Pornografica Nacho Casanovas

Desde la portada, Nacho Casanova ya deja bien claro cuales son sus intenciones con su último trabajo, Pornográfica (Diábolo Ediciones). Hay sexo, pero tratado de una manera sugerente y con el buen gusto como estilo. Eso no implica que el dibujante (nacido en Zaragoza, pero residente en Valencia) se limite o dosifique al abordar el tema. Todo lo contrario. Estamos ante una novela gráfica pornográfica y como tal hay situaciones de una altísima carga erótica. Incluso primeros planos de los genitales femeninos y masculinos. Pero el componente grosero no tiene cabida.

¿Hubo algo concreto (una imagen, una situación, una idea, una historia,…) que pudiera considerarse el nacimiento, el punto de partida de Pornográfica?
Es el único de mis álbumes en el que me he metido sin querer. Yo iba dibujando chicas desnudas (para desengrasar la mente) en la parte trasera de las páginas de El coche de Intisar, y comencé a anotar ideas de historias. De repente me di cuenta de que me apetecía hacer algo cuyo motivo principal fuera la sensualidad. Y me vi ensayando y buscando sensualidad en mi línea.

¿Dirías que estamos ante un cómic voyeur (que no para voyeurs)?
Quizá ambas cosas. Está claro que es un cómic sobre sensualidad y sexualidad. También está claro que mis tebeos se basan en la observación directa, sin apenas flitros y cotidiana. Supongo que si le aplicamos esta observación tan franca a la sexualidad, surge un cierto voyeurismo.

Pornografica cubierta.inddPornográfica es elegante, destila buen gusto, aunque curiosamente no escatimas situaciones sexuales. ¿Fue difícil conseguir ese equilibrio?
El tema del equilibrio entre lo elegante y su contrario es algo previsto desde el primer momento en el que supe que quería hacer este libro. Y es algo que he mantenido muy presente y que me ha preocupado constantemente. Pero, aunque ha sido trabajoso, no ha sido difícil. He tratado de no olvidar el tono, simplemente. También es verdad que lo que he hecho ha sido aplicar mi mirada, cuyas herramientas tengo bastante controladas, a un objetivo nuevo (la sexualidad), teniendo en cuenta qué buscaba (mi manera de ver la sexualidad). Lo que quiero decir es que tenía bastante control sobre las historias, y si algo no me convencía, se quedaba fuera. Quizá ha sido así como he dejado fuera el mal gusto.

No es nada soez ni vulgar, ¿tenias claro lo que no querías que fuera el cómic?
Continuando la respuesta anterior, buscaba que mi mirada, mis códigos, se reconocieran en estas historias. Y no buscaba diluirme entre el resto de trabajos que hablan de sexo. No porque no me gusten, sino porque lo más importante en mi trabajo es el sello. El mío. Que se note que es mío. Es lo único de lo que estoy seguro cuando comienzo un proyecto: defender mis códigos.

En muchos momentos, el dibujo sugiere, mientras el texto es bastante explicito. ¿Qué perseguías con ello?
Supongo que colocar al lector en una situación sexual. A mí me sucede: durante el sexo, hay veces que lo que tienes ante los ojos forma líneas abstractas; o no forma una imagen reconocible. Y atiendes a otros sentidos, en este caso, el oído. Y por ahí también entra el acto sexual. También he buscado esas imágenes, esos pliegues irreconocibles en mis viñetas. Y resultan sugerentes.

Foto: Guillem Medina.

Foto: Guillem Medina.

El prólogo es de Patricia Muñiz; en la contra hay un texto de Sara Martín; y en varias reseñas se apunta que es un cómic que gusta especialmente a las mujeres. Yo no llego a entender esa afirmación, porque creo que es un cómic que gusta a la gente que le gusta el sexo, sin distinción de género, ¿qué piensas tú?
Yo estoy de acuerdo contigo. Y no olvidemos que está hecho por un hombre, y además heterosexual. Es decir, que supongo que es más fácil para hombres heterosexuales identificarse con estas historias. Pero he tenido consultoras femeninas durante la realización del álbum (también heterosexuales) y les agradaban las ideas y situaciones. Y desde luego, mi experiencia directa en el Salón del cómic de este año me indica que dos de cada tres compradores han sido mujeres. Lo cierto es que no pensaba en nada de todo esto cuando escribía las historias. Es todo un análisis a posteriori.

