El cine, las series, el audiovisual,… las historias en definitiva, son el eje de esta nueva entrega de nuestro Vis a vis. Pau Martínez y Ana Lorenz, dos personas que saben mucho sobre cómo narrarlas, lo protagonizan desde la terraza de un bar, que se traspasa, en el barrio del Grao.

Ana Lorenz y Pau Martínez. Foto: Miguel Ángel Puerta

Ana Lorenz y Pau Martínez. Foto: Miguel Ángel Puerta

Pau Martínez es un todoterreno en esto de contar historias: películas, documentales, cortometrajes, series, programas de televisión, videoclips,… nada escapa a su particular visión. Ha dirigido a David Carradine, ha viviseccionado a Polar y ha homenajeado al gran Tip. Y seguro que lo mejor aún está por ocurrir.

Ana Lorenz vive por y para la ficción. Es una de las palabras que más repite. El año pasado ganó el Gran Premio del Jurado del Notodofilmfest con Deazularrojo. Antes ya había dejado su marchamo personal en otros cortometrajes y en un par de videoclips. El futuro del cine valenciano debería pasar por sus ojos.


SITUACIÓN ACTUAL

Pau Martínez- Yo estoy acabando con el Taller de Cine Vivir Rodando que llevamos desde febrero, los fines de semana. Y lo bueno es que, al final, el Taller ha ido creciendo por la gente que estaba involucrada, y se va a convertir en una película profesional. Una historia de género que nos apetecía mucho, así de suspense, que se titulará Reset. El guión es muy bueno. Y la verdad es que estamos muy contentos. Las empresas que estaban implicadas en la elaboración del Taller, que eran Nakamura Films y Coop & Films, han decidido apostar y en esa aventura estamos.

Ana Lorenz- Yo me encuentro en un momento de impasse. De hecho, me voy a Irlanda (ya está allí) a vivir unos meses. Y entre los proyectos que tengo hay uno que ya lleva algo de tiempo, un cortometraje que lo rodamos hace tiempo que se llama Atari, que todo el proceso de post-producción se paralizó. Se montó, pero llegó un punto que se bloqueó la cosa, se quedó en stand by, fueron surgiendo otros proyectos y quedó relegado. Ahora lo he vuelto a retomar y estoy con los detallitos de alguna cosa de efectos, los créditos, mezcla de sonido,… Supervisando eso para tenerlo acabado este año. Y en Irlanda trabajaré en una película, pero dentro del equipo técnico.

Pau Martínez y Ana Lorenz. Foto: M.A. Puerta

Foto: M.A. Puerta

LA NECESIDAD DE CONTAR HISTORIAS

P- Yo empecé de actor, pero de actor en el colegio y en el instituto. No tenía ninguna relación con el audiovisual, pero a raíz del casting del corto de un amigo, Gabi Ochoa, descubrí que yo quería contar historias, pero desde el otro lado. En la facultad de Historia del Arte, porque yo no estudié Comunicación Audiovisual, con otros amigos alquilábamos unas cámaras y hacíamos cortos. Y ahí empezó todo.

A- Lo mío surgió más como espectadora. Me gustaba el cine, iba mucho a la Filmoteca, …

P- Mi educación cinematográfica ha sido también la Filmoteca.

A- Yo a los 14-15 años iba mucho, unas tres veces a la semana. Empiezas a ver otro tipo de cine donde hay más énfasis en cómo está realizado, cómo está dirigido, no tan transparente o tan impersonal. Te das cuenta que hay un director y que las cosas no están dónde están por casualidad. Que hay un motivo. Aunque la gente crea que todo está colocado y que no hay nada que hacer. Bueno, igual eso era antes, porque ahora hay más cultura cinematográfica.

P- Hay más cultura tecnológica, pero cinematográfica no sé.

A- Si que es verdad que luego la gente va a un rodaje y se sorprende del despliegue y de que puedes estar una hora para rodar una escena. Sí que es verdad, pero al menos la gente ha visto algún making of, ha visto algo…

P- Sí, ahora hay más acceso a esa parte.

