te mato”, pero me parece un hitazo a todos los niveles.

Y luego está la de Veneno y Tangana, que se ha incorporado también sin mayor problema a las sesiones falleras de rancheras, tangos y rumbitas antes mencionadas, una maravilla que me fascinó desde la primera escucha, que en directo empastan con el “Bizarre Love Triangle”, de New Order, y todo fluye y nada chirría. Magia al alcance muy poca gente. Sí, genio es la palabra.

Y de “Los Tontos” a los Karavana de “saltaré por tu ventana / si pones a C Tangana”, que puede parecer una contradicción pero no. Vamos, yo disfruto con Tangana (sí, El Madrileño es otro discazo), pero entiendo al chaval que está hasta los huevos de “esa música de mierda que le revienta el cerebro” y ahora quiera un poco de guitarreo. Los mismos chavales que dos minutos después versionean sin problema el
maravilloso “Tití Me Preguntó”, de Bad Bunny. Pues claro. No es tan difícil de entender, creo.

To everything (turn, turn, turn)
There is a season (turn, turn, turn)
And a time to every purpose, under heaven…

1- Un Documental sobre mí (Bestia Bebé)

2- Si esto es una broma, ¿dónde está la gracia? (Kylu Te Quiero)

3- En el último trago (José Alfredo Jiménez)

4- La canción (JBalvin / Bad Bunny)

5- Los Tontos (C. Tangana / Kiko Veneno)

6- Echo (The Men)

7- No me digas (Yawners)

8- Me parece muy fuerte (Aiko el grupo)

9- Strokes (Karavana)

10- Aaaaaa#$!& (Carolina Durante)

11- Pelis de mierda (Zaidía)

12- Algo ha cambiado (La Paloma)