El aficionado a la casquería sanguinolenta y las causas sociales está de suerte. Aunque pueda parecer que ambas cosas no guarden relación alguna, un apocalipsis zombi tiene la culpa. Eso y la mente de Joan Alamar, guionista y director de Cabanyal Z, serie online que el pasado fin de semana estrenó su segundo capítulo. ¿El argumento? Muertos vivientes que acechan la ciudad de Valencia, devorando todo humano con el que se cruzan e incendiando (en la mejor tradición fallera) sus calles. Sólo un barrio, el que da título a la ficción, resiste.
«El germen del proyecto surge de la unión de ideas de Gerardo J. Nuñez y mías. Gerardo tenía cierto interés en crear una lucha de zombis contra yonkis, y mi intención era hacer un retrato del barrio», explica Alamar. Partiendo de esa premisa, el director se puso en contacto con varios colectivos de la zona (Radio Malva y La Escola del Cabanyal), que acogieron su propuesta con entusiasmo. La colaboración se extendió, incluso, hasta el casting. «El reparto esta formado en esencia por vecinos del barrio, también actores profesionales que colaboran, así como la conjugación de ambos: porque en el Cabanyal hay buenos actores y porque muchos vecinos se están convirtiendo en actores».
Cabanyal Z cuenta con una facturación impecable, fruto del trabajo de muchos profesionales que se han unido, desinteresadamente (desde el punto de vista económico) al proyecto. Sólo llevan dos entregas, pero la resistencia zombi no ha hecho más que empezar. «El objetivo es una temporada de diez episodios y la periodicidad intentaremos que cada vez sea menor. Como es una serie que se autofinancia, dependemos mucho del “aquí y ahora”, de los recursos con los que contamos en cada momento».
La serie toma como referentes narrativos, y estéticos, algunas de las producciones televisivas favoritas de Alamar como Breaking Bad o The Wire, «pero el norte a seguir siempre será el gran legado de Berlanga». Internet se ha convertido (estrenos especiales en el barrio a un lado) en el canal de difusión de estos emulos locales de Rick Grimes. «Para nosotros es nuestra única opción. Rentabilidad económica, ninguna, porque no sacamos nada de dinero con esto. La rentabilidad es profesional, porque estamos consiguiendo hacer lo que nos gusta; y social, porque la serie sirve para alzar la voz sobre lo que pasa en El Cabanyal».
Humor negro, cine fantástico, denuncia social, un cóctel difícil de conjugar, pero que los responsables de Cabanyal Z sabe hacer funcionar. «No existe el género puro. No existe la comedia sin drama y el drama sin comedia. Por ejemplo, si haces puro terror, perderás la tensión: necesitas desviar la atención para luego “dar los hachazos” pertinentes. Respecto a la denuncia, es prácticamente imposible hablar del Cabanyal sin hablar del tema político/social, porque es la realidad del barrio. El bloqueo, producto de la especulación inmobiliaria, es lo que ha degradado el barrio durante estos años. Es inevitable que la serie lo muestre».
Proyectos como este sirven para despertar el adormilado audiovisual valenciano que, en algunos casos, también parece una película de muertos vivientes. «Han surgido grandes profesionales, sobre todo, gracias a la creación de Radio Televisión Valenciana que ha dado trabajo y continuidad a mucha gente. Pero tras el saqueo, y desmantelación, del ente público, estos profesionales tienen que buscar trabajo fuera, cambiar de profesión o reinventar su vida laboral y matar el gusanillo del audiovisual colaborando en Cabanyal Z».