Daniel Treviño (Madrid, 1992) lo tiene. Llamadlo punch narrativo, universo particular, estilo o talento. En esta recopilación de relatos, Adiós, buen amigo (editado por Esto no es Berlín Ediciones) se respira. Sus tramas, sus personajes, la manera de jugar con ellos y con el lector, el atrevimiento de llevarlos donde no se espera, el acierto de conectar los cuentos entre sí. Tal vez se embarra con algunas subordinadas, pero los textos acaban superando cualquier handicap. El cosmos de lo que podría ser una típica familia madrileña queda al descubierto y desmenuzado como si de un cocido se tratara. Después de su lectura, el buen sabor aún revolotea. Ganas de leerle más.