Foto: Eva M. Rosúa.

Foto: Eva M. Rosúa.

Algunos cocineros orquestan sus fogones como si lideraran una banda de rock and roll. Así, ofrecen al ritmo de primitivas melodías, garage, surf, soul incendiario … una carta que bien merecería todo un festival. En El Garatge, haciendo honor a su lema «tapes i pollastre», la carne está suculenta, bien comprada y elaborada. Desde unas admirables croquetas de puchero hasta las brochetas de pollo saté marinadas al estilo tailandés con salsa de cacahuete, o las de ternera adobadas en mirin (vinagre de arroz). Sin olvidar la potencia seca (el hígado y las especias tienen que ver) de las hamburguesitas de figatell.

Cocina de mercado con productos de temporada y lectura asiática en lo que respecta a su tratamiento como la humba (carrillera ibérica al estilo filipino), el pato braseado con mango y chili dulce, y también Asia presente en el pescado: atún en tartar o tataki. Un buen bis, sus croquetas de arroz negro con alioli (¡deliciosas!) o los rollitos filipinos rellenos de verduras y pato. Con este ritmo dan ganas de subirse a la plancha a bailar. Unas llamarada controladas nos avisan de que está cocina apuesta por la potencia y el sabor.

El Garatge. C/ Escultor Alfonso Gabino, 19.

Este artículo fue originalmente publicado en el numero veinticinco de la newsletter Paladar que, todos los jueves, llega al correo de sus suscriptores. Para apuntarse gratuitamente ir aquí.