Soy Amparo Ferrando, aka La buscadora, porque no me canso de buscar, siempre hay algo que encontrar, y creo que ahí está la gracia de todo.
Periodista con idas y venidas, solo tengo una versión de curriculum, así que no oculto de ninguna de las variopintas idas. Mi retorno definitivo fue en 2011 gracias al diario L’Informatiu, donde saqué a pasear mi actitud de bon vivant con la columna La Buena Vida; había gente que se me enfadaba por hablar de lo cotidiano en Valencia con un poco de alegría. Desde que empecé la carrera en 1995 sé y he experimentado que el periodismo está en crisis, y más en España, y más en Valencia. Ahora mismo, ejerzo como blogger, escritora en la intimidad, social media y productora de contenidos para el niño y la niña.
Mi escaparate está en la web LB donde reúno lo que hago, textos, blogs, redes, etc. Un proyecto especialmente querido es el tumblr colaborativo Saturday in two lives con Nancy Wykstra, amiga que conocí dando clases en Nueva York. Cada sábado colgamos una foto y unas líneas de lo que es nuestro día, un diálogo para compartir superando cualquier distancia.
Soy fatal para los cuestionarios porque me gustan cosas muy dispares, detesto las etiquetas, me cuesta mucho elegir solo un poco entre toda la inmensidad de lo que existe y me interesa…Aún así me voy a esforzar en ser concisa. En TODAS las categorías es un GRAN esfuerzo seleccionar. ¡Glups!
Un disco: Dummy, de Portishead y Un soplo en el corazón, de Family, que me abrieron otro mundo al final de mi adolescencia.
Una película: El silencio de los corderos. Un thriller que es mil cosas más…y fuente inagotable de citas célebres como por ejemplo: “El doctor Chilton saborea sus mezquinos tormentos».
Un libro: Escrito en el cuerpo, de Jeanette Winterson.
Una serie de tv: Infinidad y más ahora mismo, pero acoto. Primero y aparte, Twin Peaks, que fue el inicio de la nueva televisión y de mi pasión por David Lynch, y luego estas tres, para mí las mejores en sentido global al retratar la vida sin más: Six Feet Under, Los Soprano y Friday Night Lights.
Una serie de dibujos de tv: Nunca me han ido los dibujos animados pero me siguen gustando los Teleñecos y recuerdo con alborozo la alegría contagiosa y saltarina de Fraggel Rock.
Una revista: ¿Una? Difícil elección para una adicta a todo género de revistas desde los 12 años y cliente habitual de la sección internacional en la librería Soriano (¡tengo testigos!). Si debo elegir, Fotogramas y Rockdelux me han acompañado siempre y me han enseñado mucho.
Un icono sexual: Ahora mismo, alguien que me recuerda a Michael Fassbender.
Una comida: Me gusta todo, especialmente el arroz en todas sus formas, pero mi hit indiscutible son los huevos fritos con patatas, hechos por mí.
Un bar de Valencia: En la columna de L’Informatiu me dedicaba a glosar las maravillas de esta ciudad, y… ¿me pedís que elija un solo bar y una sola calle? Ufff…¡sección entera para eso, reclamo! El desaparecido Tranquilo Niebla, una isla en el Cánovas de los 90; el antiguo Cyrano en Pintor Salvador Abril, donde empecé a disfrutar de la noche y los primeros copones; y ahora el Guernica por su gintonic de tres cortezas.
Una calle de Valencia: La calle de Los Cambios. Me gustan su nombre y su ubicación, y reparé en ella cuando en mi vida todo era precisamente ‘cambio’.
Una playa (guiño sugerido por Verlanga, conocedores de mi pasión por el verano): Aunque vivo frente al mar con una vista impresionante tengo el morro fino y me muevo unos kilómetros. Sin dudar, la de Aigüa Blanca en Oliva. Es extensa, de arena finísima, aguas cristalinas y dunas preciosas sin edificios a la vista. Un paraíso ahí al lado.