
Siempre sentí que la música era más que notas en un pentagrama: para mí es una forma de pensar y de sentir el mundo. Me formé en el Conservatorio Profesional primero y después en el Conservatorio Superior de Música de València, estudiando Piano y Musicología. Al mismo tiempo decidí dar un paso hacia la gestión porque siempre quise entender no sólo cómo se crea la música, sino también cómo se vive. Esa doble mirada —interpretación y administración— me acompaña desde entonces.
Me doctoré en la Universidad Politécnica de Valencia con una tesis sobre la pedagogía de Leopold Mozart y la interpretación en el siglo XVIII, y ese trabajo académico se ha convertido en uno de los pilares de mi carrera. Creo firmemente en la investigación como motor de transformación: como musicóloga participo en proyectos de ámbito nacional, asisto a congresos, converso con otros investigadores, y siempre llevo conmigo la curiosidad por redescubrir repertorios, prácticas históricas y nuevas formas de enseñar y compartir la música.
He trabajado en diferentes ámbitos: medios de comunicación, gestión artística, coordinación con entidades como Ópera XXI… Todo ello me ha enseñado que la música no es solo un arte: es una comunidad, una conversación, un puente entre lo técnico, lo emocional y lo social.
En 2015 tuve la gran fortuna de volver al aula como catedrática de Musicología en el Conservatorio Superior de Música de València. Es siempre maravilloso poder guiar a jóvenes músicos, compartir con ellos la pasión por el pasado —y por lo que el pasado puede enseñarnos hoy—, y acompañarlos en su camino creativo.
En septiembre de 2021 accedí a la plaza de jefa del Servicio de Música y Artes Escénicas en el Ministerio de Educación, un papel que me permitió unir mi formación académica con el servicio público. Y, desde febrero de 2024, tengo el honor de ser Subdirectora de Música en el Palau de la Música de València e Intendente de la Orquesta de València. Día a día trato de entregar todo lo que he aprendido, poniendo mi experiencia y mi pasión al servicio de la música y reforzando el compromiso de la institución con la ciudad y su comunidad cultural.
Una canción:
Fix You, de Coldplay, pues expresa la capacidad de consolar y de transformar momentos difíciles en esperanza. No siempre es fácil lograr esta conexión con las personas y las emociones a través del arte.
Una película:
Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999), obra compleja y cargada de simbolismo, que explora la psicología humana y la música como vehículo de gran poder expresivo.
Un montaje escénico:
La producción de From the House of the Dead de Janáček en el Metropolitan Opera (Nueva York, 2010) me impactó por cómo, a través de la música y la puesta en escena, se convirtió en un reflejo contemporáneo de la sociedad, un compromiso cultural que invita a la reflexión sobre la condición humana y los desafíos de nuestro tiempo.
Una exposición:
El siglo del retrato en CaixaForum (Barcelona, 2021) me fascinó por cómo cada rostro capturado reflejaba no solo la apariencia, sino también la historia, la personalidad y la sociedad que lo rodeaba, haciendo que cada obra se sintiera viva y cercana.
Un libro:
La utilidad de lo inútil. Nuccio Ordine posee una gran capacidad de reivindicar la importancia de la lectura, el pensamiento crítico y la herencia clásica en la vida contemporánea, temas que deben estar siempre presentes en la reflexión cultural actual.
Una serie:
24, por su intensa narrativa y el ritmo continuo que refleja la importancia de la tensión en la dramaturgia audiovisual.
Un podcast:
El canal de la Fundación March, una fuente de reflexión cultural y humanística de amplios contenidos musicales y humanísticos, con especial interés en la historia y la literatura.
¿Quién te gustaría que te hiciera un retrato?
Jesús Arrúe, por su estilo y gran fuerza expresiva, así como por su capacidad de capturar la esencia y el carácter del retratado.
Una comida:
Fideuà en la playa de Pinedo. Más allá de la gastronomía, el paisaje y la conexión con el mar, tan cerca de la ciudad de Valencia.
Un bar de València:
Nuestro Jardines del Palau, la cafetería-restaurante del Palau de la Música al que puede accederse desde el propio jardín del Turia.
Una calle de València:
Plaza San Esteban, donde está el Conservatorio. Ubicada en pleno corazón del casco antiguo, la plaza acoge una de las sedes del Conservatorio Profesional de Música de Valencia, institución histórica de formación musical que ha influido en generaciones de músicos y donde comencé mis estudios de música.
Un lugar de València que ya no exista:
El antiguo Balneario de las Arenas, un espacio histórico que evocaba ocio, cultura y tradición, hoy solo presente en la memoria de la ciudad.
¿Con quién te tomarías un vermut?
Con todos mis compañeros en el Palau (desde la orquesta hasta el equipo técnico y administración). Eso sí, sin música: solo escuchándonos a nosotros, compartiendo conversación y cercanía más allá de lo profesional.