Lo que sí que hay es una mayor recreación en el cuerpo femenino que en el masculino. ¿Intencionado, casual, lo exigían las historias?

Bueno, insisto en que creo que es algo tan sencillo como que lo he dibujado yo, que soy varón y me recreo en el cuerpo femenino más que en el masculino.

Pornográfica

Pornografica tripa


¿Descartaste muchas historias? ¿Por alguna razón concreta?
Siempre descarto unas cuantas. Por varios motivos: porque el libro tiene una extensión y no hay que pasarse; porque mantengo la idea en barbecho debido a la duda; porque no he encontrado aún el ángulo desde el que atacar la idea (y tengo unas cuantas que, cuando lo encuentre, las dibujaré); porque se me acababa el plazo si quería llegar a la fecha prevista… ese tipo de razones.

¿Qué fue lo más difícil de dibujar?
Yo sufro mucho dibujando. Me enamoro de las líneas, pero tengo con ellas una relación de sufrimiento. La historia “Ahí abajo” la dibujé un par de veces. No encontraba el tono, ni en la línea ni en la forma. En general, lo que más he disfrutado es cuando me olvidaba de todo y simplemente dejaba que el rotulador dibujara siguiendo el concepto de deseo en que en ese momento estaba pensando.

¿Tuviste en mente algún referente a la hora de abordar el proyecto?
¿Referente artístico? Ninguno en concreto conscientemente. Ya te digo, yo busco, sobre todo, mi propia voz. Es lo que me distingue y a lo que me agarro. Pero eso no quiere decir que haya vaciado mi mente de referencias o de mis obsesiones culturales. Aunque tampoco citaría ninguna porque ninguna predomina.

¿Cómo ha sido la reacción de la gente (crítica, amigos, editor, familia,…) ante un cómic sobre un tema tan explícito?
Aún no he recibido mucho feed-back. En general está gustando, y si alguien tiene algo que matizar, todavía se lo están pensando porque no me lo han hecho llegar. Mis amigos y mi familia hace tiempo que me dan por perdido, así que me dan palmaditas en la espalda, regalan mis libros para los cumpleaños, me sacan a pasear, y a veces me invitan a una cerveza y unos cacahuetes. Son unos santos. Aún puedo marearlos una buena temporada más.

Las historias de «Pornográfica» tienen cierto halo costumbrista. Salvando las distancias es como si fuera la versión X  de «Miércoles » de Juan Berrio. ¿Tenías claro que tenian que ser historias reconocibles para que el lector quedara atrapado?
¡Hostia, lo que me has dicho! Bueno, no era mi intención ser la versión porno de un tebeo costumbrista (que, por cierto, es una idea que llevo mil años pensando y no me decido). Mi intención era hacer un tebeo sobre sexualidad, y es lo que he hecho. Si el lector se queda atrapado es por varios motivos. Porque mi trabajo, en general, invita mucho a entrar en él: dejo hueco para el lector entre mis personajes. Y porque el lector también es voyeur, claro. Y porque el sexo le gusta a todo el mundo, y cada vez que se habla de sexo se nos asoma una sonrisilla. Vaya, es tentador por naturaleza. Atrapar al lector, ya ves, era lo más fácil. (Por cierto, un abracito a Juan desde aquí. No solo es uno de mis más admirados autores, si no que somos amiguetes.)

¿En qué estas trabajando ahora?
Ahora mismo estoy de post-parto, pero ya he empezado a dibujar historias que llevaba anotadas en mis libretas. Será un libro que contendrá historias de amor y desamor cutres. Lo cutre es el nexo común. Lo cutre, pero tierno a la vez. Se titula 08002, que es el código postal en el que vivía cuando escribí estas historias. No tengo plazos aún. Este año ya he sacado mi libro. Pero se suelen cruzar proyectos sin previo aviso, y entonces sí que la lío y ya no sé ni en qué estoy metido. Ya comienza a sucederme esto.