A- Pues eso, me di cuenta que había gente que tomaba decisiones en las películas. La posición de la cámara, la ropa,…Me empezó a llamar mucho la atención y a la hora de estudiar me decanté por Comunicación Audiovisual. Como me interesa mucho la ficción ya he hecho algún curso más centrado en ficción cinematográfica.

P- En ese sentido, yo he sido más autodidacta. Sí que he hecho algunos seminarios de escritura de guión porque siempre he sido muy perezoso  y ese tipo de cursos me ha ayudado a saber organizarme las ideas. Pero ya digo que sobre todo he visto mucho cine. En la Filmoteca, en el Xerea, …ahí, por cierto, descubrí a Spike Lee, que es un director que me gustaba mucho y que aunque luego se le ha ido un poquito la pinza sigue siendo muy buen director.

A- Yo a Spike Lee lo conocí en clase de Ética porque nos pusieron una película de él para debatirla, Haz lo que debas.

P- Haz lo que debas a mí me gustó mucho. Me impactó en su momento. Recuerdo con mucho cariño esas sesiones triples en una misma tarde. O en la Mostra que en paz descanse gracias a ese éxito de nuestros gestores. Sesiones de empezar a las 4 de la tarde y acabar a las 2 de la madrugada.

A- Ja ja ja. Yo también. Eso sí, ahora no las aguanto. Aunque es cierto que creo que entonces disfrutaba más todo y ahora tengo la sensación de que me cuesta mucho que algo me guste o me impacte.

P- Teníamos una inocencia que ya no está.

A- Era todo como más verdadero. Ahora me cuesta más que me emocione una película, que me interese.

P- A mí hay una cosa curiosa que me pasa y es que cuando estoy rodando no puedo ver cine. Porque si veo una película estoy todo el rato viendo el otro lado. Estoy viendo un plano y pienso aquí está el travelling, aquí el ayudante de dirección,… (risas) No soy capaz de abstraerme y ver sólo la historia. Sólo me pasa cuando estoy de rodaje. Ojalá me pasará más a menudo (risas).

Pau Martínez y Ana Lorenz. Foto: M.A. Puerta

Foto: M.A. Puerta

EL DISFRUTE DEL PROCESO CREATIVO

P- Yo aún no he podido disfrutar del proceso del guión porque he dirigido 3 películas y el guión nunca fue mío. Siempre han sido encargos. Disfruto mucho de la pre-producción y de los ensayos con los actores, cosa que no siempre se puede. Cuando empiezas a ver que lo que te planteas en tu cabeza comienza a coger forma. El rodaje, aunque es muy estresante, también he aprendido a disfrutarlo. En mi primer película lo pasé fatal, fatal, también porque el guionista era productor y chocábamos, no teníamos el mismo concepto, con lo cual era muy difícil. El montaje se me hace más complicado, lo reconozco.

A- A mí me gusta mucho el montaje. Todos mis cortometrajes los he montado yo. Te permite tener todo el tiempo que no tienes en el rodaje de probar distintas cosas.

P- Claro.

A- Estas tranquilamente en tu casa a las 3 de la mañana y dices «voy a probar esto». Puedes explorar posibilidades y disfrutar mucho del material. Además, muchas veces cuando montas acabas modificando guión porque cambias secuencias de orden, eliminas algunas, el final que tenías pensado lo adelantas 3 minutos,… Es otra reescritura, pero sobre un material que ya tienes. Todas las otras fases también me gustan, pero ya digo que el montaje lo disfruto bastante.

Ana Lorenz. Foto: M.A. Puerta

Ana Lorenz. Foto: M.A. Puerta

P- A veces, en montaje, te enamoras de cosas que en principio no eran tan importantes para ti en la historia.

A- Y al revés también, puedes mejorar cosas en montaje con la música,…

P- ¿Te gusta que opine gente?

A- ¿En el montaje?

P- Sí.

A- Me gusta que opine un grupo reducido de personas. Se lo enseño, a lo mejor, a determinadas personas…

P- Personas que confías en ellas.

A- Sí. Luego igual ya hago caso o no hago caso (risas). Dependiendo de lo que te digan o si mucha gente repite lo mismo.

P- Es importante estar abierto a posibles cambios.

