Me llamo Paco Ballester. Soy guionista de televisión y radio y periodista. Escribo sobre diseño en revista Plaza y DissenyCV También organizo junto con mi inseparable compañero Tomás Gorria la edición valenciana de PechaKucha Night. Soy fallero y del Valencia CF (un doble combo excepcional para haters). No creo que seguir escribiendo sobre mi tenga demasiado interés.
Una canción:
He pasado buena parte de mi vida escuchando música. He tenido fases mod, soul, tontipop… Creo que es imposible escoger una sola canción. Algunos de los grupos que más he escuchado son Los Brujos, la ELO, La Habitación Roja, Pet Shop Boys, New Order, Arcade Fire, Ellos, El mató… Pero si tuviera que llevarme una canción y un picú a una isla desierta (en la que viven Elvis, Lennon o Jesús Gil), sería cualquiera de Un soplo en el corazón, de Family, un disco único e irrepetible.
Una película:
Me encanta el cine de terror y de ciencia ficción, así que veo hasta la serie Z de estos géneros. No puedo escoger entre Tiburón y la versión de Carpenter de La Cosa. Pero también vuelvo a ver cada cierto tiempo El protegido, de Shyamalan.
Un montaje escénico:
Las artes escénicas y yo nunca nos hemos llevado bien. Por culpa mía, claro. Siempre he sentido una especie de barrera que me impide disfrutar por completo, algo que no me sucede con los conciertos en directo o el cine. Recuerdo bastante bien una representación de Don Juan Tenorio que coincidió con el partido de vuelta Karlsruhe-Valencia, como bien sabes, de infausto recuerdo. Los actores tuvieron que detener en varias ocasiones la representación ante los alaridos de terror de aquellos adolescentes bastante más interesados en escuchar por los auriculares como iba cayendo la somanta de goles en contra que el texto de Zorrilla. A quién se le ocurre llevarnos al teatro en el mismo horario que el Valencia.
Una exposición:
No recuerdo una exposición en especial que me dejara catatónico debido a un síndrome de Stendhal. He disfrutado mucho con expos de arte contemporáneo, fotografía, ilustración o diseño gráfico. Por otro lado, me gustaría que las exposiciones trascendieran el ámbito museístico, que como ciudadano pudiera encontrarme con alguna de estas muestras mientras camino por la ciudad. Puede ser algo bastante complicado a la hora de organizarlo o mostrarlo, pero, por ejemplo, sería estupendo encontrar alguna exposición de diseño de producto en los mercados municipales, plazas, Estación del Norte, etc. Tal vez con el espacio efímero que se instalará en la Plaça de l’Ajuntament con motivo de la Capitalidad del Diseño se cumpla en cierto modo este deseo.
Un libro:
Leo mucho más cómic que libro. Sigo comprando cómics todos los meses. Puede que sea mi único vicio. He intentado desengancharme alguna vez, pero no hay dispensarios de páginas de tebeos. Si tuviera que escoger, me quedo con dos colaboraciones de Frank Miller y David Mazzuchelli: el Batman Año Uno y Born Again en Daredevil, dos clasicazos.
Una serie:
Cuando era pequeño, antes de ir a clase, recuerdo que veía los dibus de Sherlock Holmes con un vaso de leche caliente. Me encantaban esos minutos previos al descenso al infierno. He visto un montón de series y no puedo elegir una sola, aunque siempre que alguien me pregunta, recomiendo ver una que duró una temporada: Rubicon. Parida por los creadores de Homeland y en cierta manera, un precedente de esta última.
Un podcast:
No escucho podcasts. No sé si hago bien o mal.
¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?
Mi hijo me hizo uno con tres años. No me reconozco demasiado, pero es un principio.
Una comida:
Oreja a la plancha.
Un bar de València:
Uno que hagan oreja a la plancha.
Una calle de València:
En la que está el bar que hacen oreja a la plancha. En serio, me gusta mucho callejear, perder el tiempo por distintas zonas de València. Me fijo en detalles: canaletas, aldabas, balcones, placas… A veces me fijo demasiado, me tropiezo y me caigo. A veces lo hago en bicicleta.
Un lugar de València que ya no exista:
El Club Náutico de Goerlich y Fungairiño. Barrachina, Balanzá, Chacalay… Tiendas y locales comerciales como Agua de Limón y tantos otros… Se han perdido interiorismos que eran maravillosos. Eso también es memoria histórica de València. Y no parece que haya demasiado interés por parte de nadie para preservarla.
¿Con quién te tomarías un vermut?
Pues contigo, hombre. Acompañado de oreja a la plancha.