Alberto Mondéjar «Nano Blues». Foto: Paco Luna.

Me llamo Alberto Mondéjar Sacristán, también conocido como Nano Blues, ahora verán porqué.

Nací en casa, en el número 35 de la calle Visitación de València, en los años cincuenta, todavía en blanco y negro, desde la cual llegar a los Viveros o a la zona donde después construirían la Estación de Autobuses, era una aventura que nos hacía atravesar junglas de cañas y zarzas, ríos con forma de acequias y campos de todo tipo de cultivos. Mi infancia fue muy feliz jugando en la calle y yendo cada dia al Cine Majestic, que fue mi Cinema Paradiso. Sí, íba cada dia porque el portero era amigo de mi familia y me dejaba entrar. Estudié guitarra clásica en el Conservatorio de València, Geografía e Historia en la Facultad del mismo nombre. Pertenezco, convencido y claramente, a la generación Woodstock. Me inicié en la música escénica con el grupo de Folk Raíces que se formó en los Salesianos de la calle Sagunto y, posteriormente, fui participando en diversos proyectos, hice la música para alguna obra teatral y cuando oí la llamada de la música blues no lo dudé ni un momento, me especialicé en ella y recorrí todo el país y media Europa participando en festivales, bolos, colaboraciones y sesiones semanales durante catorce años en dos de los clubes de conciertos más conocidos de València. Formaciones como Bar Blues Band, Nanos Blues Trío, Nano Blues Band, Woodstop y más. Actualmente sigo con mis proyectos musicales más localizado en la Comunidad Valenciana y estoy estudiando clarinete quizás por una llamada de mi subconsciente.


Un disco:
Qué difícil es elegir entre papá o mamá. Ante todo, soy beatlemaníaco y del todo Beatles elegiría el Revolver, The White Album y el Abbey Road, y este y aquel… Un disco imprescindible sería el Super Session (Mike Bloomfield, Al Kooper and Stephen Stills) al que le acompañarían Selling England By The Pound (Genesis), In The Court Of The Crimson King y muchos más. Como tengo que decidirme por uno, creo que The Dark Side Of The Moon (Pink Floyd) es un buen disco.

Una película: Taxi Driver y muchísimas más como Blade Runner, Casablanca, Bienvenido Mr. Marshall.

Un montaje escénico: Cats, Broadway, 2000. Había visto documentales o pequeñas representaciones locales en televisión y escuchado su banda sonora. Tuve la ocasión y fortuna al encontrar una entrada en Tkts en Times Square faltando poco para que dejara de estar en Broadway. Una vez más constaté la gran preparación de quienes forman parte del “entertainment” a todos los niveles en USA. Su rozar la perfección es lo que siempre he admirado.

Una exposición: Jheronimus van Aken (El Bosco) – Museo del Prado 2016. Desde muy joven me interesó su obra y me ilustré sobre ella. Cuando tuve la oportunidad de tenerla a escasos centímetros sentí como si me fundiera con el artista. Casi levito.


Un libro: Rayuela. Siempre me pregunto si Cortázar cuando lo escribió estaba tan lúcido como para exigir al lector que también lo estuviera, si no lo estaba y nosotros debemos estarlo o ambas o viceversa o vaya usted a saber.

Una serie: Alf. Cuando veía algo. Ahora no veo series

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Una serie de animación: Padre de Familia

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Una revista: Ruta 66

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Un icono sexual: Ya que mis iconos sexuales ya no lo son por evidentes causas naturales, aunque siguen en mi memoria, la actualizaré con Scarlett Johansson.

Una comida: Arroz al Horno. Especial mención a aquella cazuela que llevábamos al horno y el aroma que despedía cuando la recogíamos.

Un bar de Valencia: A 3 Bandas. La decoración, el ambiente y sobre todo, la música que suena mientras disfrutas de una buena charrada.

Una calle de Valencia: Visitación.

¿Con quién te tomarías un vermut? Con Martin Scorsese. Además de por el cine y New York, me interesa mucho su punto de vista y conocimiento sobre los músicos.