El grupo valenciano Moonflower nos cuenta su experiencia en el Primavera Sound.
María se instaló hace un año en Wilmington (Delaware), una pequeña ciudad de la costa este americana a media hora de Philadelphia. Una tentadora propuesta laboral y la posibilidad de vivir una gran experiencia le hicieron hacer las maletas. Con ella se fueron las canciones de Moonflower, que ha ido presentando en más de diez actuaciones por aquellos lares. En Wilmington nos llegó la noticia. Recibimos un correo electrónico con un ‘llamadme urgente’. Era para tocar en el Primavera Sound.
Nos costó asimilar la noticia. Para un músico tocar por primera vez en el Primavera Sound debe ser una sensación parecida a lo que experimenta un futbolista que debuta en Primera en el Camp Nou o el Bernabéu. O cuando un piloto de Fórmula 1 pisa por primera vez el acelerador por las calles de Mónaco… Sinceramente nunca esperábamos que llegara tan pronto nuestra oportunidad de tocar en un gran festival, y mucho menos que nuestro estreno fuera en el Primavera Sound, donde habíamos disfrutado varias ediciones como público.
Tuvimos que organizar nuestro concierto a 8.000 km de distancia, sin manager ni un agente que nos echara un cable, pero gracias a la perfecta organización del Primavera Sound todo salió a pedir de boca. Hasta la misma semana del festival no pudimos viajar a Valencia, primero porque María debía cumplir con sus compromisos laborales y segundo porque teníamos un concierto en Wilmington (algún día les contaremos lo extraordinaria que está siendo y es nuestra experiencia americana). Así que nos plantamos en nuestra ciudad el lunes 20. Actuábamos en el escenario Adidas del Primavera Sound el viernes 24 y sólo disponíamos tres largos ensayos para preparar la cita.
Después de casi seis meses sin tocar juntos, el mismo día que aterrizamos nos citamos en el local de ensayo. Un abrazo enorme y a tocar. Nacho y Thomas habían hecho los deberes en casa, mientras que María y Josep llegábamos con las canciones frescas por nuestra gira americana. Imagino que la ilusión pudo más que el cansancio o el ‘jet lag’, y después de tres duras sesiones nocturnas Moonflower volvía a sonar como una banda compacta.
Llegamos a Barcelona el jueves 23, recogimos la acreditación y comenzó nuestra fascinación. Es una tontería, pero nos dieron una bolsa del festival y salía nuestro nombre entre los 150 grupos confirmados. “¡Estamos en la bolsa y en las camisetas!”, gritamos como niños. El trato de la organización del festival fue simplemente excelente. Nos ofrecieron todo tipo de facilidades (alojamiento, transporte, backline…) y en ningún momento nos sentimos un grupo pequeño; es más nos trataron con la misma atención que al resto de grandes bandas que tocaban en el festival. Nos hicieron sentir afortunados por vivir la experiencia de tocar en el Primavera Sound y eso ha sido lo más grande.
Tras acomodarnos en el hotel, llegamos al Fòrum justo para la actuación de Dinosaur Jr. Con Bob Mould y The Postal Service decidimos poner fin a nuestro primera jornada. El día siguiente era nuestro día.
Todo las previsiones daban lluvia a la hora de nuestro concierto. Después de todo el esfuerzo que habíamos hecho para estar en el Primavera, nos fastidiaba un poco que el agua pudiera empañar el día. Pero afortunadamente el sábado amaneció con sol, aunque con un frío más propio del invierno que de la primavera. Fuimos a comer a uno de los hoteles de la organización, y allí volvimos a sentirnos un poco estrellitas. A nuestro lado teníamos a Animal Collective y comimos con Daniel Johnston y sus demonios. Daniel zampaba unos espaguetti solo, sin nadie a su lado y al pobre le dio un especie de ataque alérgico durante la comida. Al final, nada grave. Tras una pequeña siesta, la organización nos llevó al festival para hacer la prueba de sonido.
Nunca en nuestra vida nos habían tratado tan bien encima de un escenario. Teníamos un técnico de sonido, de backline, otro de monitores, control de luces, stage manager… ¡Todos a nuestro servicio! Con tal despliegue de medios era imposible que las cosas salieran mal. La prueba de sonido fue sobre ruedas y para matar los nervios antes de la actuación algunos optaron por el cubata y otros por la clásica caña. Sin excesos, pero había que subir a tocar con la ‘moral’ bien alta, ya saben… A las cinco de la tarde salimos al escenario Adidas, el más cercano al mar y uno de los ocho que estaban repartidos por todo el Fòrum de Barcelona.
Habíamos preparado un repertorio con los temas de corte más rock de nuestro disco, First Time, pero sin olvidar canciones donde predomina la guitarra acústica. Además estrenamos tres nuevos temas en el Primavera Sound. En total, diez canciones y 45 minutos de actuación que se pasaron volando, casi sin tiempo para ponernos nerviosos ni para saborearlo. Las cosas fueron realmente bien y disfrutamos mucho tocando, pese al frío y el viento. Lo bueno de tocar tan pronto es que apenas teníamos competencia en otros escenarios y lo malo es que la mayoría de los asistentes todavía tardarían en llenar el recinto del festival. Aún así, bajamos muy satisfechos porque fuimos congregando poco a poco al público que pasaba y nadie se marchó hasta que finalizamos con First Time. Nos felicitamos y nos felicitaron desde la organización. Cuando encendimos el móvil de nuevo, estaba lleno de mensajes de apoyo de amigos y seguidores.
Volvimos al hotel para dejar nuestros instrumentos y nos reenganchamos al festival con The Breeders, The Jesus & Mary Chain, Local Natives y Blur, pero era difícil concentrarse en los conciertos y dejar de lado nuestra actuación. Cada uno de nosotros la repasábamos mentalmente, para no olvidar ningún detalle de una de nuestras mejores experiencias sobre un escenario.
El sábado volvimos a ser ‘mortales’, sin camerino ni barra libre ni todas las atenciones del festival. La tarde arrancó con el despago de la cancelación de Band of Horses pero recuperamos el ánimo con Modelo de Respuesta Polar, Adam Green, Antònia Font y Los Planetas. El domingo, de vuelta a casa con el coche lleno hasta los topes, disfrutamos de los cedés de Low, Telekinesis, Pete Yorn y Josh Rouse. Y por el retrovisor del coche adivinabas esa sonrisa que, sin darnos cuenta, se había instalado en nuestros rostros. Todos estábamos de acuerdo: ¿para cuándo la próxima gira?
Fotos: Ana López