Eduardo Manzana. Foto: B.G.

Me llamo Eduardo Manzana y soy fotógrafo de prensa. Cuando descubrí mi vocación estudié en la Escuela de Artes de Valencia, hoy EASD, mientras trasteaba con cámaras viejas y cubetas de revelado. Desde entonces he publicado en sitios tan dispares como ABC, Associated Press o la revista de viajes Altaïr. Actualmente hago fotos para Valencia Plaza y para la agencia Europa Press.

Como buen freelance trabajo para (casi) todo aquel que me pague, pero mi amor incondicional (y mi cámara) se lo entrego a Flat Magazine, donde me ocupo de la parte gráfica y donde mejor me lo paso haciendo reportajes, precisamente, por su filosofía: es una publicación donde todo se cocina lento, bien aderezado y con temas fuera de la loca agenda diaria.

Cuando no hago fotos en la ciudad me encanta escaparme a Javalambre, donde tenemos una casa-refugio con chimenea en una aldea de siete habitantes. En medio de la montaña, sin gente. El paraíso.

 

Una canción:

«Gypsy Woman», de Ricky Nelson, que me enganchó desde la primera vez que la escuché en la versión de The Saints. La obsesión por esa canción me llevó a buscar todos los singles que la versionaban y me los compré (todos menos uno que era demasiado caro).

Una película:

Todos los hombres del presidente.

Un montaje escénico:

La última obra de Carmelo Gómez que pasó por el Teatro Olympia de Valencia, Las guerras de nuestros antepasados, con texto de Delibes y dirigida por Claudio Tolcachir. Toda la representación se desarrolla en el psiquiátrico de una cárcel y consigue que el espectador entre muy fuerte en los laberintos mentales del protagonista. Fue bastante bestia (bien).

Una exposición:

Sin dudarlo, la muestra permanente del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Pasé mi década de los veinte yendo y viniendo a la mítica Escuela de Bellas Artes de Cuenca, donde estudiaban algunos de mis amigos (también los futuros chanantes, con los que compartíamos baruchos) y mi contacto con los museos empezó allí. Me lo pasé muy muy bien y encima pude descubrir a Fernando Zóbel, desde entonces, mi favorito.

Un libro:

Trópico de Capricornio, de Henry Miller. Lo he leído muchas veces y ha viajado conmigo.

Una serie:

Doctor en Alaska. Estoy feliz con su reposición en Filmin. Veía la serie a horas intempestivas, que cambiaban sin avisar, en la tele de los años 90, y flipaba con Cicely y sus excéntricos habitantes. Me siguen atrapando. Otra serie que me encantaba en mi adolescencia The Young Ones, la veía en TV3 cuando se podía ver.

Un podcast:

Pop y muerte, de Kiko Amat y Borja Villegas. Es descacharrante.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

Como Fernando Zóbel está muerto, elegiría a alguno de mis amigos artistas, Alberto Acinas o Nacho Llopis.

Una comida:

Arroz a la cubana.

Un bar de Valencia:

Salamandra para tomar cervezas los jueves por la tarde (que puedo). Bodega Flor, frente al Mercado del Cabanyal, para almorzar. Anyora para picar cuatro cosas increíblemente sencillas y buenas. Canadá por nostalgia.

Una calle de València:

La plaza Xúquer. Me gustan esas trazas de Ensanche a medio hacer y la plaza, con tanta vida, llena de árboles viejos.

Un lugar de València que ya no exista:

El Bésame mucho, un sitio donde me ponían justo la música que quería escuchar y hacían unos conciertos magníficos.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Con Clara.