Foto: Maite Backman.

Foto: Maite Backman.

Me llamo Begoña. Nací hace 35 años en Tarragona en medio de un montón de hermanos. Al parecer mis padres decidieron repartirnos disciplinas artísticas. A mí me tocó la pintura y a pesar de que lo que más me gustaba era la danza, no se equivocaron con la elección. Así que desde pequeña mi vida ha estado orientada a la plástica.

Soy curiosa, rebelde y espontánea. Cualidades éstas que me hicieron una nómada de los pies a la cabeza. Sin embargo he batido mi récord de permanencia en Valencia. Llegué hace 6 años y parece que va para más. Estaré sentando cabeza o lo que es lo mismo, aunque cueste asimilarlo, haciéndome mayor…

¿Y por qué Valencia? Parte de culpa la tiene Manuel Vicent, me reconocí en sus lecturas con el sentir mediterráneo, la belleza de lo cotidiano y la profundidad de las superficies. Esta es mi forma de concebir la vida y el arte. Además esta ciudad es muy dinámica a nivel cultural y están surgiendo muchos festivales de arte. He participado en Intramurs y el último Russafart, barrio en el que comparto estudio con otra pintora, Blanca Amorós.

Aunque a veces no sepa qué lugar ocupa en este mundo tan estetizado y tecnificado el oficio del pintor y cómo funciona el sistema del arte, aquí me tienes, decidida, en ocasiones rabiosa, creando porque es mi pasión. Uno no puede renunciar a lo que constituye la esencia de su vida.

Un disco: «La llorona» de Lhasa de Sela, Flor de piel» de Martirio, «Buena Vista Social Club» de Compay Segundo, «In direzione ostinata e contraria» de Fabrizio de André, «Lágrimas negras» de Bebo y Cigala, «La revancha del tango» de Gotan Project… y unos cuantos más.

Una película: En los últimos dos años citaría: «El gran hotel Budapest» de Wes Anderson, un regalo para la vista; «La piedra de la paciencia» de Atiq Rahimi, muy dura pero muy pictórica, preciosa; e «Ida» de Pawel Pawlikowski, que me sorprendió gratamente.

Un libro: De lo leído recientemente destacaría: «La última noche» de James Salter, «El crítico como artista» de Oscar Wilde y «Partículas elementales» de Houellebecq. Ahora estoy con Thomas Bernhard, otro lúcido y corrosivo.

Una serie de tv: Para ser sincera, no veo la televisión. Desde hace años ha sido la radio la que me ha acompañado. Y, si me apuras, te diría que hoy por hoy, como me gusta estar y trabajar es en silencio. El tiempo de la tele o de la radio ahora se lo lleva internet y las redes sociales.

Una serie de dibujos de tv: Mis favoritos de la infancia: Los Pitufos. No me preguntes por qué.

Una revista: Makma, Jot Down, Yorokobu y, cómo no, Verlanga.

Un icono sexual:  Marlon Brando.

Una comida: El pà amb tomaca, los quesos, arroces, el marisco…

Un bar de Valencia: El Café Museu (Carmen), La Ola Fresca (Benimaclet) y Siete Nudos en mi barrio.

Una calle de Valencia:  Me gusta pasear por el barrio del Carmen y a ser posible, por calles que no circulen coches.