Un día entre semana de cuya fecha no puedo acordarme, la Taberna Cervantes agota sus menús de mediodía porque la relación calidad-precio pareciera una broma de molinos de viento. Me fijo en las mesas y la percepción de que las carnes se deshacen en la boca, queda confirmada cuando pruebo el montadito de hamburguesa de rabo de toro con queso crema, tomate asado y cebolla roja.
El bar con un continente para olvidar interesa por lo que ofrece: es una rara avis en el barrio de Ayora repleto de bares que ofrecen menú. A mitad camino entre el tapeo tradicional y las licencias de un gastro bar. Pido la cerveza Ancestra de malta de cebada (única referencia artesana), estupenda para acompañar unas croquetas variadas de polllo y trompetas, de Idiazábal con anchoas, y unas picantes de boletus con cebolla. A las que le siguen unos boquerones en vinagre con muselina de anchoas, bravas con salsa brava casera, pulpo a la plancha… La carta desvela que el divertimento es el picoteo y sus referencias son todas apetecibles.
Por no hablar de los montaditos-hamburguesas del principio: rabo de toro, ternera o buey. Con un tamaño generoso de tapa que sin embargo me hace desear la morcilla de arroz con piquillo, compota de manzana y kikos. Cuando llega el postre, ya he dejado atrás la segunda Ancestra para meter cuchara a un crumble de manzana con avellanas, sirope de arce y helado de vainilla que declara que este tipo de locales merecería una denominación propia: clásicos con un punch. Tal cual, El Quijote.
Taberna Cervantes
C/Duc de Gaeta, 49
46022 Valencia
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