Foto: César Sabater.

Foto: César Sabater.

Con Ramírez se acumulan las etiquetas y los calificativos. Su riqueza sonora ha explosionado en un magnífico disco de debut (“Book of youth”), en el que el pop, el folk, la psicodelia y todo lo factible de ser facturado artesanalmente con gusto tiene cabida. ¿Syd Barret meets The Magnetic Fields?

¿Satisfecho con el resultado final de «Book of youth»?
Pues la verdad es que sí. Creo que es un álbum de canciones pop realmente digno. Es perfectamente imperfecto.

El disco retrasó bastante su salida e incluso Subterfuge estaba interesado en editarlo, ¿qué ocurrió?
He estado esperando desde 2013 para sacar este disco. Sería muy diplomático por mi parte decir que por x razón no llegué a un entendimiento con ese sello, pero la verdad es que no fue así de bonito. Cuando una persona te dice que te va a sacar un disco porque cree en el proyecto, tú esperas… y esperas… y esperas. Eso hice. Pero luego, sencillamente no pasó nada. El disco tenía que salir, ¿no? No sé, me podría haber muerto repentinamente y el disco no hubiese salido. No podía esperar toda la vida. Me pasé más de un año esperando por un sello y eso fue una señal de innata confianza ciega por mi parte. Evidentemente ya he aprendido la lección y no volveré a cometer el mismo error.

¿Por qué elegiste a Joaquín Pascual como productor? ¿Llevaste las canciones muy preparadas al estudio?
Mi amigo Tórtel me recomendó mucho a Joaquín. Ellos han trabajado juntos en unos cuantos discos.  Elegí a Joaquín Pascual porque es un músico y compositor honesto. Me gusta mucho todo lo que ha hecho. Nunca ha renunciado a ser él mismo y creo que ‘Book of youth’ tiene mucho de eso. No me lo pensé mucho la verdad. Así que le dije lo que quería, le pasé las demos, le gustaron y todo fue hacia adelante.  El proceso de grabación ha sido el más cómodo de todos en los que he participado. Fui a las sesiones con las ideas bastante claras, sí. Supe lo que quería desde el principio. Joaquín ha contribuido a que las canciones se aproximasen lo máximo posible a la idea que yo tenía en mente.

El listado de nombres que se están relacionando con tu disco es tremendamente extenso y, curiosamente, no suelen repetirse ninguno (Brian Wilson, The Magnetic Fields, The Zombies, Daniel Johnston, East River Pipe, Eels, Sparklehorse, Vic Chesnutt, Syd Barrett, Casiotone for the Painfully Alone, Badly Drawn Boy,…) ¿Crees que se debe a lo difícil que resulta delimitar tu música y a lo rica que es en referencias? ¿A quien /es echas de menos en esa lista?
Supongo que eso ocurre por el hecho de que los artistas que a mí me gustan suelen hacer un tipo de música que es rica en referencias. Quiero creer que es así. Muchos de esos artistas que has nombrado me gustan muchísimo, otros no los conozco pero los escucharé. Añadiría a esa lista a los Beatles, a Beck, a Jon Brion y a Marc Jonson.

¿Tuviste algún disco en mente (por canciones, producción, arreglos,…) a la hora de grabar «Book of youth»?
Absolutamente sí. Todos y cada uno de los discos de East River Pipe pero especialmente «The Gasoline Age». Es lo que he estado escuchando sin parar los últimos años. Es mi artista favorito. Una mañana, de camino a Albacete, en el coche de Joaquín, le puse ese disco y le dije: «esto es a lo que quiero que nos aproximemos». Lo entendió.

¿Tienes la sensación de que en este proyecto (por llevar tu apellido, por componer las canciones, …) aumenta tu responsabilidad?
Es difícil medir el grado de responsabilidad que tengo en Ramírez, básicamente porque hago las canciones para mí y mi mayor responsabilidad es que esas canciones me hagan feliz.  Es diferente a cuando me implico en otros proyectos que comparto con otra gente.

Es un álbum con claras referencias cinematográficas, ¿qué importancia tiene el cine a la hora de escribir canciones?
Mis hermanos me enseñaron que el buen cine es la escuela de la vida y el medio de expresión más importante que existe actualmente. Veo mis canciones como una extensión de mi mismo y al mismo tiempo, como mis canciones no dejan de ser ficción coloreada… una buena forma de expresar lo que me hacen sentir muchas de mis películas favoritas.

¿En qué medida se beneficia (musicalmente) Ramírez de tu presencia en Tórtel, Coleccionistas y Oh, Libia!?
Bueno, en cada uno de esos proyectos el beneficio es distinto, pero todos me ayudan a mejorar. En Tórtel he mejorado mucho tocando la guitarra y he aprendido mucho de la experiencia de Jorge. Lo de Coleccionistas es especial porque es algo nuevo para mí y me ha hecho ver que algunas veces la música es como partir desde cero otra vez. Remi ha hecho una producción realmente buena… y en Oh,Libia! he aprendido mucho de J.T y de Ken Stringfellow. De J.T, el hecho de hacer canciones con el sencillo fin de hacerlas para disfrutarlas y de Ken… bueno, no lo llegué a aprender todo. Es demasiado para aprender en unos pocos días.

De la canción «My Beloved Dysfunctional Girl» grabaste un videoclip con César Sabater, ¿contento con el resultado? ¿le diste alguna indicación o tuvo libertad absoluta?
Me gusta mucho el vídeo, sí. Lo único que le dije fue que todo lo que ocurriese en el vídeo, sucediese muy rápido y que no tuviese mucho sentido, sólo pulso. Lo entendió.

¿Cómo ves la escena musical en Valencia?
Bastante mal.