Peluquerías, tiendas de comestibles, restaurante, agencias de viajes y prestamistas, bares de caracoles… en la zona de Pelayo, había de todo excepto una pastelería china. Bueno, pues desde hace un año, la Pastelería Tiramisú ha venido a llenar el hueco que se necesitaba. Coco junto a su padre son panaderos, y pasteleros, el padre siempre en el obrador masajeando la masa. Coco, chino joven y moderno, al frente. Ambos provienen de una larga tradición familiar en su ciudad china natal, cerca de Shangai. La repostería por encargo ha recorrido un largo camino hasta llegar a este delicioso mostrador.
En el escaparate exterior algunas muestras fake de lo que pueden llegar a hacer (husmeando su facebook se quedan cortas). Y ya en el interior, la realidad. Desde tartas por raciones, pasando por bubble teas, donuts clásicos, una amplia selección de panes tipo molde, brioche rellenos de ingredientes dulces o salados, como los panecillos que en su interior esconden una brizna de carne seca al horno. Todos deliciosos y adictivos. Y están ellos, nuestros favoritos: los bizcochitos elaborados con té matcha, vainilla o taro (verde, amarillos o morados respectivamente). Suaves, esponjosos, ligeros con su espiral de nata en el centro del laberinto, que son postre, acompañamiento para el té o el café, o una delicia en sí mismos. La calle Pelayo además de la librería París-Valencia ya tiene otra buena excusa para cimbrearse por su estrecha acera.
Pastelería Tiramisú. C/ Pelayo, 13.
Este artículo fue originalmente publicado en el numero diecinueve de la newsletter Paladar que, todos los jueves, llega al correo de sus suscriptores. Para apuntarse gratuitamente ir aquí.