MKM

Escuchar a MKM (Lluis Forner, Paco Gómez y Juan Ángel Gómez) es como hacer un viaje sin saber ni el itinerario ni el destino. Y, además, con la posibilidad de cambiar de dirección durante el trayecto. «Ad Astra per Aspera», el disco que han editado con Verlag System, hermana el rock cósmico de ascendencia setentera; el krautrock como punto de expansión y no como patrón al que adherirse; y la electrónica con afán experimentador y liberador, en unas no-canciones que parecen no tener límites.

¿Cómo surge MKM? ¿Ya habíais trabajado juntos en algún proyecto anterior?
En algún momento del final de la pasada década, Traummaschine y Bëiruth, unos localizados en Albaida, los otros en Alacant, comienzan a colaborar gracias a la facilidad de comunicación que nos ofrece la red y termina cristalizando en una serie de proyectos como TMA-1, Swastika Girls, Infierno de Polipiel, la Net Label Chiennoir… Y al final de este recorrido, como conclusión a lo aprendido y aplicando el aforismo que a mitad de los años setenta del siglo pasado nos lanzó Robert Fripp (“el segundo nivel del camino es una organización pequeña, móvil, varias unidades inteligentemente entrelazadas para crear un marco que reemplace los dinosáuricos modelos de organización») está MKM.

¿Por qué dais el paso de los netlables a Verlag System?
Fácil respuesta: Porque la gente de Verlag System (saludos a Iván, Toni y Jonathan) nos lo proponen y su modo de entender el negocio está en sintonía con nuestra manera de ver las cosas. Y para qué te voy a engañar, mola mucho que alguien te publique un disco.

Rock cósmico, krautrock y electrónica minimalista son palabras que se repiten cuando se habla de vosotros. Dando por hecho que os reconocéis en las tres, ¿cuál o cuáles añadiriais?
Si tuviéramos un cantante que se pintase los ojos te diría que también Art-Rock, pero no es el caso. Hablando en serio, nosotros somos fans de muchas cosas, estamos oyendo música y volviéndonos locos con el rollo desde niños y ya no somos jóvenes precisamente. Estamos metidos con esto de la electrónica, pero no venimos del Techno ni del ambiente de club ni de las raves ni ese tipo de historias. Venimos del Rock. Cósmico por Hawkwind, Gong y Heldon, Kraut por Faust, Ash Ra tempel, Can y Neu!, Prog por King Crimson y Van Der Graff Generator, minimalismo por Terry Riley y Lamonte Young. Aprendimos a ser fans de la gente que con su arte asume un riesgo. En MKM aplicamos la misma visión del asunto que todos esos que he nombrado.

Da la sensación que os interesa más, con vuestra música, recrear atmósferas que ceñiros al formato clásico de canción. Siguiendo esta manera de componer, ¿cuándo dais por terminado cada tema?
Nunca, creo… Te diría que ahora seguimos completando cosas que están en el disco. Una foto mía de hace 20 años es una imagen de alguien que, realmente, ya no existe. Si la vieras hoy y quisieras conocerme te encontrarías con una persona completamente distinta. Por suerte, la música no es ni debe ser escultura, no es un arte estático. Que se grabe no quiere decir que ahí acabe, no. Para nosotros no.

¿Es MKM un proyecto que va más allá de lo musical?
De momento no. Somos músicos, no estamos en un rollo multidisciplinar. Pero igual te digo que ya con Traummaschine se colaboró con Alberto Castelló en un asunto de Action Painting (esto es, pintura y música en directo) y no estamos cerrados a nada.

En directo contáis con el apoyo visual de Paco «Mente Líquida». ¿Tiene total libertad para hacer lo que quiera?
Paco Barcelona, que es la verdadera identidad de “Mente Líquida”, es un espíritu libre, hace lo que quiere y mas allá de aceptar alguna sugerencia, es imposible de domar. Creemos que Nikola Tesla se le ha aparecido alguna noche, le ha contado cosas y le ha revelado secretos.

En vuestro conciertos, reforzáis vuestras composiciones con el montaje visual que hemos comentado, pero ¿os gustaría hacer el viaje a la inversa y poner música a alguna creación ajena a vosotros?
Seguro, ya hicimos con TMA-1 musicar en directo “El Golem” y con MKM “El Acorazado Potemkin”. Si, a mí me gustaría especialmente que MKM hiciera la banda sonora de algo o de la vida de alguien.

No os interesan las canciones como tales, el componente visual es muy importante en vuestro directo, la improvisación sigue teniendo su protagonismo,… ¿por qué, entonces, la necesidad de grabar y plastificar las canciones?
Para poder oírlas nosotros después, porque hay quien lo reclama y porque un disco de MKM es un objeto precioso.

Ante temas como «El Triangle d’Estiu», de más de 20 minutos, a la hora de empezar a crearlo, ¿hay alguna intención premeditada (sobre su duración, desarrollos, recuperación de alguna idea antigua, orientación sonora,…)?
Todo procede de la curva de aprendizaje vital que es decidir meterte en un berenjenal como es esto de creación.

¿Qué importancia tiene vuestro pasado musical en MKM?
Mucha. Como dijo Sartre, somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros.