Juan Madrid, Bartolomé Seguí y sus dibujos para el cómic Tatuaje que adapta una de las novelas de Vázquez Montalbán, una selección del mejor cine negro reciente que incluye títulos como Tarde para la ira o Comanchería, homenajes a films que celebran aniversarios como L.A.Confidential o En el calor de la noche, conciertos de Maronda y Soledad Vélez o el concurso de cortos de genéro negro son algunos de los muchos alicientes de la octava edición de Novembre Negre, que se celebra hasta el 27 de ese mes en Sagunt.
De todo ello y de muchas más cosas hablamos con su director, Fran García.
Novembre Negre, según se recoge en vuestra web, surgió con el propósito de construir un espacio lúdico en torno al Género Negro y a su vez alrededor de los jóvenes. Lo primero es evidente que se ha conseguido. ¿Y lo segundo?
Empiezas con una muy buena pregunta. El modelo cultural que valió para nuestros padres o para nosotros ya no vale para las siguientes generaciones. Todo está en constante cambio y no cabe la menor duda que los jóvenes del «hoy» se alimentan culturalmente de otras formas. La manera de llegar a ellos es a través de la parte creativa que proponemos en Novembre Negre. El Festival de Cortometrajes Internacional es un ejemplo para los cachorros saguntinos. El Casal Jove del Port de Sagunt, sede de la Mostra y creador de la misma, apostó por una Escuela de Cine Municipal y otra de Teatro. Era evidente que debíamos crear, en paralelo al Premio Internacional, un Festival que fijase sus ojos en estos jóvenes y sacase a la luz sus primeros pinitos creativos. Al Premio, denominado Local, le hemos sumado el 24 Horas Negras, un concurso que debe plasmar ideas cinematográficas de una agilidad enorme, al ser planteado como un desafío que se tiene que resolver en un solo día. Además tenemos la sección a concurso de microrrelatos negros para la IES de Sagunto. Pensamos que la mejor manera de acercar a los jóvenes al género negro, a la cultura cinematográfica o a la cultura en términos generales, es proporcionándoles herramientas para que desarrollen sus propias historias, sumando Talleres de doblaje o Talleres cinematográficos de género negro. Les explicamos que el Género Negro es una manera más de entender el mundo que nos rodea, el mundo que también les rodea a ellos.
El hecho de que el festival no se reduzca exclusivamente a proyección de películas o cortos o a charlas literarias e incluya conciertos, teatro e incluso un evento gastronómico le dotan de cierto halo disfrutón como si quiseráis un poco desacralizar este tipo de convocatorias. ¿Es así?
La cultura debe estar en la base de la Pirámide de Maslow, aunque éste no la incluyera. Hay que naturalizar las propuestas culturales al nivel de la alimentación. Hay que sacarla a la calle, a pasear; tiene que ser entendida como algo consustancial a otros aspectos de la vida, porque debe formar parte importante de la misma. La cultura disfrutada desde un punto de vista lúdico, y hasta festivo, es una manera directa de generar interés en las personas.
A pesar de esa amplitud de miras el cine es la columna vertebral del certamen, tanto por su concurso de cortos, como por las películas que se proyectan. Hablando de lo primero, ¿cómo ha ido evolucionando el concurso?
El Festival de Cortos empezó muy timorato. Hay que tener en cuenta que además es un Festival con una temática definida. No nos conocía nadie y eso perjudicó la primera edición, que quedó desierta porque el nivel de los cortos que nos llegó fue muy pobre. Pero a partir de ahí, la convocatoria pasó a formar parte de las mejores escuelas de cine de España y se conexionó con otras propuestas parecidas hasta alcanzar un gran nivel. En esta V Edición hemos tenido serios problemas para elegir los ocho cortometrajes finalistas, seleccionados de otros diecinueve escogidos, de un total de 87 llegados de hasta 14 países distintos. El Festival de Cortos se ha posicionado de manera clara y ahora creo que haría falta encontrar un partner que sea capaz de dotar económicamente con fuerza los premios finales. No como una necesidad para recabar más cortos, más bien como una manera de premiar en metálico la cantidad de grandes trabajos que nos van llegando año tras año, de hacer más atractivo el Festival y de auparlo a otro nivel.
En la programación de cine siempre encontráis aniversarios o efemérides dignas de celebrar dotando a este apartado de un sentido. ¿Cómo llevaís a cabo este proceso?
