Interior de Novedades Casino

Interior de Novedades Casino

Pablo Casino recoge historias pequeñas y cotidianas de su tienda con un boletín dibujado a mano, casi como un acto de resistencia

Todo pasa tan rápido en redes que apenas da tiempo a fijarse en nada. Pantallas, historias de segundos, fotos que desaparecen, mensajes que se pierden en el ruido. Frente a eso, contar las cosas en papel tiene algo de resistencia. El hecho ‘revolucionario’ detenerse en los detalles y observar lo cotidiano con una mirada totalmente cercana.

Cuenta Pablo Casino, el hombre tranquilo tras el mostrador de Novedades Casino (C/ Cadiz, 7. València), que  llevaba tiempo un poco cansado de esa dinámica acelerada de las pantallas. «Empecé a hacer dibujos sin pensar mucho, como una especie de terapia. Dibujaba cosas que me encontraba en la tienda, lo que repetía a quien entraba, lo que me preocupaba». Un día, alguien preguntó por esos dibujos y se encendió la chispa: ¿y si hacemos un boletín? ¿Y si contamos todo esto, pero en papel?

El 'pasquín' de Novedades Casino

El ‘pasquín’ de Novedades Casino

El resultado es Novedades Casino – El Boletín, una hoja dibujada y escrita a mano donde Pablo recoge escenas cotidianas, hallazgos y pequeñas obsesiones. Cuenta cosas como que el cartel de Patisseria, encontrado en Alcoi, fue el hit de las últimas semanas; que en el pingüino donde guarda las propinas lleva recogidos 19 euros, 94 céntimos y un franco suizo; que aún le hace ilusión cuando alguien manda una postal desde lejos, incluso si le pegan una dirección encima. También hay homenajes, como el que dedica a Ricardo Cases y su nuevo libro, y observaciones tipo ‘cosas que todo el mundo dice que le encantan pero que nadie ha comprado nunca’, sacadas de un manual de 1980 llamado Decorative Napkin Folding for Beginners.

Trasera del primer boletín de Novedades Casino enmarcada.

Trasera del primer boletín de Novedades Casino enmarcada.

El boletín —el primero que ha sacado Pablo— cuesta 3 euros y está a la venta en Novedades Casino. Se puede leer, se puede enmarcar, se puede guardar, y sobre todo, se puede volver a él cuando apetezca. ¡¡Hurra!!