Me llamo Amàlia Modesta Garrigós Hernández. Llevo los nombres antiguos de mis dos abuelas, Amàlia Modesta: una alcoyana y la otra gallega. Mi primer apellido nos conduce hasta Xixona donde los Garrigós heladeros y turroneros tienen la sede mundial de la artesanía de estos manjares. Mi segundo apellido, Hernández, define a una familia dedicada a la industria téxtil en mi Alcoi natal. Una ciudad llena de puentes, barrancos e historia que nos ha legado un patrimonio de arquitectura fabril, arqueología de la industrialización y edificios modernistas de gran belleza. Mis primeros años de vida transcurrieron en un ambiente industrial, con el olor pegado a mi nariz, de las telas y los conos de hilo. Escarbando en mi memoria he descubierto que el gusto por los ritmos me viene del sonido primitivo que desprendían los conocidos telares alcoyanos. Había centenares de ellos que daban trabajo y riqueza. Todos los días, camino de mi casa hasta el colegio, escuchaba la vibración de los telares. Un sonsonete que ha marcado mi oído.
Grabada en mis retinas infantiles han quedado para siempre los paisajes. Estés donde estés, en Alcoi siempre ves la montaña. La tienes al lado, casi la puedes tocar. Lugares maravillosos y llenos de bonitos recuerdos como el Parc Natural de la Font Roja, la Serra de Mariola o el Barranc del Cint donde tantas veces he estado con mis padres.
De pequeña hice danza clásica, luego me apunté a otras disciplinas del baile. Me encantaba la interpretación y organizaba teatros y coreografías en el colegio. También me gustaba escribir. Ganaba todos los concursos de redacción de La Salle donde hice el bachillerato. Cuando me fui a Barcelona estudié y me licencié en Ciencias de la Información y al mismo tiempo me apunté a la Escuela de Teatro compaginando las dos cosas hasta que empecé a trabajar en TVE y me metí de lleno en la dinámica laboral. En 1989 se inauguraba la Radio Televisión Valenciana, el proyecto comunicativo más ambicioso que jamás habíamos tenido los valencianos. Fui una privilegiada al poder estar en la gestación y en el parto de la radio autonómica donde he desarrollado mi carrera profesional en numerosos proyectos. Todavía no doy crédito a la desaparición de RTVV que se ejecutó con la policía ocupando los dos edificios.
En diciembre de 2017 volví a estar presente en el estreno de la radio de À Punt con un proyecto y marca propia. El último trabajo que he realizado para la emisora autonómica ha sido Les cinc llunes. Un collage sonoro donde cada una de las lunas representa una expresión artística: cine, música, teatro, danza y circo. En estos bloques temáticos combinamos diversos géneros periodísticos con narrativas sonoras propias de la ficción y del podcast.
Sigo creando contenidos sonoros en podcast y dinamizo actividades y eventos culturales. Creo que la administración pública valenciana y À Punt deberían apostar por las nuevas tendencias en audio. Ya llegamos tarde si no espabilamos.
Una canción: Tenía solo diez años cuando me rompí el tobillo y convaleciente en casa me consolaba con mi radiocasete donde sonaba en bucle «Wish you were here» ¿Cómo podía conectar mi mente infantil con aquel rock sinfónico y progresivo con alto contenido filosófico? Nunca me canso de escuchar a Pink Floyd.
Una película: Muchas, pero como estamos en el año Berlanga, elijo La escopeta nacional, a la que le siguieron dos episodios más formando una trilogía que conforma un retrato ácido de la clase empresarial y política del tardofranquismo.
Un montaje escénico: Me deslumbró Tannhäuser en el Liceu de Barcelona en los años 80. Desde la impresionante obertura siguiendo los tres actos donde Richard Wagner narra la leyenda del caballero y poeta que descubre en un subterráneo el monte donde mora la diosa Venus, interpretada por Montserrat Caballé. Para mí hubo un antes y un después de aquella ópera.
Una exposición: En Amsterdam me impactaron muchísimo las piezas del Museo Van Gogh con sus autorretratos, Los girasoles, Los comedores de patatas o La habitación en Arles. El museo posee una colección relacionada con su martirizada vida que le llevó primero a cortarse una oreja y finalmente a suicidarse.
Un libro: Júlia, de Isabel-Clara Simó, está enmarcada en la época de la Revolución del Petróleo de Alcoi en 1873. El centro de la historia es Júlia quien debe enfrentarse a graves debates éticos para pasar de obrera a señora pagando un precio muy alto. Siempre he pensado que es un relato que triunfaría como serie de televisión. Recientemente la compañía La Dependent ha adaptado la novela al teatro.
Una serie: Soy poco de series, pero veo algunas como La línea invisible, dirigida por Mariano Barroso. Una miniserie de seis capítulos que se centra en el origen de ETA. Si me lo permitís en Verlanga yo incorporaría en vuestro vermut las series sonoras de ficción, o no, que encontramos en cualquier plataforma. El audio vive un momento de crecimiento muy interesante. Recientemente he descubierto Crímenes. El musical, seis episodios increíbles sobre algunos de los crímenes más famosos del siglo XIX con mucha música, coros, criminólogos y científicos forenses.
¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato? Paula Bonet. Siento una gran admiración por esta artista valenciana.
Una comida: Los canelones artesanales de mi madre. Insuperables.
Un bar de València: Me encanta la Tasca Sorolla en la calle Drets, en el corazón de El Carme. Sabores de siempre, buen trato y buenos vinos.
Una calle de València: La Conserva fue mi calle en la zona de la Avenida del Puerto. Mis primeros recuerdos en la ciudad residen en un piso antiguo con estufa de gas butano, sin teléfono y haciendo vida de barrio.
Un lugar de València que ya no exista: El Perdido Club de jazz, en la calle Sueca del Barrio de Russafa. Todavía lo añoro.
¿Con quién te tomarías un vermut? La mejor compañía siempre son los amigos con los que tengo una complicidad total, pero si tengo que pensar en alguien imposible, eligiría al líder de Arcade Fire. Estoy reescuchando la música de esta banda canadiense y creo que la de Win Butler es una mente privilegiada.