Es un poco estúpido esto que voy a contarte, pero sentimos que para proyectar clásicos negros, tanto de hace mucho tiempo, como del ayer mismo, no nos vale con acordarnos de algún peliculón y seleccionarlo sin más. Nos gusta que la búsqueda se restringa a películas que cumplen años. Su edad, aparte de hacer viejo al más pintado, nos proporciona una especie de anatomía cinematográfica de ese año. Es curioso, pero cuando ya tenemos un año con el que trabajar, es el clásico el que de alguna manera se elige a sí mismo, como si tuviera el poder de levantar una mano y nos dijera: «No busquéis más, soy yo». La efeméride es importante, al igual que la desaparición de alguien importante de la profesión. Las secciones de cine son cerradas a finales de junio de cada año en curso porque Novembre Negre tiene la calificación de «cine-club» a la hora de exhibir títulos. No podemos proyectar películas que se hayan estrenado hace seis meses. Hacerlo de otra manera nos obligaría a un desembolso mucho más fuerte y, la verdad, no nos merece la pena. Así que lo que hacemos es una selección de Cine Negro con lo mejor de la temporada anterior. Recuperamos películas para darles una esporádica segunda oportunidad o visionado para nuestra gente. Es fácil que muchas películas pasen desapercibidas en la exhibición normal de cines, porque aunque son buenas, se ven atropelladas por las «made in USA» de manera flagrante. Otras sí que triunfaron, pero igual se le pasó a mucha gente ir a verlas. El cine es muy rápido, es algo así como «fast-cinema». Nuestro formato de exhibición nos permite digerir todo con calma y seleccionar los grandes títulos del año. Pretendemos que la selección sea un «canon» de cada uno de lo años, en VOSE y pantalla grande.
Este año Juan Madrid, uno de los nombres clásico del género negro en España y aún en plena forma, es uno de los protagonistas del festival. ¿Qué supone Madrid para el género negro? ¿Y para el propio festival?
Glosar la figura literaria de Juan Madrid es imposible. Baste decir que, junto a Manuel Vázquez Montalbán, es uno de los pioneros del género negro en nuestro país, amén de sus otras facetas literarias. Además con su aportación en los guiones que adaptan su serie de Brigada Central, por poner un ejemplo, lo que conecta a Juan con el campo de la televisión, e incluso el cine, ya que rodó Tanger, aunque con desigual fortuna. Tenerlo en Novembre Negre es algo muy importante para todos. Novembre Negre ha dejado de ser una Mostra literaria. Ya hay muchos encuentros literarios muy potentes como VLC Negra y nosotros nos hemos pasado directamente al cine. En este sentido, Novembre Negre es una Mostra única en España. El año pasado decidimos que el cine sería el leitmotiv fundamental de la Mostra. Pero no queremos abandonar al género «madre» de todo esto, así que lo que intentaremos, como este año con Juan Madrid, es traer a un gran nombre masculino o femenino para que nos acompañe en cada edición, pero sin obsesiones. Me refiero a que igual hay un año sin apartado puramente literario.
Una de las actividades más originales de Novembre Negre, al tiempo que supone una reivindicación a una de las figuras clave del género en nuestro país es la Cena Carvalho. ¿Cómo surgió esta idea?
Pensamos que la mejor manera de homenajear a Montalbán y su Pepe Carvalho era de manera gastronómica, una de sus grandes pasiones y que se encuentra en toda su literatura. Así que de la idea al hecho fue algo muy sencillo. Es una de las pocas actividades de Novembre Negre que perduran con los años.
Esta edición el recuerdo a Vázquez Montalbán se duplica con la presencia de Bartolomé Seguí, dibujante del cómic Tatuaje, adaptación de una novela suya. ¿Qué te ha parecido el cómic?
