El Picasso de la ilustración de moda: Antonio López

Esta doble página del Vogue USA ( 1984) con las creaciones de la diseñadora Norma Kamali fueron ilustradas por Antonio López que supo captar el ánimo iconoclasta de la americana que había sido pionera en el primer abrigo-saco-de-dormir. En la ilustración junto a su perrito Ernie y sus barrocas joyas de plástico, Antonio retrató el espíritu de toda una época, los ochenta. Pero ¿quién era Antonio?

Como muchos otros hijos de la emigración, de padres puertorriqueños, Antonio traía un bagaje cultural que influyó definitivamente su forma de pintar (aunque aterrizara a los 7 años en Nueva York), además de una estrecha relación con la moda (madre modista, padre escultor de maniquies al que ayudaba a colocar las pelucas y maquillar). Después de una exitosa incursión como bailarín en talent-shows para niños, los pinceles ganaron a las piruetas (afortunadamente para la moda) y Antonio se entregó a como le gustaba llamarlo “su primer amor”.

Los 70 y 80 tanto en París como en Nueva York, fueron propicios para su colorido y sus formas festivas de generosa pincelada, sus ilustraciones son la alegría de la moda, del vivir, del gozo de los sentidos en una sociedad que experimentaba cambios sociales, aperturas y también convulsiones. Ya sólo porque Antonio (a secas como solía firmar) fuera quien incitó a Bill Cunningham (otras de mis debilidades personales de la que hablaremos algún día) a que cogiera una cámara de fotos, nos cae fenomenal. Su talento atrajó como un imán a mujeres singulares y así se hizo amigo de las más bailongas de Studio 54 (Jerry Hall, Grace Jones, Tina Chow…), trabajó con el top de los diseñadores (Oscar de la Renta, Karl Lagerfeld, Yves Saint Laurent…) y revistas ( Vogue, Vanity Fair, Harper´s Bazaar, Elle…) El dichoso SIDA que tantos talentos robó se lo llevó con prisas (44 años), pero no a sus dibujos que lucen más vigentes que nunca. París o Nueva York eran una fiesta y él un dibujante disciplinado y riguroso.