A- Claro, es que a veces piensas, ¿me estaré traicionando?

P- No hay que enamorarse mucho del guión, porque al final lo importante es la historia. Tenemos que ser conscientes de que no podemos estar por encima de la historia. Y lo mejor para la historia puede ser cargarse una secuencia que a ti te encanta, que el actor está muy bien, pero hace que se ralentice el ritmo o que desvíes la atención sobre lo importante,… Hay que saber renunciar a esas cosas.

A- Supongo que cuando ruedas más te acostumbras a eso. Te relajas más y si eso que te llevó una mañana hay que tirarlo a la basura, se tira a la basura y no pasa nada. Por cierto, otra de las cosas que también me gusta mucho es cuando tienes que decidir quién va a hacer tal papel, o quién va a ser el director de foto, o quien va a llevar la música. Porque esa elección tiene unas implicaciones brutales.

Pau Martínez y Paula Lorenz. Foto: M.A. Puerta

Foto: M.A. Puerta

LA DEMOCRATIZACIÓN DE LA TECNOLOGÍA

P- Me parece un tema muy interesante, porque no creo que esta democratización de la tecnología sea buena de por sí, sino se utiliza bien. Al final, el cine no es sólo la tecnología. El otro día, por ejemplo, estaba viendo El resplandor y es una película en la que fue clave el invento de la steadycam. Bien, pero fue clave porque había una línea narrativa clara, unos actores fabulosos,… Que ahora la gente tenga acceso a la tecnología, me parece que es una oportunidad impresionante. Yo recuerdo cuando empecé que grabábamos en U-matic y salíamos con una cámara y con un magneto aparte porque no grababa en la cámara, grababa en el magneto la cinta (risas). Ahora, el último corto lo grabé con una cámara de fotos.

A- Yo con el U-matic tuve un breve contacto, pero nada. El primer año de la carrera y fue como «por Dios, que esto no dure mucho» (risas). Una cinta gigante.

P- De todas formas, creo que más que cómo grabamos las cosas, lo importante es saber dónde las vamos a ver y cómo las vamos a ver. Porque un chaval de 18 años te puede hacer una película magnífica con su cámara de fotos. Pero, ¿dónde se va a ver? ¿Qué alcance va a tener? Tengo la sensación de que nos estamos cargando las vías de distribución. Y al final el cine si deja de ser un negocio, al margen de ser cultura, vamos a perder mucho. Nadie se va a poder dedicar a vivir del cine. No sé hasta que punto en España el concepto este que tiene la gente de que la cultura es gratis se va a poder volver atrás. Veremos las plataformas tipo Filmin, que son muy optimistas, que va a pasar con ellas. Creo que es un tema de educación. Pero claro, cuando ves a los políticos diciéndonos que somos los subvencionados y a lo mejor su partido recibe 10 veces más de dinero del Estado que todo el cine español, pues claro…Creo que me he ido un poco del tema (risas).

A- Cuando yo empecé ya, en cierto modo, ya estaba el proceso este de democratización de la tecnología. Pero estamos hablando de que, a pesar de que eran cámaras más pequeñas y más accesibles, era vídeo, con una estética vídeo terrible, que para hacer un reportaje de televisión te daba el pego, pero para hacer algo de ficción parecía un vídeo de boda. Yo he notado más el cambio de hace unos años con la aparición de cámaras con ópticas, porque ya nos estamos acercando a la percepción estética de la fotografía y eso es muy importante. No produce el rechazo visual que provocaba el vídeo.

P- Mi primer película fue en 35mm. No he vuelto a trabajar en ese formato y no creo que vuelva tal y como están las cosas.

A- Mi corto Algo queda lo rodé en 16mm…

P- Que chulo.

A- Nos hacía ilusión grabar algo en cine. Fue en el 2010 y pensamos «o lo hacemos ahora o esto ya desaparece». A 35 mm era demasiado caro y optamos por una decisión intermedia. Sólo por vivir la experiencia…

P- La experiencia romántica.

A- Sí, sí. Que luego, por cierto, tiene muchas implicaciones en el rodaje. No puedes hacer tomas alegremente y sabes que cada vez que está girando el motorcito te estas gastando un dineral (risas).

