La nueva televisión autonómica ya está de pretemporada. Sabe que lo serio empezará durante el primer trimestre de 2018 y muchas de las producciones ya han empezado a preproducirse, cuando no a rodarse. Será cuando empiecen las emisiones de À Punt cuando habrá que valorar si ha merecido la pena la resurrección catódica o no. En Verlanga queremos ayudar a que gane el «sí» y para ello sugerimos algunos programas que no existen y nos encantaría ver por el nuevo canal.
1- Receptari Extraviat
Con ese nombre se publicó el año pasado un libro que recuperaba las recetas, ritos gastronómicos y las costumbres a la mesa del pueblo de Bonrepòs i Mirambell, en peligro de extinción. Sus autores (Carles Rodrigo, Tono y Aída Vizcaíno, y Yaiza Pérez) nos contaron en una entrevista que no querían hacer un libro de recetas, «sino utilizar las recetas como excusa para conocer la cultura gastronómica y la vida de l’Horta: qué se comía, por qué se utilizaban unos productos y no otros, cómo influía el calendario festivo en los platos, quién hacía qué en la cocina…» al tiempo que querían convertir a esas personas que compartían sus testimonios en absolutas protagonistas de la publicación.
El resultado es un delicioso volumen, tanto por su contenido como por su diseño, que podría ser el punto de partida del programa gastronómico de la nueva televisión. Recorrer con ese espíritu y esas intenciones etnográficas cada rincón de la Comunitat Valenciana, sin otro interés que zambullirnos en su gastronomía y, por extensión, en su historia. Sin chistes facilones, presentadores afectados, planos para la galería, vecinos estrambóticos o lugares comunes. Simplemente consiguiendo que las cámaras fueran invisibles. Y después, por supuesto, publicar libros de cada capítulo con el mismo mimo con el que se hizo el Receptari Extraviat.
2- Un documental sobre María Jesús Dasca
Hay historias que alguien las tiene que contar para que no se olviden. La de María Jesús Dasca, Xussa para los amigos, es una de ellas. Y pocas plataformas mejor que À Punt para hacerlo. Su vida bien merece un documental. Nacida en Almenara (Castellón), militaba en la Unión Popular del Campo (UPC), organización de trabajadores que formaba parte del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP). En octubre de 1972 parece ser que intervino en el incendio de un almacén propiedad de un cacique falangista cerca de Sagunto. Nueve implicados fueron detenidos y procesados, pero ella pudo huir a Madrid. Tenía 17 años.
En la capital siguió militando en el FRAP, de manera clandestina, y de nuevo pudo escapar de las detenciones masivas que se efectuaron como medida de represión por la manifestación del 1 de mayo de 1973. Peor suerte tuvo en agosto de 1975 cuando sí fue arrestada y torturada por el tristemente famoso Billy el Niño. Juzgada en consejo de guerra sumarísimo, se le acusó, absurdamente, de ser responsable del PCE y de haber participado en una reunión en la que se tenía que decidir quien daba la orden de atentar contra un guardia civil. Con solo 20 años fue condenada a muerte. Una semana después se le conmutó la pena por cadena perpetua debido a que estaba embarazada y Franco temía la repercusión que podría tener su muerte a nivel internacional. En 1977 fue amnistiada. Xussa acabó años después trabajando como periodista en Canal 9 hasta que un cáncer se cruzó en su camino. Recuperar su historia (hay declaraciones suyas en el archivo de TVE) sería una manera de reconciliar a la nueva televisión con los buenos trabajadores que tuvo la anterior.
3- Humor Taronja
La distancia es una buena aliada para disfrutar del humor. Muchos nos preguntamos si los mismos políticos (y algunos de sus militantes, hooligans disfrazados de personas tolerantes) que celebran y festejan los estupendos gags de los programas Polònia y Crackòvia de tv3, encajarían con deportividad ser ellos el blanco de las mofas. Uno de los objetivos de À Punt debería ser acabar con esta duda.
Si hablamos de humor y televisión hay un nombre en la pole position. Toni García, guionista con pasado en El Terrat y en Canal 9 a través de la productora Conta Conta y programas como Autoindefinits, Socarrats o Check-in Hotel. Es la mano que mueve los hilos de la imprescindible web Rokambol, puro oxígeno cómico en internet. Se nos escapan carcajadas solo de pensar en un programa dirigido y coordinado por él. Para los que duden, ahí tienen el libro que editó Llibres de la Drassana.
4- El Museu Etern
Uno de los peores defectos de Canal 9 es que copiaba formatos tarde y mal. À Punt debería tomar buena nota de ello para no caer en los mismos errores. Una opción interesante sería producir programas de contenido factual (entretenimiento, docushows, realities,…) de calidad, aprovechando el tirón que tienen entre la audiencia.
El objetivo de uno de ellos podría ser preservar el patrimonio artístico de la Comunitat Valenciana, entendiendo como tal desde cualquier obra de arte amenazada hasta el cartel de una tienda cerrada. Se crearía una brigada que recorrería toda la región con la intención de localizar, investigar, rescatar y dar a conocer esas maravillas que pueden perderse para siempre. Una cámara siempre les acompañaría y contarían con el asesoramiento de todo tipo de especialistas. Con la pasión con la que los cazarrecompensas que vemos en la tdt viajan vaciando desvanes y garajes, esta patrulla haría inventario de todo aquello que mereciera pasar a formar parte de un museo eterno. Desde la portada de un libro a la decoración de una taberna de toda la vida. Se nos ocurren un montón de diseñadores, ilustradores, arquitectos y gente con buen gusto de aquí que podrían aspirar a formar parte de ese equipo de profesionales.
5- Carta Blanca
Al menos al principio a À Punt le va a perseguir el fantasma de Canal 9, así que lo mejor que podría hacer es enfrentarse de cara a su pasado y quitarle la sábana en una jugada maestra. Para ello nada mejor que revolverle las tripas con su historia. Nada de hacer un programa en el que se recuperasen los mejores disparates de la anterior etapa. No, mejor algo que provoque un cortocircuito cerebral en la antigua TVV.
Por ejemplo, coger el nombre de uno de sus programas de telebasura más emblemáticos y darle un nuevo significado y recorrido. Carta Blanca podría llamarse una de las apuestas del nuevo canal. Un programa que haciendo honor a su nombre diera absoluta libertad a sus creadores durante una hora. Que cada semana convirtiera en editor a una persona distinta y que fuera ella quién eligiera a los presentadores, invitados, la estructura, los temas,… todo a partir de un presupuesto razonable. Cada entrega sería como estrenar algo nuevo. Salivo solo de pensar que Ana Elena Pena, Ona Nua, María Cárdenas o Paco Inclán firmaran alguno de esos programas.