La Regional (Paloma Pallarés y Agustín Esteso) ha tenido un periplo veraniego intenso: festivales de música (EMDIV en Elda, Low en Benidorm, Medusa en Cullera…), mercados gastro (Alicante Street Market, Foodie Fest Benicàssim…) y algún viaje fuera de España para seguir tomando notas gastronómicas. En el tiempo en el que nos entrenamos para retomar hábitos rutinarios, y las vacaciones son un lejano recuerdo (algunos nostálgicos aún insisten, colgando sus fotos en Instagram), realizamos el ejercicio de mirar por el retrovisor las experiencias de un largo y cálido verano. La cocina volante de La Regional ha repartido dosis de tradición culinaria e innovación bajo el lema, con el que no podemos estar más de acuerdo: «Come, bebe, ama y ensancha el alma».
¿Qué ambiente se respira culinariamente en los festivales y mercados que habéis visitado?
Ha habido un ambiente excepcional en cada mercado al que hemos ido. Somos pocos en este sector y prácticamente nos conocemos todos. Es curioso el trueque de platos entre nosotros, yo pruebo el tuyo, luego te acerco de lo mío… Terminas comiendo de todos los foodtrucks vecinos, ¡así como va uno a adelgazar! Al final de la jornada, acabamos saludándonos los unos a los otros por las partes traseras y haciendo balance de cómo se ha dado la cosa. Y si se tercia tomarnos la penúltima.
¿Cuál ha sido el hit gastronómico de vuestra caravana durante el verano?
Desde que empezamos sin duda el best seller de La Regional es el bagel de lomo de orza casero. Es un ejemplo claro de nuestra cocina, un producto casero del recetario de siempre, acompañado de un pan en pleno auge. Una combinación de ingredientes actualizada. Eso, y que está de muerte cuando sale del grill.
¿Cambian los gustos del público según el evento en el que participáis?
Sin duda, el publico es totalmente opuesto. De hecho, hemos salido algo escarmentados de los festivales de música veraniegos. El publico de un festival de música, mayoritariamente viene de fiesta, y simplemente quieren algo para llenar el estómago, algo así como un mero “trámite alimenticio” entre concierto y concierto. Por otro lado, en un mercado gastronómico, el protagonista eres tú, la comida vamos, la gente viene adrede a probar cosas nuevas, más elaboradas y a disfrutar del buen yantar. Nosotros defendemos el poder hacer cosas diferentes, con un producto de primera y un precio asequible. Así que seguiremos en nuestra línea de dar a conocer a la gente nuevos sabores, o sabores de siempre, que ya tenían olvidados.
Tradición y modernidad caminan de la mano en La Regional.
Uno de nuestros grandes valores es contar con el apoyo de uno de los restaurantes con más solera de la de l´horta valenciana, el Restaurante Casa Agustín, el cual nos asesora, cede sus instalaciones y nos da su experiencia de cuarenta años en el sector. Esto es una gran ayuda para poder dar calidad y servicio. Si no fuera así, sería imposible.
¿Alguna anécdota que reseñar en esta larga gira?
Cosas como tener que estar pendientes porque nos robaban los bocadillos de la exposición. Eso fue el primer round del asalto. Al día siguiente, compramos el picante más picante del súper, volvimos a hacer las muestras pero esta vez con extra de hot… Y sí, se lo volvieron a llevar. El amigo de lo ajeno aun se estará acordando de La Regional. Nos partimos recordándolo.
Sois un food truck muy viajero, habéis estado, incluso, en Copenhague.
No eres la primera que piensa que fuimos con La Regional hasta Dinamarca, estamos hablando de 2500 km con una caravana a cuestas, estamos locos pero no tanto, jejeje. Somos muy de barra de bar, nos gusta la tradición pero también nos encanta la cocina de otros países. Esto se refleja en nuestro proyecto. Desde que empezamos sobre ruedas, aprovechamos nuestros viajes de turismo para estar con los ojos bien abiertos y las papilas gustativas a pleno rendimiento. Y hace unas semanas estuvimos por Copenhague. Es una de las capitales del street food, con varios mercados como el de Torvehallerne abierto a la calle con cuidados puestos de comida riquísima y variada, para comprar y comer. Y sin duda, flipamos con Papiroen, una antigua nave portuaria plagada de food trucks permanentes que se abarrotan cada día. También hemos visitado recientemente, Budapest. Lugar que recomendamos totalmente. Una ciudad que sale, literalmente, a las calles con el buen tiempo, y acostumbra a comer siempre en ellas.
¿Qué os aporta la experiencia de salir?
De cada viaje volvemos con un montón de nuevas ideas, nuevos ingredientes, o detalles de cómo presentan el bocadillo, como lo venden, el packaging que usan, la forma de colocar el producto, la imagen que tienen… ¡Pero vamos de vacaciones, eh!
¿Y dónde os pilló la noticia de que habíais aparecido en la revista Tapas Magazine?
Fue toda una sorpresa, nos pilló en la playa en pleno descanso del Foodie Fest de Benicàssim. ¡La cara de tonto que puse al verme en la foto fue de aupa! Además, seguimos bastante la revista y nos encanta el punto desde el que miran la gastronomía.
¿En qué manera el verano ha sido un tiempo de cambio y evolución? ¿Cómo afrontáis la nueva temporada?
Todo el mundo está con el estrés post vacacional y malhumorada por la vuelta al trabajo. Nosotros estábamos deseando volver y empezar con nuevos eventos, la creación de nuevos platos que ya llevamos en mente desde hace tiempo. La nueva temporada nos ha pillado sin poder parpadear, hemos enlazado el tour de verano con lo que promete ser un largo recorrido de otoño-invierno lleno de cuidados eventos gastronómicos. Además, vamos a formar parte del primer Tour de Food Trucks del país (nada más y nada menos que el Plateselector Food Tour ), que ya ha recorrido parte de la península. También queremos organizar algún evento gastronómico propio, presentar un montón de nuevas creaciones, colaborar con marcas y proyectos locales, lanzar una línea de merchandising con producto artesanal, y realizar eventos privados. Un campo que también nos apetece, y que cada vez nos solicitan más.