Inma Pérez es como una prestidigitadora cuando alguien le pide una revista, un libro o un fanzine. Si existe, ella lo tiene en su chistera. No hay publicación que se le resista. Desde Dadá ha conseguido normalizar, en Valencia, algo tan común en cualquier capital europea como es que la gente disfrute en la librería de un museo y encuentre lo que estaba buscando. Pero hoy dejamos la letra impresa e ilustrada a un lado, y nos damos una vuelta con ella por sus 5 sitios favoritos de la ciudad.
Trabajo en Librería Dadá desde 2007. Fue toda una casualidad, pues sólo buscaba un trabajo temporal que me permitiese continuar con mis estudios, pero poco a poco me fui involucrando en el proyecto hasta llegar a ser la única responsable del negocio en estos momentos. Aunque siempre me han gustado los libros, soñaba (y sueño) con vivir rodeada de ellos, nunca pensé que mi destino iría unido al de una librería. Surgió así.
Supone todo un reto enfrentarse a un negocio en el que empecé no teniendo ni idea de absolutamente nada de lo que allí había; aprendí a marchas forzadas, muchas horas, muchos sacrificios, muchas risas, y muchas lágrimas…sólo era una licenciada en Historia del Arte con pretensiones de especializarse en pintura valenciana del XVI trabajando en una librería especializada en diseño. A día de hoy, el largo camino emprendido sigue adelante, gracias a una cantidad innumerable de personas con las que me he ido cruzando y que son las responsables de que el proyecto continúe, que siga trabajando en esto y que me siga apasionando por ello.
Yo no nací en Valencia capital, soy de Xàtiva, así que para mí era todo un acontecimiento cuando de tanto en tanto llegábamos a la capital de excursión o para hacer compras. Recuerdo el contraste evidente que suponía la gente, la calle, los edificios, las tiendas…había algo, no sé qué, que me atrapó, y todavía lo sigue haciendo. Decidí que quería vivir aquí y no paré hasta conseguirlo.
Me gustan las ciudades, me gusta caminar, callejear. Me gustan las casas, los edificios, las fachadas, los detalles… Las calles elegidas tienen para mí la consideración de recuerdos, de primeras impresiones y sensaciones…no me aburro de pasar por allí. Y esos sitios forman parte ya de mi vida igual que yo de la suya.
Estos son mis 5 sitios favoritos de Valencia:
Librería Dadá.
Por razones obvias, uno de mis lugares favoritos. Paso gran parte de mi tiempo aquí, y se ha convertido no sólo en un trabajo, sino en mi pasión. El trabajo que allí hago me permite descubrir y aprender cosas nuevas cada día y conocer a un montón de gente interesante y fascinante, y eso es lo que más me gusta. Dadá me da vida.
Biblioteca del Museo San Pío V.
Pasé un largo año haciendo mi trabajo de investigación allí y es el sitio, con mucha diferencia, en el que mejor he podido estudiar o redactar mis textos. Tiene una peculiar disposición circular, las estanterías repletas de libros siguiendo esa arquitectura y la luz que entra… para mí tienen algo de mágico. Recomiendo una visita. Además, debido a mi especialización mientras preparaba la tesina, el propio museo es un sitio al que siempre me gusta ir, es un gran desconocido, y atesora un legado cultural valenciano de un valor incalculable.
Calle Caballeros.
Es una calle por la que siento verdadera fascinación y por la que paso siempre que puedo. Lo que más me gusta son las casas, auténticas joyas, y los misterios que ellas mismas entrañan, ya que salvo algún organismo público, creo que muchas son propiedades privadas. Es un sitio lleno de historia en la ciudad y esos edificios han sido testigo de todo eso y mucho más. Me encanta pasar e imaginarme cómo son por dentro y cómo sería vivir ahí.
Calle de la Barchilla.
Como soy de las que disfruta callejeando por las ciudades, éste es un punto clave y de tanto en tanto paso por ahí. Nuevamente me imagino qué se esconde en ese pasillo que une la catedral con el palacio arzobispal, creo que debe conectar ambos, y mi mente echa a volar. Esa imagen me evoca muchas cosas y arquitectónicamente el entorno es espectacular.
Bar Los Caracoles.
Sí, soy fan de los bares de toda la vida donde todavía se pueden comer bocatas de tortillas variadas y unas patatas bravas o unos calamares. El local no es muy cuco, pero a mí me da igual, esa esencia es la que no debería perderse y uno de los mejores bocadillos de tortilla de ajos tiernos de mi vida lo he comido allí. El negocio ahora lo regentan unos chinos pero han conservado el sitio y la carta, lo que confiere aún mayor peculiaridad al lugar.