P- Pero eso no acaba de ser malo, ¿eh?

A- No, no, porque todo el mundo está super concentrado. Y no haces tomas «por si acaso».  Cuando entré en montaje tenía 2-3 tomas por secuencia y era un material muy preciso. Nada de esas cosas que se llevan ahora como los ensayos grabados, que no los soporto.

P- Ja ja ja. Yo, tampoco.

Foto: M.A. Puerta

Foto: M.A. Puerta

EL AUDIOVISUAL VALENCIANO

P- Está en un momento complicado. Yo estoy pendiente de ver si empiezo una película en septiembre – octubre, pero aún no lo sé. Pero cosas muy puntuales. No tienes la sensación de conseguir trabajar con continuidad.

A- Exacto. Cosas muy puntuales y que estamos todos como así (hace un gesto de estar alerta con las manos abiertas), esperando a que salga. Somos los mismos…

P- Y ahí la clave es Canal 9 que ha dejado de ejercer de motor de la industria.

A- Somos muchos para lo poquito que hay. Si hay una peli y se te pasa ya no hay otra hasta el año que viene.

P- Claro (risas).

A- El año pasado hubo 2 ó 3, … 2 en Valencia digamos, y si en esas, por lo que sea, no estás, ya no vas a estar en ninguna hasta el año siguiente.

P- Y como director imagínate. Es complicadísimo.

A- Como director ya ni te cuento. Yo ya pienso más en integrarme en el equipo técnico, porque yo suelo trabajar en películas en el equipo técnico…

P- De script has trabajado, ¿no?

A- Sí, de script. De esta manera te das un poco más de opciones, pero bueno volvemos a lo mismo porque en cada película sólo hay un script. Y es lo que digo, que si no entras en esa peli, ya no hay otra hasta dentro de no-sé-cuantos meses.

P- Es que ahora mismo está todo paralizado. Yo he hecho programas de televisión, estuve en Gormandia, y sobre todo últimamente hacía ficción, L’Alquería Blanca, y ahora no hay nada.

A- Falta ese motor que dices. Sin Canal 9…

P- Es que es la clave… Y todos no podemos ir a Madrid. Entre otras cosas porque no hay trabajo para tanta gente. Porque no es sólo Valencia. En Madrid está ahora la gente de Andalucía,… y de otros sitios donde también se ha paralizado todo. No podemos ser muy positivos.

A- Para nada.

P- Proyectos hay y muchos, y talento también. En lo que no hay talento es a la hora de encontrar productores. La gente está siendo imaginativa, como por ejemplo lo que he contado del película del Taller. Pero ese no puede ser el camino.

A- Claro, es que no puedes estar saltando de un proyecto de estas características a otro porque en medio tiene que haber algo que haga entrar dinero (risas). Todo el mundo se vuelca cuando sale una iniciativa chula y participa, pero es cierto que eso de «como he estado un tiempo trabajando me puedo permitir hacer otra cosa sin que importe el dinero» cada vez lo puedes hacer menos.

P- Encima cuando, últimamente, tienes la suerte de trabajar, las condiciones son peores…

A- Sí, pagan mucho menos.

P- Cuando pagan, que ese es otro tema del que podríamos hablar. Los retrasos están siendo flagrantes. Pero la cuestión es que la gente no quiere ni puede dejar de contar historias. Nos surgen. Lo necesitamos

A- Aunque acabes pidiendo favores a la gente…Yo entiendo a la gente que dice que contra y viento y marea quiere hacer cosas, aunque no haya una remuneración. Ya, pero es que así se acaba devaluando todo.

P- Cierto.

A- Y a lo mejor cuando tienes 20 años lo puedes hacer, pero una persona algo más mayor no puede estar, eternamente, trabajando por 40 euros al día en un trabajo técnico, especializado…

P- Que ha tenido una formación, muchas veces cara. Como dice un amigo, al final, te planteas que es mejor ser cajero en Mercadona…

A- Y rodar tus cortos los fines de semana (risas).

P- Nunca me he planteado que esto fuera un hobby. Llevo casi 20 años en la profesión y muchas horas de formación para poder trabajar, al menos, 3 ó 4 meses al año que me permitan malvivir el resto. Algo que ahora mismo es muy complicado.

