El día que subimos al Miguelete
Siempre ha estado ahí y, seguramente por eso, nunca le hemos hecho el caso que merece. Puede que un recuerdo infantil, en el que se acentúan unos peligros que deben tener más de leyenda que de realidad, no ha ayudado mucho. Subimos al Miguelete sin miedo a las agujetas del día después.