Raquel RIquelme

Mi nombre es Raquel Riquelme, manchega de nacimiento pero afincada en Valencia desde el año 2001. Vine a estudiar fotografía y tras muchos trabajos mal pagados decidí dejarla en un espacio meramente personal (en el que tengo varios proyectos inacabados que algún día espero publicar), para acabar siendo, de manera fortuita, la dueña de la Bodega Oliví. Un espacio pequeño, con mucho encanto, en Ciutat Vella (C/ de Calatrava, 4) que abrió en 2015. Una antigua mercería (Casa Montava) en la que ahora puedes tomar vino, vermut, cava… acompañado de un buen queso, conservas, salazones.

Una canción:

La que escuchas casi a diario Un bolero en Berlín de Los Chikos del Maiz. Para caminar sin rumbo Eggdog de Beak. Esa canción que te recuerda a alguien muy especial y que acudes a ella cuando lo echas de menos, Gardenia de Kyuss. Para llorar con ganas Hope there’s someone de Antony and the Johnsons. Cuando estoy cabreada con el mundo Against de Sepultura.

Una película:

Hedwig and the angry inch de John Cameron Mitchell. Reivindico los musicales hasta los de Barbra Streisand.

Un montaje escénico:

Comedias a honor y gloria de Greta Alfaro.

Una exposición:

Una historia no tan natural de Ernesto casero, que se expuso hace unos años en el CCCC (Centro del Carmen de Cultura Contemporánea).

Un libro:

Los Modlin de Paco Gómez García.

Una serie:

The Wire de David Simon pero la que más he visto es The office de la NBC

Un podcast:

Todo mal con Marcos Bañó y Monty Peiró.

¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?

La fotógrafa Diane Arbus.

Una comida:

Pasta all’amatriciana, bueno, dejémoslo en cualquier tipo de pasta. Me gusta comer de todo y mucho, no hay ningún plato en especial, en plan: el cocido de mi madre todos los sábados incluidos los de agosto, o el arroz de mi abuela. Me defino como un Golden Retriever, no tengo fondo.

Un bar de València:

Taberna la Samorra

Una calle de València:

La calle más larga de València, la calle San Vicente, la tengo fotografiada del número 1 al último, el 438 y es uno de los proyectos inacabados, en el que llevo recopilando fotos del paso del tiempo en una de las calles que más he recorrido desde niña cuando venía a ver a la familia.

Un lugar de València que ya no exista:

La cárcel Modelo, a la que pude entrar en 2002 y hacer fotos de todos los pabellones.

¿Con quién te tomarías un vermut?

Con dos de mis mejores amigas, que son con las que más me río en esta vida, Lidia e Iria.