Pau Martínez. Foto: M.A. Puerta

Pau Martínez. Foto: M.A. Puerta

DIRECTORES DE REFERENCIA

P- Siempre me ha gustado mucho… bueno cuando lo empecé a descubrir… el cine de finales de los 60-principios de los 70 americano. Don Siegel, Sam Peckinpah,… Le dieron la vuelta a los géneros. Bonnie & Clyde es una película que de vez en cuando la revisito. Cogieron el western, el cine negro,… y les dieron la vuelta, un paso más, aunque luego Tarantino lo ha machacado. Los dos personajes de The killers de Don Siegel son, directamente, todos los de Reservoir Dogs. Ese cine todavía me alucina. Lo que pasa es que vas creciendo como espectador y descubres otras cosas. A mí, por ejemplo, el cine de terror no me interesaba y ahora le estoy encontrando cosas. Aunque soy muy mal espectador de miedo porque no puedo verlas solo en casa (risas). Spike Lee como he dicho antes, me sigue pareciendo un buen director. Kusturica. Los recuerdos que tengo de las primeras películas de Kusturica en la Filmoteca es de estar llorando, no tanto por la historia, sino por cómo están hechas. Decir, ostias, yo quiero hacer esto. Aunque culturalmente no esté cercano a él, la forma de narrar que tiene siempre me ha gustado mucho.

A- No tengo ningún director con el que haya crecido y me haya gustado todo lo que ha hecho. Es normal. Me gustaba muchísimo Woody Allen y estos últimos 20 años que he podido ser espectadora en tiempo real de sus películas ha habido muchas que me han gustado y otras que ya me han cansado, no me han interesado. Pero es cierto, que hay algunas películas que vi entonces y me gustaron y hoy en día me siguen encantando. Por ejemplo Manhattan, que siempre que la veo me emociono en el mismo punto, me río en la misma frase y es como que no cambia.

P- A mí eso me pasa con Annie Hall. Mi comedor lo preside un cartel de Annie Hall.

A- Annie Hall es otra de esas. La vuelves a ver y te trasladas en el tiempo porque vuelves a sentir lo que sentías cuando la viste por primera vez.

P- No sé si a ti te pasa, pero yo cuando una película me ha gustado mucho me gusta volver a verla con alguien que no la ha visto. Para que esa persona experimente la misma sensación que tú tuviste. Pero no siempre pasa.

A- ¿Qué me vas a decir? Yo, Annie Hall, le insistí a mi novio que la viera porque me encanta. Cuando acabó se quedó el pobre, porque le pareció una película super pesimista y super deprimente respecto a las relaciones de pareja. Yo no me había quedado con esa sensación de una película especialmente pesimista.

P- No, a mí no me lo parece tampoco.

A- Es una película muy de lo que ocurre en la vida. Pero no pesimista.

P- Al contrario. Siendo realista y siendo una película que acaba mal…

A- Hay otras que acaban peor (risas).

P- A mí es que me parece que tiene una visión optimista.

A- Pues el pobre se quedó hundido. Yo le decía que era una peli vitalista y él: «Uf, que depresión».

P- Uno de los directores que más me interesan actualmente es Michael Winterbottom. Me gusta mucho la capacidad que tiene para hacer cosas muy variadas.

A- Es verdad. Hace mucho y muy distinto.

P- No tiene nada que ver 24 Hour Party People, con la que me siento muy identificado por temas musicales, con In this World o cualquier otra. A pesar de que algunas películas no me interesan, como por ejemplo In this World. Me encantó Wonderland, pero me da miedo volverla a ver por si me decepciona.

Foto: M.A. Puerta

Foto: M.A. Puerta

VIDEOCLIPS

P- La mayoría que he hecho han sido de grupos que eran amigos: Polar, Doctor Divago, Senior i el Cor Brutal,… y que me gustaban. La libertad que había era casi toda, pero sin contar con grandes presupuestos. El de Llum, por ejemplo, lo hicimos por la comida de ese día de todo el equipo. Hablo de grupos de música independiente, e igual antes tenían algo de dinero para hacer vídeos, pero ahora no.