El cómic es una de las grandes novedades de esta VIII edición. Cuando pensamos en la idea tuvimos la suerte de enterarnos que Tomeu y Hernán Migoya estaban adaptando a Carvalho para Norma, además en formato serie. Así que para esta edición nos ha tocado la lotería, puesto que el cómic sale a la venta el 17 de noviembre y será uno de los bombazos editoriales del 2017, con vigencia para el año siguiente. Yo ya lo he leído gracias a la editorial y es una adaptación espléndida y muy rigurosa. Adaptar textos literarios al lenguaje de las viñetas y los bocadillos es tan complejo como hacerlo para el cine. La adaptación de Tatuaje tiene plenas garantías para triunfar en el medio y para trascender el mismo, puesto que es un trabajo que invita a leerlo a personas ajenas al cómic, como por ejemplo ha conseguido Paco Roca. Tomeu Seguí es Premio Nacional del Cómic y Migoya es uno de los escritores con más pegada de nuestro país. Nos interesa seguir con esta sección de cómic para futuras ediciones, pero sin forzarlo. Habrá que saber, y leer, lo que nuestra industria editorial vaya publicando en los próximos meses.
¿Eras muy seguidor de Montalbán?
Debo confesar que he leído la mitad de su producción bajo Carvalho, me faltan títulos. Lejos de ver esto como un «debe» me lo planteo como un viaje que haré dentro de poco, algo ilusionante a disfrutar cuando lo decida. De todas formas, Montalbán, como todos sabemos, es mucho más que Carvalho, y aquí también he podido leerlo en otros formatos y títulos. Por ejemplo, recomendaría de él la Autobiografía del General Franco. Me encantó verla traducida y editada en Alemania cuando estuve hace poco en Hamburgo. Es un libro hilarante como pocos. Demoledor.
¿Hay alguna disciplina artística /cultural que queráis incorporar y aún se os resiste?
Se nos resisten las series televisivas. Algunos distribuidores se piensan que somos Sitges o la SEMINCI y los precios para pases de mini-series o de capítulos son desorbitados. Todos los años hacemos una intentona y nos sale rana. Creo que debemos abrir lazos colaborativos con productoras, cadenas de televisión y demás trabajadores del ramo para solucionar esto. No queremos tirar la toalla, pero tampoco estamos en esto para esperar en una esquina a que llegue la amada que nunca nos quiso.
Llama especialmente la atención lo que cuidáis la programación musical de Novembre Negre, de tal manera que la etiqueta «actividades paralelas» acaba desapareciendo.
No nos gusta lo de «actividades paralelas», pero es normal que la etiqueta se siga usando. Cuando incorporamos la música a Novembre Negre, algunos nos preguntaron: ¿Será jazz o blues, no? Y les contestamos que no. Aunque sean las estilos que mejor encajen en una mostra de género negro, nosotros quisimos hacer todo lo contrario. Así que tenemos otras propuestas, como las de este año con Maronda y Soledad Vélez.
Si te tuvieras que quedar con un momento de todo el proceso de organización y celebración del festival, ¿cuál sería?
En el plano organizativo me quedo con la génesis de cada edición, el momento de sacar las ideas a debate. En el plano de celebración me quedo con dos cosas, la primera es poder compartir con los creadores momentos cara a cara con un plato de comida en la mesa. Charlar con los artistas, más allá de su plano profesional propiamente dicho. El otro es comprobar que un acto por el que has apostado y trabajado mucho se llena de personas para disfrutarlo. Soy muy exigente con esto, siempre tengo al público en mente. Ese es el motivo de que cerrásemos la puerta al Black Meeting literario. Sin público no vale la pena seguir con un formato. Nos dolió en el alma, aún nos duele, pero la realidad es que no hubo público, y Novembre Negre es una mostra municipal que se hace con dinero de todos los contribuyentes. Funcionamos con la prueba y error, como casi todo en esta vida. Otro momento que me suele hacer cosquillas imaginarias es tener en la mano el Programa de Mano del Festival, tener en la mano el trabajo de todo un año, preparado para salir a buscar su propio público. Casi todas las actividades de Novembre Negre funcionan bien, y la que no funciona siempre tiene una segunda oportunidad. Necesitamos saber si fuimos nosotros los que fallamos o definitivamente no interesó al público.
¿Y si habláramos de un momento concreto de todas las ediciones celebradas?
Elegir uno es imposible, pero debo decir uno que cada vez me gusta más y lo disfruto pese a que el cansancio es descomunal. El pase de los Cortometrajes para el Premio del Público. Me parece un momento de democracia cultural único. Un evento que hacemos una hora antes de nuestra gala de premios. Aunque el clásico del AC Nautilus clausura de manera cronológica cada edición de Novembre Negre, la clausura formal es la gala y ese pase de cortometrajes para que el público decida su ganador. Es el fin, y a la vez, supone el desafío de empezar de nuevo.