Aquellos sitios que nos enseñaron tanto
El San Luis, el Waksman, el Flamingo y el Cristy. Imagino que la calle donde uno vive acaba marcando esas militancias. Esos cuatro videoclubs fueron los que me inocularon el amor por el cine. Los que forjaron mi atolondrada formación, mezclando géneros, nacionalidades y películas sin ton ni son.