A- Conozco de lo que hablas. No hay ni un duro.

P- No hay nada.

A- Yo he hecho dos videoclips y en ninguno nadie ha cobrado nada. Era imposible. Había un poco de presupuesto, pero el presupuesto era para hacer el videoclip. Para alquilar material, para transporte, para comida,… Es como hacer un corto entre amigos, pero en realidad es para que un grupo se promocione. Que también tiene una parte de industria, pero no se reconoce, no se paga.

P- Ya, pero tú sabes cuál es la situación de los grupos…

A- Claro.

P- Sabes que con suerte van a vender 500 copias de su disco, que la única manera de que ganen dinero son los directos, … La música está fatal. Yo no creo que los grupos hayan asumido que los vídeos deben ser gratis. Estoy seguro que a la mayoría les fastidia no poder pagar por eso..

A- Es un formato que me gusta un montón.

P- A mí me encanta.

A- Sólo he hecho dos, también porque no es algo que dependa de ti exclusivamente. Necesitas un grupo, una canción, una historia que se pueda contar con ese mínimo presupuesto. De los dos que he hecho, uno de los grupos sí que viven de la música.

P- ¿Quien?

A- The Pinker Tones. Fue el primero que hice con una amiga. Teníamos una idea para un videoclip y no cuajó con varios grupos y como ella conocía a Pinker Tones se lo propusimos. Ellos sí que invierten en sus clips, pero ya habían hecho 4 del disco que tenían en ese momento y ya no pensaban hacer más. Al final, vimos que tenían una canción que le iba muy bien a nuestra idea, les insistimos y llegamos a un acuerdo: no cobrábamos, pero nos pagaban lo que nos íbamos a gastar. Y el otro vídeo fue para Ambros Chapel, un grupo independiente de Valencia, que ves que están como tú, que no viven de esto. Y el planteamiento fue el mismo, gastar el dinero en procurar que quede lo mejor posible, pero sin cobrar.

P- En el caso de los videoclips no obtienes una remuneración económica, pero te sirve para probar cosas. Recuerdo uno de Siwel que estaba todo contado con fotos fijas, un poco en la línea de La Jetée de Chris Maker, salvo en algunos momentos en los que la imagen adquiría movimiento. De ese a nivel creativo tengo muy buen recuerdo. Y de los últimos que he hecho, el de Polar era un plano secuencia…

A- ¿Ese es en el que están todo el rato bailando?

P- Sí, en el Negrito. Nos apetecía hacer algo así. Y en el último de Llum también. Como todo el disco es así como un homenaje a los musicales clásicos, quisimos hacer una coreografía, un baile. Y eso, claro, es algo que hasta ahora no he experimentado en mis películas (risas).

A- Claro, es que puedes probar cosas nuevas. Para empezar, te libras del sonido, que es una liberación total (risas). Y, por ejemplo, en el segundo que hice, me apetecía grabar y luego poner hacia atrás la imagen, y lo probé. Me gustó y luego utilicé ese recurso en mi corto Deazularrojo. Que por cierto, era una idea original para un videoclip que al final no se hizo y guardé la idea en un cajón…

P- Pues casi mejor, ¿no?, viendo el éxito que ha tenido (risas).

Foto: M.A. Puerta

Foto: M.A. Puerta

EL PRIMER CORTO

P- Lo recuerdo todo como muy amateur. Es más, se titulaba Malditos Amateurs. Era un corto en vídeo, que lo hicimos en el garaje de mi casa, en un ascensor que construyó mi padre (risas) y super influidos por Kevin Smith. Habíamos visto Clerks no-sé-cuantas veces. Y, pues eso, diálogos muy soeces, sobre sexo y escatología.

A- Yo he hecho un montón de cortos, en vídeo, en plan amateur que no he movido, ni tampoco enseñado mucho porque era una formación. No me planteaba enviarlos a festivales ni nada. Y el primero que yo dirigí estaba basado en un cómic muy breve de Adrian Tomine, que me gusta mucho, y lo rodé en casa, con actores no profesionales, con el flexo iluminando. Y creo que quedó fatal (risas).