César Sabater (València, 1976), «tengo 45 años, mentales 12», lleva más de dos décadas dedicándose al audiovisual. «Principalmente soy guionista pero también dirijo y a veces he tenido la imprudencia de producir mis propios contenidos. Hace tres años hice una película que ahí está (Paella Today!), luego produje y dirigí una serie documental para À Punt (Qui és Qui) y actualmente colaboro bastante con Hampa Studio en la escritura de guiones mientras preparo en paralelo dos largometrajes de ficción, un documental para rodar en USA que recibió un premio en Valencia Docs al proyecto (pero que tuve que detener a causa de la pandemia), un nuevo proyecto para À Punt y una miniserie de ficción. Soy miembro de la Academia de Cine con el único objetivo de asistir a la fiesta de los Goya. No descarto ganar el próximo Premio Planeta». Hoy visita Verlanga para protagonizar nuestra sección «El Berlanga de…», en la que desvela lo que más le gusta del director valenciano:
El Berlanga de César Sabater
Berlanga es nuestro Fellini. Quiero decir que pocos directores consiguen que su nombre vaya por delante de sus películas. Ha trascendido y la prueba está en la RAE y aceptar “berlanguiano” en el diccionario. Mi Berlanga preferido está unido irremediablemente a Azcona, el del humor con retranca, más negro que la pena. Otra de las cosas que más me gusta de él es esa mediterraneidad de la que jamás pudo despegarse, pese a vivir y desarrollar toda su vida lejos de aquí, en Madrid (y Azcona ser de Logroño). Muchas de sus películas tienen ese espíritu “fallero”, esa “coralidad” tan bien llevada y tan difícil de rodar y que me recuerdan tanto a nosotros, a gente concreta de mi familia y amigos, actitudes, formas de ser que fuera de aquí son llamadas berlanguianas pero que yo reconozco como mías: el destarifo general, la vitalidad sin medidas, cierto gusto por el fetichismo, la sensación de estar dentro de una acogedora lonja a voces, el hedonismo de las cosas pequeñas… en realidad no es que sean formas de ser valencianas, creo que son plenamente mediterráneas, de aquí a Atenas.
Pese a que no se suele nombrar entre las mejores, a mí me gusta mucho París-Tombuctú (1999) por lo que tiene del propio Berlanga, de testamento y ese final tan acojonante con el toro de Osborne pintarrajeado con aquello de “Tengo miedo”. Creo que junto a Tamaño natural (1974) son sus dos películas más personales, dentro de que todo lo que hizo estaba relacionado con él, porque eso es algo de lo que ningún artista de verdad puede huir.
Tengo pesadillas con que algún trepa de nueva ola tenga los cojonazos de producir el guión de “Nacional IV” (aparecido en la famosa caja que guardó bajo llave el maestro en el Instituto Cervantes y que se descubrió hace pocos meses). Comprendo la idea de que sea un proyecto jugoso para trincar la subvención fácil, pero miedo me da. Ese guión no es una “partitura” a tocar, es algo vivo que el propio Berlanga tendría que dirigir bajo su prisma, otra cosa sería una ofensa a la saga de los Leguineche. Pero el guión sí, me encantaría leerlo y espero que lo publique alguien pronto… ¿Hola #añoBerlanga?