Un vermut con Nuria Ferriol
Jardí Botànic, INS-pirats, Leonard Cohen, Cold War, Un dios salvaje, El Prado, Lemebel, Miriam Lozano, Enrique Zabala, las lentejas del Dukala y el Richard
Jardí Botànic, INS-pirats, Leonard Cohen, Cold War, Un dios salvaje, El Prado, Lemebel, Miriam Lozano, Enrique Zabala, las lentejas del Dukala y el Richard
Hugo Mas es arrollador en el buen sentido del término. Ya sea en solitario o en proyectos compartidos con Arthur Caravan o Cavallo, dota de tan fuerte personalidad (y no solo por su inabarcable voz) a las canciones que resulta muy difícil mantenerse alejado de ellas. Aquí van sus favoritos.
En una de las canciones de su último disco, «Aún no ha salido el sol», mencionan a The Smiths, Velvet Underground y Can. Curiosamente, ninguno de esos tres grupos aparece cuando les pedimos que elijan sus discos favoritos de todos los tiempos.
El aterrizaje del prestigioso festival In-Edit (trece años ya dedicados a los documentales musicales) vuelve a intentar que Valencia sea sub-sede del mismo. Todo dependerá de la respuesta del público. Para conseguirla se ha armado una programación tan ecléctica como interesante.
Guillermo Artés ya avisa de sus intenciones desde la portada, transmutado en una especie de Walter White. No ha cambiado de vida tan drásticamente como el protagonista de «Breaking Bad», pero su música sí. El pop o el folk de anteriores aventuras ha dado paso a un furioso rock and roll de enérgica base blues bautizado como Pentatronika. «Fuego» se llama el primer artefacto.
Si algo caracteriza la carrera de Òscar Briz es la palabra coherencia. Briz fue un pionero en utilizar el valenciano para componer canciones de marcada raíz anglosajona. Ahora acaba de editar “Youth”, un disco lleno de estupendas melodías adictivas, letras que cuentan cosas y una mirada a la juventud vivida que no añorada.
Con «A silent language», Megaphone Ou La Mort continúa y expande el camino abierto por su ópera prima «Camarade Coma» (2008). Canciones musculosas (por ejecución y actitud) que alternan el inglés y el francés y tan pronto destilan aromas psicodélicos como se decantan por propuestas más melódicas.
Tomarse un vermut con Armando Guerra debería estar subvencionado por alguna institución pública (no proponemos un ministerio para evitar el chiste fácil). Estupendo conversador (para el que la pedantería no tiene lugar) es además un magnífico «escuchador». En estos tiempos que corren eso le convierte en un «rara avis». Con una cámara en la mano es capaz de ver lo que el resto ni intuimos.