Me llamo Manu Alarcón. Mi primera aproximación a la fotografía fue, más o menos, cuando tenia nueve o diez años. En el desván de casa, descubrí una caja metálica de galletas que contenía una gran cantidad de fotografías en blanco y negro. Fotos de familia, de viajes, retratos, fiestas, bodas, vendimia. Por aquellos tiempos, a finales de los 70, las tardes de verano eran largas y las horas de siesta eran sustituidas por visionar unas cien veces aquellas fotografías. Algunas de ellas aún las guardo en mi memoria. Por entonces, recuerdo que mis padres nos llevaron a mi hermana y a mí, a la calle Colón de l’Alcúdia, donde se encontraba el estudio del fotógrafo, Ricardo Miralles, aquel hombre de mirada inquieta con cierto parecido a Dalí, nos hizo una foto de familia. Quedé maravillado con sus cámaras y artilugios que guardaba en su estantería.
Pasaron los años con la influencia del cine, Ciudadano Kane, de Orson Welles, Las películas de Eric Rhomer y el deseo de aprender en plan autodidacta. En l’Alcúdia mis amigos Boro Corberá y Enric Murillo mostraban sus trabajos en la Casa de la Cultura, a principios de los 90. Frecuentaba espacios como Visor y Railowsky. Después me matriculé en la Escuela de Arte y Diseño de València. Allí aprendí de los profes Paco Cuello, Javier Lasen, Enrique Algarra, Pilar Záforas y Raquel Damià. Recuerdo la ESAD con mucha nostalgia, de allí han salido grandes fotógrafas y fotógrafos que tienen su hueco en el panorama nacional e internacional.
Llegaron las primeras exposiciones en la casa de la cultura de l’Alcúdia, Emoticolors, vino el premio de la beca Efti por el trabajo Store, el premio Alcoi-imatge por Fibers, el viaje existencial. Numerosas exposiciones colectivas y individuales, así como otros certámenes, ferias y festivales.
Mi trabajo versa sobre las costumbres de la zona levantina. Me fascina fotografiar diferentes roles y comportamientos del género humano en espacios habilitados para el ocio. Mi útima exposición tuvo lugar en Railowsky Mediterranea (Noviembre 2021 – Enero 2022).
La fotografía me ha permitido conocer nuevos mundos y compartir experiencias con otros fotógrafos.
Aunque, según decía Robert Frank: «Ahora se puede fotografiar cualquier cosa».
Una canción:
«Perfect Day», de Lou Reed. Si tuviera que elegir un disco sería Ziggy Stardust, de Bowie. Y un concierto el de Leonard Cohen, en el Fib de 2008. Era domingo, había una luz mágica en el recinto al caer la tarde. Estaba con mi amigo Rafa. Al final del concierto la gente se abrazaba, fue mágico.
Una película:
Alguien voló sobre el nido de cuco, de Milos Forman.
Un montaje escénico:
Hace una semana estuve en la Muestra de Teatro de Alcoy. Y me encantó Hanle, de Roberto Hoyo. La cultura de internet, la urbana y la japonesa se combinan para dinamizar la historia con elementos como el trap y el aikido. No deben perdérsela, la gente joven viene pisando fuerte.
Una exposición:
Martin Parr. Parrathon, el año pasado en el CCCC Centre del Carme, comisariada por Nacha Soler y José Luis Pérez Pont.
Un libro:
El perfume, de Patrick Süskind.
Una serie:
Breaking Bad (Mr White, Jessie Pickman… y cómo me apasiona el personaje de Gustavo Fring y los Pollos Hermanos).
Un podcast:
Truco o trato, de Victor Lenore.
Y un programa de radio músical, El sotano, de Diego RJ en Radio 3.
¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?
Una comida:
Arrós al Forn amb el caldo del putxero. Mi madre lo preparaba con mucho esmero.
Un bar de València:
Para comer, La Pepica, de Pepín y Amador. De sala de conciertos, Loco Club.
Una calle de València:
Mas que una calle, el Barrio del Carmen.
Un lugar de València que ya no exista:
El Ombligo de Sharon, en la Malvarrosa. Recuerdo que las camareras se subían a la barra y hacian playback del “ Te estoy amando locamente” de Las Grecas. Era muy divertido.
¿Con quién te tomarías un vermut?
Todas la semanas nos tomamos el vermut en la Picaeta de Malú, con el Comité de Savis. Un grupo de sabios, compuesto por artistas, músicos, profesores, escritores, labradores y gente de la farándula…..del pueblo de l’Alcúdia.