Amy Wang nació en Hangzhou (China), pero a los seis años su familia se mudó a Sidney. Allí, en una casa en los suburbios descubrió lo difícil que era crecer en una cultura tan diferente a la de su origen étnico. Y empezó a odiarse por ello. El cine fue su refugio. A los quince años, El club de la lucha se cruzó en su camino y descubrió que lo que quería era estar al otro lado de la cámara contando historias. De David Fincher pasó a Scorsese o Paul Thomas Anderson, y de estos a Maren Ade o Andrea Arnold. El cine, el autodio, el hacerse preguntas, todo está en Unnatural, película en la que un joven de 18 años está en permanente lucha interna consigo mismo por los deseos pedófilos que le asaltan.
En los suburbios de Sidney, precisamente, fue donde apareció quemado el cadaver de Annie Birkett, en 1917. Tres años después detuvieron a su marido, Harry Leo Crawford, que en realidad era una persona transgénero que había nacido como Eugenia Falleni. El suceso conmocionó a la sociedad de entonces y Eugene apareció retratada como un monstruo, por su supuesto crimen y por su condición sexual. Un siglo después, Anaïs Caura tuvo la necesidad de preguntarse lo que había ocurrido y de contar su historia en una webserie de animación, The Man-Woman Case, cuya versión íntegra ha adaptado el formato de mediometraje.
Las de Wang y Caura son dos de las dieciséis cintas que conforman la Sección Oficial del Festival Internacional de Mediometrajes de València La Cabina, que celebra su undécima edición del 14 al 24 de noviembre. Una oferta que se completa con las siempre sugerentes secciones paralelas Amalgama o Inèdits, a las que hay que añadir este año otra dedicada a los fashion films. En definitiva, películas que más allá de sus temáticas y géneros comparten el formato medio de duración y algo tan sano como no dejar de hacerse preguntas.
Sobre la muerte se las hace Another time another day, de Ivan Tan, que nos presenta al joven Joji yendo a cuidar a su abuela moribunda al campo. Sobre lo que es o será la vida se interrogan los personajes de Tudo o que imagino en su último verano de adolescencia antes de incorporarse al mundo laboral. Sobre el control que tenemos de nuestro futuro duda la protagonista de la producción rusa Storge, una mujer que vive para su madre, enferma de alzheimer, que se escapa el día que ella ha invitado a un hombre a su casa.
Esa incertidumbre por lo que está por venir o las azarosas posibilidades que se presentan de cambiar el rumbo de su existencia, también están presentes en los fotogramas de la noruega Fanny, en la que una estudiante recién llegada a la Universidad empieza a establecer nuevas amistades, mientras recupera una antigua. O en la china Pink Pill, en el que a una chica que descubre que es lesbiana le dicen que hay una pastilla que puede provocar que deje de serlo.
Lander Camarero es asiduo de La Cabina. Estuvo en 2015 con A Serious Comedy (premio para el guión incluido), en 2016 con A Revenge Story, y ahora vuelve con Nuestro viejo y el mar. El cineasta vasco aparca su habilidad para sumergirse en temas poco habituales (investigar el 11S, rodar la primera comedia en Irak en los últimos treinta años,…) y aborda una historia familiar de aires hemingwayanos, al menos en el título. Dos hermanos arrojan las cenizas de su progenitor en el lado opuesto del mundo donde él quería que descansaran sus restos, al tiempo que reflexionan sobre su infancia, su relación con él y el peso del pasado.
La convivencia entre dos personas de distinta mentalidad y cultura, con el problema de la gentrificación de fondo, centran las preguntas que se hace Duc Ngo Ngoc en Obst & Gemüse, mediometraje de cariz autobiográfico sobre la tienda de frutas y verduras (las dos palabras del título) que regentaba su padre vietnamita en un barrio de Berlín (Prenzlauer Berg) y en la que entra a trabajar un alemán muy aficionado a la bebida.
Intentar descifrar la complejidad de los seres humanos parece el propósito de algunos de los films programados en La Cabina como, por ejemplo, la moldava Salix Caprea que nos traslada al microuniverso de una pequeña localidad y sus pintorescos habitantes. O Hard Way – The Action Musical, que llega a La Cabina luciendo el Premio S.H.I.T del Festival de Cine Internacional de Mierda de Sueca (CIM Sueca) de 2017. Media hora delirante en la que se mezclan Los Hombres de Harrelson, los musicales, la homosexualidad y las cintas de acción.
¿Por qué no renunciamos a lo que fuimos si ya no podemos serlo? El francés Idir Serghine intenta responder en Cross, a través de la vida de un expiloto de motocross (al que da vida el actor Damien Bonnard) que se aferra a sus recuerdos, mientras su vida se arruina. Como canta Patsy Cline en el film, Why can’t he be you.
La Sección Oficial de este año se completa con más cuestiones lanzadas al aire. Todas las que surgen alrededor de la desaparición inesperada de un joven mientras sus enemistadas madre y novia le buscan, en Kostik. La necesidad de encontrar una explicación racional a los atentados terroristas por parte de la trabajadora de un circo ambulante en Ignorance is bliss. El alcance del afán de superviviencia humana incluso en lugares abandonados por un accidente nuclear, como nos cuentan en Downfall. O esas cinco historias con las que viajamos al África colonial del siglo XIX en la muy atractiva Ce Magnifique Gâteau!, película de animación que se pudo ver en Cannes este mismo 2018.
Programación completa, horarios y entradas en la web del festival.